El dueño de la tienda de la cadena SYR, de origen asiático, donde ocurrió una agresión en contra de mujeres nicaragüenses, que fueron agredidas con un tubo, se encuentra en libertad y con una tobillera electrónica, según publicación del Diario Extra, de Costa Rica.
«Este hecho lo confirmaron fuentes confidenciales al diario, luego de una información que trascendió respecto a este caso», afirmó el medio citado.
En enero, el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José, ordenó mantener la medida cautelar de prisión preventiva, sin embargo, ahora tendrá que pasar tres meses más con la tobillera.
La tobillera electrónica asegurara a las autoridades el monitoreo permanente del acusado e impedirá que se fugue de Costa Rica.
El acusado enfrenta tres cargos en Costa Rica
El acusado, identificado con el apellido Lin, de 26 años, enfrenta cargos por tortura, lesiones leves y privación de libertad agravada, según la acusación presentada por la Fiscalía en noviembre de 2022, cuando se publicó en redes sociales la golpiza que sufrieron las dos trabajadoras de nacionalidad nicaragüense, una de ellas estaba embarazada.
El hecho ocurrió el 14 de agosto de 2022, pero se conoció tres meses después que circularon las imágenes en redes sociales en las que se puede ver a la aparente administradora del local golpear con un tubo a dos mujeres, luego de que, al parecer, hiciera falta dinero en la caja registradora de la tienda.
Las tiendas SYR en Costa Rica son 29 en total, sin embargo, las autoridades intervinieron los 16 locales ubicados en San José a raíz del video difundido en el que se observa la agresión hacia las dos nicaragüenses.
Afectadas con secuelas
A finales del año pasado, el viceministro de Trabajo de Costa Rica, Walter Villalobos, afirmó que las víctimas «viven la secuelas de la agresión».
En una rueda de presa, el viceministro de Trabajo de área laboral costarricense aseguró que conversó con ambas mujeres. Dijo que el diálogo se desarrolló entre lágrimas de las víctimas, agregando que cuatro meses después de lo sucedido una de ellas “ni siquiera se quiere ver al espejo”.
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Ambas estuvieron internadas en el Hospital San Juan de Dios, en San José, Costa Rica y como secuela de lo vivido “ninguna de las muchachas ha podido trabajar, no han querido salir a la calle por miedo, por vergüenza, por dolores y por temor a esas personas”, explicó un familiar.