* Recuerdan que los hijos se convierten en víctimas directas de la tragedia, pero también está el mensaje que reciben los alumnos del victimario.
EVA INESTROZA
¿Qué tipo de formación se puede esperar de un maestro que educa a las nuevas generaciones y que implementa violencia en su hogar? Es el cuestionamiento que se hizo Martha Flores, de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, cuando se enteró que el autor del femicidio ocurrido el pasado martes en Chinandega, era un educador.
La activista pro derechos de las mujeres considera preocupante el tipo de mensajes que están recibiendo los niños y jóvenes sobre la violencia de género.
«La violencia machista es otra pandemia, la violencia en contra de las mujeres son crímenes de odio. El femicida no mide el grado de afectaciones. Ayer (el martes) fue una pareja de maestros que educa a la nueva generación», se lamentó Flores.
El femicidio a que se refiere Flores ocurrió el martes en Santa Rita de Tonalá, municipio de Puerto Morazán. Es el segundo que ocurre en lo que va del año seguido de suicidio.
Antonia Noemí Velásquez, de 34 años, era maestra de primaria. Impartía clases en la escuela Alfonso Cortés y su esposo y victimario, Wilmer Mairena, de 35, enseñaba en la escuela primaria Oro Verde. Tenían 13 años de casados.
Los vecinos de la pareja, que habitaban en el reparto San Manuel, de Tonalá, fueron los que informaron a las autoridades policiales sobre el suceso, luego de encontrarse con la aterradora escena.
De acuerdo con los testimonios, la víctima (Velásquez), presentaba señales de ahorcamiento y Mairena, después de cometer el crimen, se colgó de un perlín en la sala de su casa. Los hechos ocurrieron mientras sus dos hijas, de 11 y 8 años respetivamente, estaban dormidas.
Flores indicó que con este caso suman 20 femicidios en lo que va del año, los que han dejado como resultado, 29 huérfanos.
«Los hijos se convierten en las víctimas directas de esta tragedia», precisó la activista.
10 MUERTES VIOLENTAS
Dentro del contexto de la pandemia en Nicaragua, entre marzo y abril, ya han ocurrido 10 muertes violentas de mujeres.
“El estar en la casa nos protege de una pandemia, pero de la violencia de género no», añadió Flores.
La dirigente de la organización defensora de las mujeres, hizo un llamado a las féminas que están en una situación de violencia, a que rompan el silencio.
“Las organizaciones de las mujeres estamos trabajando a través de las redes sociales para que llamen o escriban. Estamos en alerta para poderles ayudar», manifestó.
La primera víctima de violencia de género en Chinandega fue una universitaria de 17 años, a quien un taxista, después de robarle su celular y su dinero, la mató. El hecho ocurrió el pasado 25 de enero.
Mientras que el primer femicidio seguido de suicidio tuvo lugar en el municipio de Ciudad Sandino, el pasado 11 de abril. El victimario, que trabajaba como guarda de seguridad, luego de matar a su expareja, se pegó un tiro. Este hecho también ocurrió en la casa donde habitaban con sus hijos.