* “Todavía tengo abierto, por lo menos para no aburrirme. Estamos haciendo rumbos, reparaciones y algunos trabajos, no en cantidades, pero allí estamos defendiéndonos, para mantenernos», aseguró un artesano.
Orlando Valenzuela / IP Nicaragua
Si la crisis sociopolítica que empezó en abril de 2018 tenía en agonía a la pequeña y mediana empresa del cuero, la llegada del nuevo coronavirus le vino a dar el tiro de gracia. Artesanos de calzado y productos para actividades del campo, como albardas, monturas, botas y fustas, han cerrado sus talleres por la falta de compradores, los que prefieren invertir el poco dinero que consiguen en alimentos.
Pero el fantasma del desempleo no es un cuento de pancho madrigal, sino una realidad que afecta a todos por igual, desde la capital hasta el último pueblito de tierra adentro. Esto afecta a la mayoría de la población, que es la que compra este tipo de productos populares.
En Estelí y Condega, ciudades con fuerte actividad agropecuaria, los artesanos del cuero aseguran que desde hace más de tres años entraron en una profunda crisis por la poca demanda de sus productos, la que se agravó cuando la policía y grupos paramilitares llegaron a esta zona a desmantelar a balazos los tranques que la población había levantado durante las protestas contra el gobierno por las reformas a la seguridad social en abril de 2018.
«Aquí todo está quebrado. Todavía tengo abierto, por lo menos para no aburrirme. Estamos haciendo rumbos, reparaciones y algunos trabajos, no en cantidades, pero allí estamos defendiéndonos, para mantenernos», asegura Humberto Ruíz Aráuz, propietario de la talabartería La Fe, de Estelí.
En ese taller, desde hace muchos años se elaboran productos en cuero, como monturas finas y corrientes, fajas, albardas y aperos para bestias del campo, sin embargo, la crisis económica los obligó a despedir a 11 de los 13 trabajadores y ahora solo quedan don Humberto, el propietario, y su hermana al frente del negocio.
Ruíz Aráuz señaló que uno de los problemas que le agobia es la deuda con las dos financieras que le prestaron dinero para trabajar, porque a pesar de la difícil situación que está pasando el país, no dan tregua en los cobros a sus clientes.
«Estamos con ese problema de los bancos, estamos viendo como se hace, estoy con dos financieras. Esas no paran de cobrar, lo que dicen es que dan tres meses de gracia, pero al final se tiene que pagar todos los intereses en tres meses, esas financieras no le dan respiro a nadie», denunció Ruíz Aráuz.
En Manos Nicas, una red de tiendas de artesanías y souvenir exclusivos del norte de Nicaragua, Zobeyda Jarquín, responsable del taller de producción en Estelí, explicó que desde el 26 de marzo ellos decidieron cerrar las tiendas de Granada y Estelí. «En primer lugar para resguardar la vida de todos nuestros colaboradores, igual de nuestros artesanos, porque trabajamos en conjunto con ellos y lo que se hizo fue proporcionar materiales necesarios para que hagan sus labores desde casa sin exponerse».
Jarquín reveló que tienen convenio con artesanos de Mozonte, Jalapa, Cayantú, Totogalpa, pero por problemas de movilización de la materia prima y el peligro de contagio del coronavirus, por ahora solo están trabajando con diez artesanos de Estelí.
«A la mayoría de artesanos sí les gusta trabajar la artesanía. Es algo que se les ha inculcado de generación en generación, pero no son suficientes las ventas para mantener un ingreso fijo en sus hogares, lo que los conlleva a buscar otra forma de empleo, trabajo fuera de lo que es artesanía, porque realmente la situación que se está viviendo ahorita no da para comprar algo artesanal, sino que lo que se está priorizando es la alimentación», dijo Jarquín.
Contó que ellos tienen un contrato de exclusividad en los productos con los artesanos. «Trabajamos con diseños originales, ellos nos elaboran estos productos específicamente para nosotros, respetando nuestra marca, se los compramos directamente al artesano, por ejemplo, en línea de cuero tenemos bolsos para damas, carteras, camisetas, bolsos de tela, productos en barro, marmolina, entre otros”, indicó.
Jarquín se mostró preocupada por la difícil situación económica y sanitaria que vive Nicaragua, que también les afecta a ellos: «Las ventas se han caído, por eso solo atendemos por envío, esta situación nos ha afectado a todos, más en el área económica, pero también tenemos miedo de contagiar a nuestra familia o contagiarnos nosotros».
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Por su parte, el artesano Juan José Torrez, mejor conocido como «Juan Galaxia» explicó que la caída de las ventas los está afectando mucho. «Estamos pellizcando, haciéndole el ánimo, produciendo por encargo y haciendo reparaciones para no cerrar, estamos ganando aunque sea algo, los trabajadores que quedan están allí, pellizcando poquito a poco para que coman, es que no los puedo despachar porque tenemos que comer todos», confiesa José Torrez, quien hace un año se vio obligado a despedir a cinco de sus diez trabajadores.
Juan José explicó que se mantiene gracias a la calidad de sus productos. «Lo que pasa es que uno tiene sus clientes, el trabajo es fino, si trabajas bien, tenés siempre clientes. Se me ha bajado las ventas en un 80 por ciento, la materia prima está cara porque viene de otro país, pero gracias al Señor yo no trabajo con los bancos, trabajo solo con lo que tengo, con esfuerzo mío, gracias al Señor que me da fuerzas, porque si trabajamos con bancos es para trabajar solo para ellos. Antes sacaba un préstamo de 10,000 dólares y pagaba 18,00. Eran 8,000 de interés. Entonces lo que ganaba en el año, tal vez hacía algún negocito, era solo para pagarles a ellos. Esas financieras son chiva, mejor estoy allí, pellizcando con lo mío propio”.
Atrás quedaron los tiempos en que la Talabartería y Zapatería Galaxia se mantenía llena de trabajadores y clientes a la espera de sus trabajos, que con el tiempo fueron ganando calidad y fama a tal grado que desde hace 25 años era un infaltable expositor en las ferias de Expica, donde asegura le iba muy bien.
«Este año yo me estaba alistando para ir otra vez a la Feria Expica, pero ahora ya vino ese coronavirus y nos jodió todo, estamos pidiéndole al Señor, bueno, él es que sabe lo que va a hacer», dijo resignado Juan Galaxia.
Vende taller
El caso de Arnulfo Rivera es más crítico, ya que este artesano de Condega no pudo resistir los estragos de la crisis económica y tuvo que vender la mayor parte de su taller de calzado y ahora sobrevive haciendo solo reparaciones.
Hasta hace varios años, Rivera tenía una nutrida clientela que valoraba su trabajo por su calidad y costo accesible. «Esto se dañó, se puso bien feo, solo estoy sobreviviendo con reparaciones, la verdad es que en zapatería hay que estar poniéndose a la moda, actualizarse, para que esto le rente uno hay que actualizarse, porque el que no se actualiza se queda, como yo que no me pude actualizar por la cuestión de financiamiento”, confiesa resignado Rivera.
Arnulfo refiere que la crisis se acentuó a partir de los sucesos de abril del 2018, ya que aquí la gente del pueblo se reveló contra el gobierno y resistió las embestidas de las fuerzas policiales.
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«Aquí fue fuerte, eso fue una revolución que hubo del pueblo, que resiente la política del gobierno, bueno, como el comandante era tranquero, a uno le enseñó, ya uno está aprendido, como el no dejó gobernar del 90 al 2006, entonces uno aprende”, expresó Rivera.
La suerte de más de 400 artesanos del norte fue trucada por el propio gobierno sandinista, según denunció Rivera, quien señaló que, para sobrevivir, habían formado una cooperativa, a la que las autoridades atacaron hasta destruirla.
«Un día me mandaron a llamar a una reunión y la embajada donante nos puso en conocimiento, que nosotros no podíamos optar a un financiamiento grande porque les había dicho la vicepresidenta, que si no era primero que pasara por manos de ella ese dinero, no había pase para nadie y nosotros perdimos un buen financiamiento, que era la oportunidad de desarrollar un poco de gente”, reveló indignado el artesano.
«Nosotros teníamos 400 socios, habíamos elaborado bien el proyecto y cuando ya nos iban a desembolsar el dinero, la señora metió las manos y dijo que no, que no permitiría otro ente que regulara el dinero más que a través del Mefcca o no sé qué. Yo por eso les dije, que esto no es político, es para que la gente tenga la oportunidad de desarrollarse, íbamos a ir a otros países a hacer intercambio de experiencia y eso era muy bueno, nos pudimos haber desarrollado, pero metió la mano allí la señora ésta y no tuvimos opción, la quitó», finalizó molesto Rivera.