* El covid-19 provoca crisis depresivas y pánico en la población.
Léster Arcia y Manuel Bejarano
PRIMERA ENTREGA
El covid-19 deja secuelas físicas entre los que sobreviven a la enfermedad, también provoca enfermedades mentales; como depresión y pánico. Estos cuadros también están presentes en las personas que temen mucho contagiarse con el virus y aquellas que han visto morir a familiares.
De acuerdo con una encuesta publicada en mayo de 2020 por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) y realizada por la firma CID Gallup reveló que el 62.1% de las personas encuestadas recientemente ha tenido algún tipo de padecimiento socioemocional debido a la pandemia.
La encuesta muestra que el 19.6% de los nicaragüenses encuestados ha tenido trastornos en el sueño, descontrol de la presión arterial 8.3%, ansiedad el 7.4%, depresión 6.7%, crisis nerviosa 5.3%, ataques de pánico el 3.2%, entre otros padecimientos.
En el centro psicosocial, donde trabaja la psiquiatra Shanda Mora, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur de Nicaragua (RACCS), se realizan desde hace varias semanas sesiones psicoterapéuticas con personas que tuvieron el covid-19 o estuvieron vinculadas con otra persona que padeció la enfermedad.
“Se ha estado abordando ya a las personas propiamente afectadas. A aquellas que les dio covid y han quedado con secuelas ansiosas o depresivas, o secuelas medias raras, que todavía no están bien definidas, o aquellas personas que han perdido a sus seres queridos, que están en un duelo. Entonces estamos haciendo grupos psicoterapéuticos”, contó Mora.
“Ya llevamos cuatro sesiones. Una vez a la semana nos reunimos con esas personas. Ya sea que hayan perdido seres queridos, o que ellos mismos se hayan contagiado y les haya quedado alguna secuela emocional. Las sesiones son programadas, con un número de diez intervenciones. Es decir, diez sesiones grupales. Pero ellos a su vez tienen sesiones individuales con el psicólogo”, explicó la especialista.
La psiquiatra, con maestría en rehabilitación social, afirma que esa medida la están tomando porque no se sabe cuánto va a durar la pandemia, ni cuánto tiempo van a durar las secuelas psicológicas, si los pacientes van a quedar o no con secuelas permanentes. “No lo sabemos todavía, porque es un virus que no está bien estudiado. Lo estamos conociendo apenas”, aseveró.
Ansiedad y pánico por covid-19
Margarita Gaitán, de 26 años y madre de dos niños, vive en Managua; le diagnosticaron trastorno de ansiedad generalizado y rasgos hipocondríacos, a raíz de la pandemia del covid-19.
“A partir de la crisis del covid-19, yo comencé a experimentar problemas de ansiedad. Me entró mucho miedo, mucho pánico. Al principio no entendía qué estaba pasando con mi cuerpo, solo sé que me daba miedo que llegaran las noches, porque todo mundo hablaba del covid y estar viendo noticias de entierros. Saber que cerca de mi localidad se habían infectado varias personas, me comencé a llenar de pánico hasta el punto que yo no quería ni salir a la pulpería”, contó Gaitán.
La ansiedad intensa que sufría por las noches Margarita Gaitán, la obligó a buscar ayuda profesional. “No podía dormir. Sufría de insomnio. Eran las tres o cuatro de la madrugada y yo estaba despierta”, cuenta la joven.
El insomnio le provocaba otros problemas: durante el día no pasaba tranquila, le daba cansancio y vivía con mal humor.
“Pasé varias semanas en ese proceso, hasta que un día me dije que no podía seguir así, porque la ansiedad estaba empezando a afectar mi relación de pareja, con mi hijo y con mi familia. Cuando salía a trabajar andaba muy distraída e incluso de tanto saturarme de información, al no saber mucho yo misma las buscaba. Yo me estaba auto saboteando. A raíz de todas estas cosas me desequilibré emocional y mentalmente. Empecé a buscar ayuda en internet, a leer, buscar ayuda psicológica y ver video para mantener mi mente ocupada. Cuando me sentía en crisis hacía ejercicios de respiración, esos a veces me calmaban y otras veces no, hasta que terminé buscando ayuda profesional”, refirió.
Gaitán asistió a una clínica privada. El médico le dijo que tenía una sobrecarga de estrés y ansiedad y le mando antidepresivos. Le hacía controles de la presión para descartar problemas de hipertensión. Posteriormente, empezó sus terapias con la psicóloga, a quien le contó todo lo que había pasado a raíz de la crisis sanitaria del covid-19.
“La especialista empezó a ver qué niveles eran los de mi ansiedad y me hizo una serie de exámenes, de juegos mentales y me dijo que iban a tratar de hacerla en 12 sesiones, de las cuales llevo dos. Salí en el diagnóstico bastante alterada”, confesó la joven.
Por el momento, Gaitán debe continuar sus terapias de manera continua: “Hacer ejercicios, me he puesto a observar objetos, hago ejercicios de respiración, me manda libros para leer, hago actividades como colorear. Son una serie de cosas que me permiten estar en el presente y no estar pensando solo en el covid-19”, relató.
A más de 42 kilómetros de Managua, en Diriamba (Carazo), la periodista Letzira Sevilla, sobreviviente del covid-19, aún sufre varias manifestaciones psicológicas inusuales, que no le permiten retomar su vida normal, dos meses después de que recibió el alta médica.
“Una de las alteraciones que me ha causado más molestias es la falta de sueño. Yo dormía, cuando inicié la enfermedad, incluso en la etapa más crítica, siempre dormía, pero luego comencé a sufrir de insomnio y en el hospital vieron que pasé una noche completa despierta. Me dieron algunos tratamientos, pero igual, ya estando en casa, mi sueño era bien poco”, cuenta Sevilla, fundadora del sitio web DiarioLibre.digital y ex editora de El Nuevo Diario.
Sevilla presentó los síntomas relacionados con el covid-19 en la primera semana de mayo y posteriormente su salud se complicó. Entre el 29 de mayo y el 8 de junio, vivió “once días de agonía”, en los que pensó que no volvería a ver a sus familiares, entre ellos dos niños.
Cuando volvió a casa, pasaba las noches en vela, a pesar de estar tomando medicamentos relajantes. “Si dormía, lo máximo eran dos horas. Después me cambiaron algunos medicamentos, pero repercutía en otras enfermedades como la presión arterial”, dijo la periodista.
Emocionalmente ha quedado muy sensible: “Lloro por cualquier cosa. Yo nunca había sido así. Hasta ahora que se me vienen mucho las lágrimas y cosas así”.
Además, se siente distraída. “Entré a una farmacia y se me olvidó a qué iba. Compré unas pastillas, que no necesitaba porque me dio pena haberme quedado en blanco. Por eso yo no salgo casi. Me mantengo en mi casa, porque también está el miedo de recaer”, confiesa Sevilla.
Sevilla fundó, junto con otros periodistas, el medio DiarioLibre.digital, pero el covid-19 también se está interponiendo en su trabajo. “Yo siento que escribo más lento. En la primera semana (después de recibir el alta médica) me puse a leer, a mantener activo el cerebro, pero siento que soy más lenta. Antes hacía una nota rápido, pero a veces no. Me desconcentro y eso me preocupa un tanto”, expresó. La comunicadora ha sido atendida todavía por un especialista en salud mental.
Si bien existe un retraso en los sistemas estadísticos en general del país, todos los especialistas consultados por IP Nicaragua coinciden en que la pandemia provocará un incremento en las enfermedades mentales en Nicaragua.
La crisis sanitaria es mundial y por lo tanto se prevé un incremento de esas patologías en todos los países, sin embargo, los nicaragüenses están padeciendo lo que equivale a un cúmulo de crisis y un abandono de las autoridades del país.
Crisis política de abril 2018 y covid-19 afectan salud mental
Si bien existe un retraso en los sistemas estadísticos en general del país, los especialistas consultados por IP Nicaragua coinciden en que la pandemia provocará un incremento en las enfermedades mentales en Nicaragua.
La crisis sanitaria es mundial y por lo tanto se prevé un incremento de esas patologías en todos los países, sin embargo, los nicaragüenses están padeciendo lo que equivale a un cúmulo de crisis y un abandono de las autoridades del país.
La psicóloga Berna Vallecillo Gross aseveró que la crisis sociopolítica de Nicaragua, que comenzó en abril de 2018, y la pandemia del coronavirus, están influyendo y desmejorando “enormemente” la calidad de la salud emocional y mental.
“Yo, personalmente, trato de tomar distancia prudente también con las noticias, porque el bombardeo es enorme y se trabaja muchísimo desde la instauración del miedo. Entonces, prefiero mantener distancia y no me entero de detalles, pero en general se puede afirmar que esto no es que puede afectar, sino que ya está afectando a una cantidad enorme de gente”, aseveró Vallecillo Gross.
La psicóloga refirió que las personas a las que está atendiendo principalmente muestran un cansancio excesivo, preocupaciones, insomnios, pánico y mucha ansiedad.
“Y si te detenés a revisar todas esas cosas que menciono, todo está sumamente relacionado. El pánico es una cara de la ansiedad. El insomnio muchas veces viene a consecuencia de la ansiedad. Pero hay personas en las que se presentan el insomnio, nada más, y otras personas que han estado presentando crisis de pánicos, también están teniendo insomnio y un estrés enorme. Al final es resultado de esta situación de la pandemia”, señaló.
La psiquiatra infanto-juvenil del Centro Médico Curis y miembro de la Asociación Nicaragüense de Psiquiatría, Martha Muñoz, explica que a nivel mundial los países que ya llevan más meses con la pandemia, han hecho estudios sobre el impacto del covid-19 en la salud mental de las personas y han llegado a la conclusión de que la pandemia afecta desde dos vías.
“Uno, lo que tiene que ver con el confinamiento, con el aislamiento, por la pérdida de las rutinas; y dos, lo que tiene que ver con padecer la enfermedad o situaciones de duelo, por muerte de familiares, amigos o conocidos por la pandemia. Entonces se ha visto que hay un incremento en los trastornos de ansiedad, en los trastornos depresivo, en personas que están debutando con esos trastornos”, refirió.
De acuerdo con Muñoz, hay una afectación en la niñez por la situación del encierro, “por la pérdida de la rutina, por la pérdida de los vínculos, en aquellos niños que ya tenían algún trastorno de base, como los niños con hiperactividad, o los niños con trastornos del espectro autista”.
¿Te interesa saber más sobre cómo afecta la cuarentena a la niñez? Te sugerimos este enlace:
http://ipnicaragua.com/pandemia-del-covid-19-podria-generar-ansiedad-y-estres-en-la-ninez/
“Otra de las cosas que ha habido un repunte también, que tal vez es menos mencionado, son los intentos suicidas, por las mismas situaciones de bases que condicionan que una persona atente contra su vida, y muchos casos se ven agravados por la situación económica, por el mismo encierro, o por la poca red de apoyo. Estadísticas al respecto, no tenemos documentadas, pero en la práctica privada sí hemos visto incremento de personas tanto con síntomas depresivos, como de ansiedad”, mencionó la psiquiatra infanto-juvenil, Martha Muñoz.
Asimismo, refirió que el mismo covid-19, “al presentar síntomas respiratorios, la persona en algún momento siente que no puede respirar, y eso crea una base para que se presente posteriormente síntomas de ansiedad graves, como el trastorno de pánico, que se han incrementado”.
“¿Si muchos nicaragüenses podrían estar expuestos a problemas de salud mental? Yo lo que podría decir al respecto son dos cosas: que nuestra sociedad en general tiene una capacidad enorme de resiliencia, pero que también he visto a una sociedad que se traga las crisis, una tras otras, que guarda los dolores, porque hay una cultura del silencio enorme y de caminar y andar en la vida con esos dolores. Es de alguna manera lo que yo escucho y veo de mucha gente”, refirió la psicóloga Berna Vallecillo Gross.
Andrea Pomares, otra psicóloga nicaragüense, explica que las situaciones sociales influyen en el desarrollo psicológico de las personas.
“Cuando nosotros abordamos a un paciente lo hacemos desde un enfoque psicosocial porque las situaciones sociales influyen en el desarrollo psicológico de las personas. Por ejemplo, todas las situaciones que se han venido presentando, no desde el 2018, sino desde muchos años atrás, por ejemplo, la tasa de desempleo, el abuso de sustancias, que está muy relacionado con el detonante de trastornos agudos”, aseveró.
Pomares también cree que habrá un aumento de casos de enfermedades mentales en el futuro, “en toda la población”.
“No te estoy hablando de que de alguna manera habrá un aumento en pacientes que ya presentaban algún tipo de trastorno, sino también en pacientes que no presentaban ninguno y que esto vino a detonar, porque está sometido a un estrés y una ansiedad increíble. Eso te va a predisponer a desarrollar algún tipo trastorno relacionado con depresión, ansiedad, trastorno de conductas, del ánimo en general y con consumo de sustancias”, pronosticó la especialista.
Agregó que, en su opinión, uno de los sectores de la población que se verá más notablemente afectado será el de los que tienen que ver con el cuido de la salud: “Es decir, médicos, enfermeros, todo el personal de salud, porque son los que estuvieron mucho más expuestos que el resto de personas. Imaginate a cuántos vieron morir, casos muy emocionalmente chocantes. Todas las personas que perdieron a un familiar y que no pudieron vivir un proceso de duelo”.
Para Vallecillo Gross, la situación actual, provocada por la pandemia es más preocupante, en tanto es algo nuevo que las generaciones de esta época no habían vivido.
“Estas situaciones que te acabo de mencionar no son nuevas. Las personas las viven cuando atraviesan situaciones complejas en su vida, cuando hay cambios y estamos en ese proceso de readaptarnos. El tema es que esto se está volviendo prolongado, por la incertidumbre misma de la pandemia. O sea, la sociedad actual no había vivido una situación de estas. En otras épocas sí se había vivido, pero hace muchísimo tiempo”, comentó.
“En general, las personas que estamos viviendo esta época desconocemos qué se va a venir, cuándo se va a terminar esto y eso hace que esas problemáticas, estos síntomas, se prolonguen en el tiempo. Y existe el problema de que muchas de estas se conviertan en complicaciones crónicas que después no se puedan tratar de manera más fácil, en periodos más cortos”, explicó Vallecillo Gross.
Además, aseveró que las y los nicaragüenses están sufriendo la pandemia más que otras sociedades, por la falta de apoyo del Gobierno.
“Aquí en Nicaragua nos auto pusimos en cuarentena y estamos asumiendo con todo, incluso con todo lo que conlleva el desempleo y la crisis económica, que ya las vivíamos desde el 2018, pero que con esta situación se siente mucho más fuerte”, analizó.
La psiquiatra Shanda Mora también considera que las enfermedades mentales irán en aumento.
“Claro que sí. Sobre todo, a nivel de lo que nosotros llamamos los ‘duelos patológicos’, porque nosotros, sobre todo los latinoamericanos, nos gusta velar a nuestros seres queridos, nos gusta esperar a que vengan los otros familiares que están fuera del país, para que todos juntos les demos cristiana sepultura, pero cuando mueren por una enfermedad como esta (covid-19), tan contagiosa, los entierran el mismo día. No hay esa despedida que solemos hacer, no podés abrazar al cuerpo de ese ser fallecido, y ese puede ser un factor para que mucha gente desarrolle eso que nosotros llamamos ‘duelo patológico’”, indicó esta especialista.
Mora refirió que precisamente por eso están comenzando a trabajar con los grupos terapéuticos para las personas que han sido afectadas directa o indirectamente por el covid-19.
Gobierno debe actuar
Para el doctor Antonio Vázquez, presidente de la Unidad Médica Nicaragüense, el Gobierno, que presume tanto del sistema de salud que tiene el país, debería de tener un plan de atención de las personas afectadas en su salud mental debido a la pandemia.
El galeno, dirigente de la UMN, confirmó que el Gobierno no tiene disponible un lugar donde sean atendidos ese tipo de paciente.
“Un centro que sea especializado para la atención de esos pacientes postcovid, en su estado psicológico y su estado mental. Recordemos que no son sólo los pacientes que sufrieron la enfermedad, sino los que perdieron un ser querido. El problema es que la muerte de un ser querido, como es la tradición nicaragüense, requiere de un entierro. No es costumbre que la persona salga del hospital y vaya directo al cementerio. Eso crea un trauma, que afecta directa o indirectamente al núcleo de la familia. Entonces aquí vemos a un sinnúmero de la población que está sufriendo todavía el duelo psicológico, el no haber despedido a su familiar como se debía, lo que está ocasionando que más personas resulten con daños psicológicos”.
Agregó que las experiencias vividas en los otros países han comenzado a dar referencia sobre cómo enfrentar desde el punto de vista psicológico el daño que ha causado el covid-19 en las personas, pero es difícil imaginarse que el Gobierno de Ortega lo hará al ver el tratamiento que le ha dado a la propia pandemia.
Colaboración: Bryam Martínez y Orlando Valenzuela.