Orlando Valenzuela
Desde que se desataron las protestas contra las reformas al sistema de seguridad social de Nicaragua, en abril de 2018, que el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo reprimieron brutalmente, el turismo en Nicaragua se vino abajo y desde entonces no ha podido levantar cabeza.
Prueba de ello son los cientos de negocios turísticos que se vieron obligados a despedir trabajadores como primera medida de subsistencia y luego tuvieron que cerrar operaciones ante la total ausencia de visitantes que ocuparan las habitaciones de sus hoteles, comensales que llenaran sus restaurantes y bares, así como guías que atendieran a entusiastas mochileros de todo el mundo, para recorrer calles y senderos de pueblitos, caseríos y fincas del país.
Situación es incierta
En la ciudad de San Carlos, asentada justo donde nace el Río San Juan con las aguas del Gran Lago de Nicaragua en su viaje de salida al mar Caribe, la situación del turismo todavía es incierta, aunque con algunas luces de esperanza, sobre todo para los principales receptores de visitantes como son los hoteleros.
En la Isla Mancarrón, la mayor del archipiélago de Solentiname, existen varios hostales y hoteles, donde al igual que todos los negocios de turismo en la zona, sufrió y aún resiente la falta de huéspedes, sin embargo, en el Hotel Mancarrón, a partir de septiembre del año en curso, varios grupos de turistas nacionales empezaron a llegar mediante reservaciones y siguiendo las medidas de bioseguridad ante la amenaza del coronavirus, disfrutaron de una amena estancia, imprimiéndole un poco de ánimo a los demás empresarios hoteleros.
Alejandra Guevara, representante de Solentiname Tour, empresa propietaria del referido hotel, dijo que hubo un tiempo que no había movimiento de gente, ni nadie solicitaba reservas, sobre todo en el momento en que había mayor contagio del virus, ya que nadie quería salir, sin embargo, la situación está cambiando y durante las fiestas patrias atendieron a varios grupos de turistas nacionales, los que llegaron hasta San Carlos y del hotel los llegaron a traer en un trasporte acuático hacia la isla.
Informó que el hotel tiene capacidad para atender un máximo de 15 personas. La tarifa se mantiene igual que en los días patrios, 99 dólares, por persona, para una estancia de tres días y dos noches, con todo incluido: Transporte acuático de San Carlos a la isla, alojamiento y comidas incluidas. Estancia de un día con una noche a 75 dólares por persona.
En la vecina Isla de San Fernando, el Hotel Cabañas Paraíso, Laureano Mairena, miembro del staff de ventas, dijo que este hotel siempre ha estado abierto al público, “lo que pasa es que no ha habido afluencia de turistas por el problema de la pandemia, pero cerrados como tal no, nunca hemos dejado de estar con la esperanza de que vengan turistas, pero la afluencia ha sido mínima, hubo unos días como las fiestas patrias que vino gente a hacer un tour del día, pero solo vino a almorzar al hotel, no a pernoctar”, indicó Mairena.
Esta zona era visitada por europeos
El trabajador del hotel contó que hubo varias actividades realizadas con Intur para promover el turismo local, pero a la vez reconoció uno de los principales problemas: “Mayormente esta zona es visitada por europeos y como los vuelos están suspendidos, la reactivación es baja, pero además, somos un destino turístico un poquito caro, comparado con otro sector, porque moverse de Managua a San Carlos por tierra y después en lancha lo encarece y la situación en general del país no está buena todavía, está en recuperación, pero ahí estamos, siempre pendiente de algún grupo que dicen ‘en tal fecha llegamos’ y pues, uno se prepara para esa fecha, pero esto está bajo todavía”.
“La frontera con Costa Rica está cerrada unilateralmente, que es uno de los segmentos que atendemos, está cerrada desde Mayo”, confió el promotor de ventas.
Mairena informó que el hotel tiene 14 habitaciones y que ante la difícil situación han tenido que bajar tarifas para el turismo nacional y así, una habitación doble con desayuno para ambos huéspedes cuesta 45 dólares, así como también organizan paquetes para grupos con un mínimo de 10 personas a 85 dólares, que incluye transporte desde Managua hasta San Carlos, luego trasporte acuático hacia el hotel en una de las islas de Solentiname, donde le esperan con el almuerzo, luego la cena y una cama para dormir y por la mañana un desayuno antes de salir de regreso a la capital. Como otro atractivo, junto al hotel hay una galería de pintura primitivista y artesanía de una cooperativa de artesanos y pintores de la isla.
En la ciudad de San Carlos, el Hotel Costa Sur también ha atendido en medio de la pandemia, solo que durante esta crisis de salud llegaban pocos huéspedes. Aquí la esperanza es que se normalicen las actividades que el coronavirus no permite, pues uno de sus principales efectos negativos es la ausencia de turistas ticos y extranjeros que entran por el Río Frío hacia el Rio San Juan y muchos de ellos pernoctan en la ciudad.
Doña Telma Chamorro, propietaria de este hotel de 35 habitaciones, cuenta que a pesar de las dificultades ella mantiene la atención al público, ofreciendo servicios de alojamiento a precios módicos, desde 350 dólares una habitación con cama matrimonial, baño privado, televisión y abanico.
Con aire acondicionado la habitación cuesta 35 dólares. “Ahora mantenemos unas 10 habitaciones ocupadas en promedio, es regular, pero esperamos que pronto ingresen los ticos”, pidió doña Telma.
En la misma ciudad de San Carlos, Ronaldo Montiel, propietario el Hotel Gran Lago, asegura que, con la llegada del coronavirus, pasó dificultades por la ausencia de turistas, lo que lo obligó a cerrar operaciones por varios meses. “El hotel ahora está operando, pero yo cerré mayo, junio, julio y parte de agosto, en septiembre ya volví a atender y estuvo bueno con las actividades del torneo de pesca que hubo en San Carlos, pasé cuatro días full, con turistas nacionales de León, Granada, Managua, Chontales, solo nacionales, porque esta vez no vinieron competidores extranjeros, sobre todo los ticos, que parece que están peor que nosotros con eso del virus”, sostiene Montiel.
El Hotel Gran Lago tiene ocho habitaciones y los costos de alojamiento van desde 850 córdobas por habitación con aire acondicionado, internet, televisión por cable, baño privado y una botella de agua y C$1,000 córdobas por una habitación doble con los mismos servicios.
Hoteles se han mantenido abiertos
Por su parte, Conny Matamoros, propietaria de Cabinas Leyco, asegura que aunque ha estado baja la afluencia de turistas, el hotel siempre lo ha mantenido abierto, sin embargo, advierte: “Estamos con la esperanza que en lo que falta del año se recuperen las ventas y llegue más visitantes a este lugar, porque esta pandemia es la que ha paralizado todo, la gente no quiere salir para ningún lado, prefieren quedarse en casa, la frontera tica cerrada, el aeropuerto, pero la esperanza es que esto se levante con la próxima actividad del Festival Acuático a mediados de noviembre”, opinó Matamoros.
La empresaria turística también informó que el negocio se reactivó un poco con la realización del certamen de pesca deportiva que Intur organizó en septiembre y el festival gastronómico que también atrajo turistas nacionales, luego de eso, bajó la llegada de visitantes. En este hotel una habitación sencilla con aire acondicionado cuesta 25 dólares más impuestos, para dos personas 35 dólares, con abanico y baño privado, para una persona, C$400, y para dos huéspedes C$600 con impuestos.
En El Castillo, ubicado al lado derecho del caudaloso Río San Juan de Nicaragua, el Hotel Victoria siempre ha estado abierto, pero solo atiende por reserva, según explica Magdalena Gómez trabajadora de este albergue.
Las palabras de Gómez reflejan un poco la situación que viven otros negocios similares en este pequeño poblado, que vive del turismo por estar junto a la histórica fortaleza colonial de El Castillo de la Inmaculada Concepción, famosa por ser el lugar donde en julio de 1762 la heroína Rafaela Herrera enfrentó y repelió con éxito a la flota inglesa que intentó invadir Nicaragua.
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“Nosotros vivimos en el hotel, pero atendemos solo cuando alguien hace una reserva, porque así compramos los productos según la cantidad de gente que viene; carne de pollo, res, verduras y todo lo de la comida. Hubo un tiempo que nadie llegaba y todos los negocios estaba prácticamente cerrados, aquí no hay negocio ahorita, hay muy poca visita, pero estamos preparados para atender, solo que nos avisen, la esperanza es que esto más adelante se componga, la gente viene por el día y se va, solo vienen a ver la fortaleza y se van, no se quedan a pernoctar”, se quejó Gómez.
Valenti recomienda no bajar la guardia
Mientras tanto, Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua (Canatur), opinó que en la medida se va viendo un poco mejor la situación del covid-19. La gente piensa en reiniciar operaciones “porque hemos venido hablando de que lo que se va a reactivar en esta última etapa del año es más que todo el turismo interno, tratar de reactivarlo y poder sostener el empleo que genera”.
La presidenta de Canatur sostuvo que la situación sigue siendo complicada, porque no se han abierto todavía las fronteras terrestres, tampoco los vuelos aéreos, con excepción de una línea aérea, no han recomenzado “entonces se está más que todo tratando de promover o impulsar el turismo nacional, el turismo interno, es una tarea difícil y dura por la situación económica del país, pero bueno, los empresarios tenemos que hacer el esfuerzo de tratar de reactivar la actividad turística”.
Valenti opina que el hecho de que se estén tratando de reactivar los negocios, las empresas, es porque se ha visto que la curva (epidemiológica) pareciera que está bajando, “aunque eso no significa que hay que bajar la guardia, a todos los empresarios se les ha dicho incluso que tienen que adoptar las medidas de bioseguridad, porque de lo contrario no van ser exitosos reabriendo, porque la gente no va a querer ir a establecimientos que no están guardando la medidas de seguridad, entonces siempre manteniendo esa precaución, pero pienso que sí, el hecho de que la curva aparentemente está descendiendo, permite que los negocios estén pensando en reabrir”, manifestó la empresaria turística.
Foto portada: Orlando Valenzuela.