Cosep condena ataque contra la capilla de la Sangre de Cristo en la catedral de Managua

Redacción IP Nicaragua

El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) se pronunció este viernes condenando el ataque incendiario contra la capilla de la Sangre de Cristo en la catedral de Managua.

“El cobarde ataque que ha sufrido esta mañana la Catedral de Nicaragua, es un claro acto de persecución contra la Iglesia Católica. No solo atenta contra la fe de los ciudadanos, sino que también es un atropello a la libertad religiosa”, afirmó el Cosep en un comunicado.

El organismo empresarial agregó que este ataque se suma a los actos de vandalismo que en los últimos días han realizado contra templos católicos en otras ciudades del país y que representan una clara persecución contra la iglesia Católica, sus líderes y la feligresía.

Así quedó la imagen de la Sangre de Cristo. Foto: Redes Sociales.

El Cosep añade que esta acción es “un atentado contra la libertad religiosa que establece nuestra Constitución, generando una cultura de odio e intolerancia entre los nicaragüenses”.

“Extendemos nuestra solidaridad y respaldo a la Arquidiócesis de Managua, a la Conferencia Episcopal de Nicaragua y a todo el pueblo creyente de Nicaragua, por lo que nos sumamos al llamado de la iglesia  a mantenernos en oración”, puntualiza el comunicado del Cosep.

Imagen con valor histórico

La imagen de la Sangre de Cristo de la catedral de Managua representaba un valor histórico incalculable,  ya que en 2020 estaba cumpliendo 383 años de haber llegado al país.

La imagen provino de Guatemala y se le atribuye para los años de 1850, el milagro de detener una peste de cólera en el país.

Policías en la zona donde ocurrió el incendio. Foto: Lester Arcia / IP Nicaragua.

Antes del terremoto de Managua en 1972, que destruyó casi toda la capital, la Sangre de Cristo estaba en la Basílica de San Antonio y luego fue trasladada a la comarca de Monte Tabor y posteriormente a la parroquia de Pio X y cuando se construyó la catedral, el cardenal Miguel Obando y Bravo decidió trasladarla a este templo.

La imagen es considerada por la iglesia Católica y la feligresía nicaragüense, como “muy milagrosa”.

La imagen fue traída desde Guatemala en julio de 1638 y la visitó en su altar el papa Juan Pablo II durante su segunda visita a Nicaragua, en enero de 1996.

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