* Grupos de connacionales que llegan a la frontera de Peñas Blancas procedentes de Panamá, continúan enfrentando trabas para ingresar al país.
Orlando Valenzuela
A pesar de haberse logrado un acuerdo entre Nicaragua, Costa Rica y Panamá para la repatriación de los nicas que han quedado sin empleo en el país canalero, el retorno de los connacionales se está haciendo a cuenta gotas, por las nuevas restricciones que ha impuesto el régimen de Daniel Ortega a los que quieren ingresar al país.
Un grupo de nicaragüenses fue impedido de ingresar a su tierra natal este 21 de julio, porque ahora se les obliga a presentar la prueba negativa de coronavirus, la que tienen que hacerse 72 horas antes de su retorno y aunque los repatriados mostraron las pruebas digitalizadas, les exigen que las entreguen “en físico”.
Mientras tanto, en Guatemala otro grupo de 46 nicaragüenses que tenían 11 días de estar durmiendo en una estación de gasolina y comiendo de la caridad pública y el apoyo de una iglesia evangélica, al fin logró la madrugada del 19 de julio retornar a Nicaragua, donde prefieren hacer frente a la pandemia del covid-19 junto a su familia y no abandonados en tierras extrañas.
Desde que la pandemia del coronavirus provocó el cierre de miles de puestos de trabajo en todo el mundo, muchos ciudadanos que se quedaron varados en diferentes destinos, iniciaron un proceso de repatriación a sus países de origen con la ayuda de sus gobiernos, pero el régimen de Daniel Ortega más bien les cerró la entrada a los nicas.
El 18 de abril, el primer grupo de nicaragüenses que intento repatriarse desde las islas Caimán, se llevó la sorpresa que el gobierno de Nicaragua le negó la entrada a las dos aeronaves que los traerían en vuelo directo a Managua, aduciendo el cierre de fronteras por la pandemia del coronavirus.
Esta medida resulto contraproducente porque se dio cuando el gobierno hacia inútiles esfuerzos para atraer turistas al país, a los que dejaba entrar aun sabiendo que muchos procedían de países donde la pandemia estaba haciendo grandes estragos.
Ese mismo día, otro grupo de nicaragüenses procedentes de El Salvador, a quienes se les negó el ingreso por el puesto fronterizo de El Guasaule, tuvieron que dormir a la intemperie, en el puente que une a Honduras con Nicaragua, a la espera de una orden de ingreso que no llegó, por lo que tuvieron que cruzar la raya fronteriza por puntos ciegos para reunirse con sus familias.
Atrapados en diferentes países
Desde el 19 de abril se comenzó a reportar que muchos nicaragüenses quedaron atrapados en Estados Unidos, España y otros países del viejo continente por casusa del coronavirus. Igual sucedió con otros que se encontraban trabajando en Costa Rica, Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Islas Caimán y en compañías de barcos cruceros.
El 18 de mayo, después que Costa Rica impidió el ingreso de furgoneros para frenar el contagio del virus mortal, el régimen de Ortega ripostó cerrando las fronteras con ese país, lo que provocó un congestionamiento vehicular de varios kilómetros a ambos lados de la frontera común.
Posteriormente, el 30 de junio, después de tres meses de permanecer varados unos en islas Caimán y otros en uno de los cruceros donde trabajaban, al menos 135 nicaragüenses lograron regresar a sus hogares en Bluefields y otros lugares del país, no sin antes haberle doblegado el brazo al gobierno Ortega-Murillo, que se había negado a recibirlos.
Las denuncias permanentes a través de las redes sociales y de organizaciones de derechos humanos obligaron al gobierno a reconsiderar esas medidas restrictivas, aseguraron varios de los migrantes.
Muchos de los nicas que retornaron de Gran Caimán trabajaban para Carnival Cruises, la empresa de cruceros más grande de Estados Unidos y una de las más importantes del mundo, que por el cierre de fronteras de muchos países por efectos del covid-19, quedaron atrapados en lugares como Curazao, Gran Caimán, Panamá, San Andrés, México, Belice, Reino Unido y hasta en algunas naciones de Asia.
En Panamá, la situación de los nicaragüenses que quedaron sin empleo por la crisis sanitaria del coronavirus, razón por la que iniciaron el retorno a su país de origen, casi se sale de control cuando más de 1,800 de ellos se aglomeraron en la terminal de Albrook, exigiendo al gobierno de Ortega que les dejara entrar al país sin los inconvenientes que a última hora puso el régimen.
Constantes trabas
Entre las trabas para impedir el retorno de sus conciudadanos, las autoridades de Managua primero dijeron que no ingresaría ningún nicaragüense mientras no reciban con al menos 72 horas de antelación, un listado de nombres y pasaportes para confirmar si se trataba de nicaragüenses.
Esto desató el rumor de que esta medida era para identificar a personas que habían participado en marchas de protesta contra el régimen Ortega-Murillo, pero los inmigrantes afirmaron que ellos tenían varios años de haber salido de Nicaragua por la necesidad de encontrar un trabajo que no hay en el país.
Luego el gobierno cambio sus propios acuerdos y determinó que los nicas varados en Panamá ingresarían en grupos de 100, ya no cada 72 horas, sino cada semana, lo que les ha causado muchos problemas, ya que desde hace varios meses están sin dinero para pagar ni siquiera su comida y viven de la caridad de organizaciones humanitarias, iglesias y población vecina.
Desde esa ciudad canalera, el periodista Ronny Bustos, director de Clic de Noticias, informó que en el albergue de Jacú, provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, todavía hay 350 nicaragüenses a la espera de que el gobierno de Nicaragua les apruebe quiénes pueden ingresar para salir rumbo a su país.
Agregó que en la frontera de Peñas Blancas hay un grupo de nicas intentando regresar a su patria, pero aún no les dan respuesta.
Dijo que en este grupo están mezclados nicaragüenses que trabajaban en Costa Rica y algunos que se salieron de los albergues de Panamá y que llegaron por su cuenta, pero este martes salió de territorio panameño un grupo de 91 nicas, los que supuestamente iban a entrar sin ningún problema porque este trámite se hizo a través de la Dirección de Migración de Panamá.
Hasta el momento no se tienen noticias de si los nicas lograron pasar la frontera de Peñas Blancas.
Ante la política de impedir el regreso de los ciudadanos a su país de origen, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en abril pasado hizo un llamado instando a los países de América Latina y del resto del mundo a que abrieran las fronteras a sus connacionales.
“En virtud del derecho internacional, toda persona tiene derecho a regresar a su país de origen, incluso durante una pandemia”, señaló Bachelet.