A 35 años de la promulgación de la Ley de Autonomía en Nicaragua, sólo se vislumbran los rayos de lo que pudo ser el génesis del desarrollo para el Caribe nicaragüense.
La lucha de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Caribe por tener derechos, decisión en sus tierras, recursos y población, fue el preámbulo de un acuerdo de paz entre la guerrilla costeña y el gobierno sandinista en el año 1984, con el fin de dar inicio a la participación de la población que durante años fue marginada y sus tierras explotadas.
Este acuerdo significó un gran paso, la creación de la primera Comisión Nacional de Autonomía (CNA), este escenario se dio en medio de escombros de una guerra, hambre, miseria y sed de autonomía.
Después de realizar consultas y muchos diálogos de lo que sería una ley que beneficiaría y reconocería los derechos ancestrales de la población multiétnica del caribe, en 1987 fue enviada y aprobada en la Asamblea Nacional, la Ley 28, Ley de Autonomía.
A 35 años de la promulgación de esta importante legislación, el modelo de independencia soñado quedó como un espejismo que no se refleja entre las decisiones políticas del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Octubre representa para los costeños la independencia y la fuerza por la lucha de un solo pueblo, que estuvo marcada por la bota esclavista de los ingleses y británicos.
La antigua Mosquitia, una tierra llena de recursos naturales era entonces la representación literal de una mina de oro.
La autonomía como campaña en el Caribe de Nicaragua
Para muchos costeños la intención de la Autonomía se ha perdido con el paso de los años por convertirse en una estrategia de campaña política y un doble diálogo que excluye a los indígenas y afrodescendientes.
Para el académico Mario Alvarado, los costeños han sido relevados en sus derechos, pasando a ser espectadores y no ejecutores en las decisiones de sus territorios, cediendo a partidos nacionales todo el poder para gestionar y administrar el mal llamado “desarrollo de la Costa Caribe”.
“Realmente podemos nosotros mirar que no existe, que todo está supeditado a intereses de partidos del pacífico, acá nada se planifica, nada se ejecuta, si no se tiene antes el visto bueno a nivel central, desgraciadamente la llamada autonomía responde a intereses políticos partidarios”, expuso el docente.
La pérdida del objetivo de la Autonomía no solamente es notada desde el desarrollo social y económico, sino también desde el punto de vista académico, lamenta Alvarado, quien fue despedido arbitrariamente de una escuela pública en Bluefields por cuestionar fuertemente al sistema educativo costeño.
“Era la mayor oportunidad en el campo educativo para que nosotros mismos dispongamos del modelo más apropiado a las características y cultura de nuestra sociedad costeña, que nosotros mismos seamos los gestores y ejecutores de un sistema educacional que sea artífice del desarrollo regional y nacional, que termine con la imposición gestionada y administrada desde Managua”, explica.
Población vive en condiciones precarias
Rendell Hebbert miembro de la Alianza de Pueblos Indígenas (APIAN), afirma que desde hace más de diez años la autonomía ha estado secuestrada y provocado que los pueblos indígenas y afrodescendientes sobrevivan a las precarias condiciones económicas y de desarrollo.
Eso incluyendo las muertes de más de 60 indígenas mayagnas en el Caribe Norte de Nicaragua y la brutal invasión de colonos.
“Los pueblos estamos peor que antes, la autonomía en estos 30 años sólo ha quedado en los discursos de los políticos nacionales, enriqueciendo a unos cuantos, desde su inicio la autonomía ha estado secuestrada”, sostiene.
Más allá de una Ley la Autonomía es una forma de vida, es el rescate de la historia del caribe y el resultado de una lucha ancestral.
Según el docente Mario Alvarado el gran reto de las nuevas generaciones es apropiarse de la autonomía y defenderla como única salida para defender los derechos de costeños, para que esta ley responda a los intereses de las comunidades multiétnicas del caribe.
“Hacerla nuestra” es el llamado del docente y qué mejor que desde la niñez, promoviendo una educación basada en la historia y el modelo de independencia decisiva y concebida por los pueblos ancestrales.