* En la zona carecen de atención médica, medicamentos y sufren la invasión de tierras y el desplazamiento por parte de colonos armados.
Orlando Valenzuela
Más de 17,500 familias miskitas damnificadas y la pérdida total de sus cultivos de arroz, dejaron los torrenciales aguaceros que azotaron la zona de Río Coco abajo en el municipio de Waspam, Región Autónoma del Caribe Norte, denunció Adrián Sierra Bucardo, representante indígena Yatama.
El líder indígena señaló que de las 25 mil familias que habitan esa zona afectada por las lluvias, un 70 por ciento perdió todos sus siembros de arroz, plátano, guineo y banano, que constituyen la dieta básica de estas etnias.
“Son 14 comunidades que quedaron inundadas. Esas personas perdieron todo lo que tenían: siembros, animales, todo, pero no solo perdieron sus cultivos, también sus viviendas fueron dañadas y ahorita está el problema que no tienen agua, aparte de la comida y además, están los zancudos y mosquitos. Esta gente fue muy afectada y ni el gobierno ni ninguna ONG se ha acercado”, señaló el concejal indígena.
Sierra Bucardo dijo que en el sector de río arriba hubo seis comunidades inundadas, donde los siembros quedaron bajo lodazales y lamentó que estas inundaciones se produzcan justo cuando es el tiempo de cosecha de arroz, pero también hubo pérdida de otros cultivos.
Lenín Osorno, propietario de la Ferretería Waspam, en esta ciudad del mismo nombre, dijo que desde hace cuatro días el río Coco bajó su nivel, pero la llena que hubo la semana pasada provocó el desborde del río Wawa y río Coco abajo, causando la pérdida de cosechas.
Irma Jeset, habitante de la zona, señaló que la pérdida de la cosecha de arroz viene a afectar a la población local que subsiste con este alimento y también a los comerciantes que acopian el grano en granza y después lo venden.
“El arroz es un comercio interno, en cambio, el frijol sale hacia Honduras y a Managua, pero ahora la pérdida fue solo de arroz”, indicó Jeset.
Sin atención médica
Por su parte, Susan Marley Cunningham, presidenta de la comisión técnica de la sociedad civil del municipio de Waspam y la zona de río Coco, denunció a través de un programa de noticias de Radio Corporación, que a pesar de la tragedia provocada por las lluvias, los centro de salud están cerrados y no hay medicamento ni enfermeras que atiendan a la población.
“Las comunidades adentro perecen por falta de medicamento; no hay prevención para el covid-19, no cuentan con mascarilla, sus pies todos los días están húmedos por la lluvia, el charco, mucha gente con fiebre, dolor de huesos, mucha tos, no hay personal médico, los puestos de salud están vacíos y las enfermeras llegan una vez al mes a las comunidades», detalló.
Cunningham agregó que el medicamento para el covid-19 brilla por su ausencia y que hay algunos puestos que solo tienen acetaminofén, pero contado.
La funcionaria advirtió que en las zonas inundadas existe la amenaza de epidemias por la proliferación de zancudos.
“Estas inundaciones afectan a los niños que van a la escuela con sus piecitos descalzos, con mucho frío y el agua totalmente contaminada. Nosotros llevamos nuestro calor humano, hemos visitado las comunidades adentro llevando un poco de medicamento, pero no da abasto para todas las familias», aseveró.
La presidenta de la comisión técnica de la sociedad civil expresó que el pueblo, con sus conocimientos en medicina natural, sobrevive en las zonas más remotas ante el covid y los piquetes de animales como serpientes venenosas y otras amenazas.
Muertos por covid
Cunningham también denunció que hay una gran cantidad de profesores de han fallecido por covid-19 en el municipio de Waspam, sin incluir los maestros que han muerto en el municipio de Puerto Cabezas.
Invasores saquean oro
Marley Cunningham también hizo un fuerte llamado de atención al gobierno ante los actos de corrupción que cometen los funcionarios apoyados por autoridades de la zona.
«Están entrando por Sasha y han vendido las tierras indígenas los políticos corruptos de la costa Caribe. La tierra indígena no se vende, porque es una herencia perpetua de nuestro señor Jesucristo, dado a través de nuestro padre Abraham. ¿Cómo es posible que han vendido todas las tierras indígenas miskitas? ¿Dónde van a sembrar?», se preguntó Cunningham.
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Añadió que hay demasiada invasión y que los colonos secuestran hasta a los niños de los miskitos, lo que consideró una injusticia.
Dijo que lo peor de esta situación es que los colonos armados se han tomado las zonas auríferas de donde los indígenas sobrevivían «güiriseando» el oro de manera artesanal, que luego vendían para comprar comida, medicamento y botas de hule para sus hijos.
“Ese oro que explotan lo llegan a traer en helicóptero. Cada 15 días se abastecen de alimentos y armas, todo contra el pueblo desarmado misquito, que con costo sabe hablar español”, expresó indignada la funcionaria.
Las comunidades indígenas señalan la falta de justicia como uno de los problemas que enfrentan cuando son víctimas de abusos.
Cunningham aseguró que el gobierno debe reflexionar porque envían a su gente a ayudar, pero no lo están haciendo, a pesar de los clamores de los afectados.