Unas 100 familias de San Sebastián de Yalí, municipio de Jintega ubicado al norte de Nicaragua, encontraron en la producción y comercialización de maracuyá, un negocio rentable.
“Esta alternativa está mejorando la economía en el hogar, pero además, está generando empleos en la comunidad y de manera particular a la mujer”, dijo Roberto Lainez, productor y miembro de la cooperativa Francisco Cruz.
El cultivo inició hace tres años, pero fue en los últimos meses que encontraron un buen mercado para el maracuyá.
La empresa de alimentos y bebidas, Burke Agro de Nicaragua, S.A. les provee financiamiento en especie, es decir les facilita los viveros o plantas, fertilizantes e insecticidas.
El productor, por su parte, garantiza el terreno y las parras, las cuales las construyen con alambres de púa, que en muchos casos, representa un reto por la pobreza que enfrentan los campesinos.
Productores de la zona interesados sembrar maracuyá
Esta misma empresa, dice Lainez, les compra y traslada sus productos. “Ha sido un apoyo extraordinario”, agrega.
Actualmente, unos 100 productores se dedican directamente a este cultivo y otros campesinos empezaron a sembrar una pequeña parcela o un cuarto de la manzana de tierra, gracias a una oenegé que regaló 800 huertos para las familias de ese municipio.
El costo de producción por manzana de maracuyá es de cuatro mil dólares, inversión que pueden recuperar en los tres primeros meses de la cosecha, ya que el maracuyá empieza a producir seis meses posteriores a su plantación y tiene un promedio de vida de dos años en excelentes condiciones y hasta cuatro años, con menor capacidad de producción.
Otro productor confirmó que el auge de este producto es durante el invierno, que es cuando llegan a producir hasta 1,500 kilos por manzana.
Durante esa época, el kilo lo rematan a 12 córdobas, pero cuando la producción baja, pueden sacar 1000 kilos y el precio sube a 16 córdobas, que es el caso en este mes de enero.
La empresa Burke Agro de Nicaragua S.A, llega todos los martes al mercado municipal de San Sebastián de Yalí, para conocer qué cantidad de maracuyá tienen los productores y dependiendo de ello, el viernes de cada semana envían rastras para cargar el producto.
Mano de obra de mujeres
Lainez confirmó que en este proceso se genera empleo para muchos yaleños, porque para mantener las plantas en óptimas condiciones, deben estar tres trabajadores diariamente dándole mantenimiento a las parras de maracuyá.
Cuando se hacen los viveros, los llenados de bolsas y la recolección de la cosecha, la mano de obra es de mujeres.
Todos los viernes se observa a muchos campesinos en el mercado de San Sebastián de Yalí trasladando sacos llenos del maracuyá, donde los esperan las rastras que lo trasladan a Carazo para su debido procesamiento.
Un ingeniero agrónomo consultado para este reporte confirmó que este tipo de cultivo es rentable, porque la inversión es una sola vez en cuatro años a diferencias de los productos agrícolas que se deben realizar en cada cosecha.
Según el experto, un campesino recupera lo que invirtió en los primeros meses de producción y el resto de la cosecha es su ganancia, esta puede ser la razón por la que este producto está desplazando al maíz, frijoles y café.