Redacción / IP Nicaragua
Asesinatos, detenciones ilegales, persecuciones y exilio son parte del “cóctel” de violaciones de derechos humanos por los que han pasado desde hace tres años los nicaragüenses y que en el marco del Día de los Derechos Humanos recuerdan la difícil situación que enfrentan en el país centroamericano.
Cada 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos, pero en Nicaragua se siguen violentando los principios fundamentales que se enmarcan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un instrumento que se adoptó en 1948.
En abril del año 2018 el régimen de Daniel Ortega desató la represión contra la población civil que se manifestó en contra de unas reformas al Seguro Social.
La información proporcionada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) muestran que más de 108,000 personas han salido del país.
“De los 30 artículos que conlleva la Declaración Universal de Derechos Humanos al menos 23 han sido violados por el Estado de Nicaragua, el régimen de Ortega-Murillo aún tiene cuentas pendientes con la familias de los asesinados, con la libertad de presos políticos», afirmó el abogado y exiliado Yader Valdivia del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
Rivenses obligados a dejar su país
Los testimonios de algunos rivenses que son perseguidos políticos confirma el grado de violación a sus derechos humanos y refleja lo triste y difícil que ha sido vivir en el exilio, incluso siendo víctimas de discriminación, pasando hambre y desempleo.
“Luego de la operación limpieza ejecutado por paramilitares y la Policía que empezó desde el norte del país hasta llegar a la frontera sur del país, varios jóvenes de Rivas y mi persona, nos vimos obligados a huir hacia Costa Rica por zonas rurales, ya estando en ese país, lo más difícil fue empezar desde cero, con el corazón dividido entre Nicaragua y Costa Rica», dijo el exiliado que prefiere el anonimato por temor a algún daño de su familia en Nicaragua.
Llevando la carga pesada en la mente de un país destruido socialmente, el joven nicaragüense buscó trabajo y envió su currículum a diferentes empresas, pero falló en el intento.
«Salieron oportunidades de trabajo temporales donde sufrí explotación laboral donde muchas veces me humillaron, pero me permitieron poder cubrir mis necesidades básicas”, detalló el joven rivense.
Al pasar del tiempo llegó una oportunidad laboral estable que le ha permitido «vivir dignamente en este país, actualmente estudio inglés e italiano en un colegio bilingüe y me desempeño en el activismo político, las adversidades no han sido motivo de renunciar a mis sueños”, indicó.
Reconocido docente también fue desplazado
Josué Vásquez Rosales es un profesor de generaciones, muy reconocido entre el magisterio de Rivas, quien por expresar su opinión adversa a las políticas del gobierno, sufrió consecuencias en su entorno laboral y asedio policial que lo obligaron a abandonar su hogar.
“En Rivas las marchas eran reprimidas por paramilitares y por policías orteguistas, no hubo muertes en esa ciudad, pero sí varios heridos de bala, no nos sentíamos seguros en nuestro municipio porque nos amenazaban con armas, a cada momento llegaban paramilitares a intimidar a nuestras viviendas, exigimos un diálogo abierto y la libertad de presos políticos , el asedio aún continúa y no existe la libertad de expresión en Nicaragua”, comentó Vásquez Rosales.
Vásquez Rosales es un docente con 16 años de experiencia laboral y quien fungía como profesor en la escuela Rafaela Herrera número 1 del barrio Las Piedras de esta ciudad sureña.
Salió con su familia
El abogado Alexander Montiel fue detenido ilegalmente el 4 de octubre de 2018 y liberado el 5 de Abril 2019, y debido al acoso y hostigamiento se vio forzado a salir de Nicaragua.
“Mi familia en Nicaragua está tensa, bajo temor, bajo acoso de los operadores del gobierno sandinista, temen ser detenidos. Además recibí amenazas de muerte desde perfiles falsos en las redes sociales. Por temor a ser encarcelados nuevamente tomé la dura decisión de salir del país hace más de tres meses, los cuales han sido extremadamente difíciles para mí y mi esposa quien me acompaña en este exilio», mencionó Montiel.
Como muchos nicaragüenses Montiel nunca pensó dejar su patria, pero tenía el temor de volver a ser encarcelado.
«Nunca había tenido la intención de abandonar mi país, siempre quise trabajar en mi profesión, envejecer con mi esposa y vivir en un país tranquilo, un país libre, lamentablemente mis sueños y proyectos en Nicaragua se han visto truncados por la obsesión de una familia que se han adueñado de nuestro país, y han obligado a más de cien mil nicaragüenses a abandonar su tierra, no es fácil el exilio”, puntualizó Montiel.