Los nicaragüenses en Costa Rica tienen una tasa de ocupación más alta que los costarricenses, pero enfrentan condiciones laborales más precarias y salarios más bajos, reveló el reciente estudio de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Costa Rica, reflejado en su informe Tendencias del Desplazamiento Forzado en Costa Rica: Logros del ACNUR en 2024.
En el cuarto trimestre de 2023, la tasa de ocupación de los nicaragüenses fue del 54.7%, mientras que la de los costarricenses fue del 49.1%. Sin embargo, el salario real por hora de un trabajador nicaragüense representa solo el 65% del que recibe un costarricense.
En el último trimestre de 2023, un trabajador nicaragüense ganaba en promedio 1,570 colones por hora (3.18 dólares), mientras que un costarricense percibía 2,413 colones (4.89 dólares), una diferencia de 843 colones (1.70 dólares). Esta brecha no se explica completamente por diferencias en edad, nivel educativo o sector laboral, lo que sugiere una discriminación estructural en el mercado laboral.
Los datos del informe del ACNUR confirman que los nicaragüenses en Costa Rica tienen mayores tasas de ocupación, pero sus condiciones laborales son más precarias y sus ingresos significativamente menores.
¿Por qué los nicaragüenses ganan menos en Costa Rica?
El acceso a la educación es otro de los factores clave que influyen en la desigualdad entre ambas poblaciones. La asistencia a la educación formal es significativamente menor entre los nicaragüenses en comparación con los costarricenses, especialmente en la franja de 12 a 18 años. La diferencia en esta categoría es de 20 puntos porcentuales, lo que limita las oportunidades de los nicaragüenses de acceder a empleos mejor remunerados y con mayor estabilidad.
Para quienes no asisten a la educación formal, las razones principales son la necesidad de trabajar (especialmente en el caso de los hombres nicaragüenses) y las responsabilidades de cuidado en el hogar, una problemática que afecta mayormente a las mujeres.
El doble desafío de los nicaragüenses
El informe también muestra que el acceso al aseguramiento social es más limitado para la población nicaragüense. Solo el 29.2% de los nicaragüenses en Costa Rica está asegurado como asalariado, en comparación con el 30.8% de los costarricenses. Además, un 25.4% de los nicaragüenses no cuenta con ningún tipo de seguro, mientras que en el caso de los costarricenses este porcentaje es menor (19.9%).
En términos de pobreza, los hogares nicaragüenses presentan tasas más altas que los de los costarricenses. La tasa de pobreza total entre los nicaragüenses en 2023 fue del 31.9%, frente al 21.1% de los costarricenses. La pobreza extrema también es más común en esta población, con una tasa del 11.1%, comparada con el 6.1% de los costarricenses.
Las transferencias públicas ayudan, pero no son suficientes
El informe señala que las transferencias públicas tienen un impacto positivo en la reducción de la pobreza, pero su alcance es más limitado en la población nicaragüense. Mientras que en los hogares costarricenses estas ayudas reducen la tasa de pobreza extrema en un 47.9%, en los hogares nicaragüenses la reducción es menor, con un 31.6%.
Estas desigualdades, sumadas a las barreras en educación y aseguramiento social, refuerzan un panorama de vulnerabilidad económica para esta población migrante. Para cerrar esta brecha, se requieren políticas públicas que promuevan la inclusión laboral, el acceso a la educación y la formalización del empleo para los nicaragüenses en Costa Rica.