La democracia en todo el mundo se vio desmejorada en 2021, pero América Latina fue la región que tuvo el mayor impacto, de acuerdo a un nuevo reporte de ‘The Economist’. Esto se debió principalmente a un “debilitamiento” de la cultura política en la región y a la situación sanitaria mundial.
Nicaragua, Venezuela y Cuba quedaron en peor posición, de acuerdo al reporte, que los coloca en el grupo de los gobiernos «autoritarios». Otras naciones de la región caen esta vez en el resto de las categorías como democracia «plena», «defectuosa» y «regímenes híbridos».
“Los resultados reflejan el continuo impacto negativo de la pandemia de COVID-19 en la democracia y la libertad en todo el mundo por segundo año consecutivo”, señala la Unidad de Inteligencia de ‘The Economist’ – EIU por sus siglas en inglés – en su última edición del índice de democracia, publicado recientemente.
El estudio de la división de investigación y análisis de ‘The Economist Group’ evalúa el estado de la democracia en 167 países, analizando cinco categorías: procesos electorales y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles.
Este 2021, el puntaje global bajó 0.09 puntos, pasando de 5.37 a 5.28 (sobre 10). Aunque no pareciera mucho, se trata de la mayor caída registrada desde 2010, después de la crisis financiera mundial.
“Menos de la mitad (45,7%) de la población mundial ahora vive en una democracia de algún tipo (…) (y) aún menos (6,4%) residen en una ‘democracia plena’”, destacan.
América Latina tuvo un mal año, sufriendo fue la mayor caída registrada por cualquier región desde que se lazó el índice en 2006: 0.54 puntos. Su puntuación ha caído ya por seis años consecutivos.
Un 80% de la población de la región vive bajo regímenes democráticos, ‘híbridos’ o ‘imperfectos’, como son catalogados en el índice, pero solo el 1,3% de la población vive en ‘democracias plenas’.
La razón de la caída de América Latina en 2021 es principalmente por un “declive en su puntaje de cultura política”, explica a Voz de América Nicolás Saldías, analista de América Latina y el Caribe para EIU y quien contribuyó para el índice.
“Una creciente insatisfacción pública con el manejo de la pandemia, principalmente (…) y esto amplifica la tendencia previa a la pandemia de creciente escepticismo sobre la capacidad de los gobiernos para abordar los problemas económicos y de desarrollo en la región”, explica el analista.
Añade que ese débil compromiso con la cultura política democrática en la región “ha dado lugar al crecimiento de populistas antiliberales, por ejemplo como Jair Bolsonaro en Brasil, Andrés Manuel López Obrador en México, Nayib Bukele en El Salvador”.
Además de este debilitamiento, también destaca las “polarizadas” elecciones que vio la región el año pasado en algunos países como Perú o Chile.
Consideradas como una “democracias plenas” por el índice en Latinoamérica están solo Uruguay y Costa Rica. Chile, precisamente, pasó de ser una “democracia plena” a ser una “democracia defectuosa” este año.
El populismo autoritario de derecha o de izquierda han hecho mucho daño en América Latina»
Félix Gerardo Arellano, internacionalista y profesor universitario.
Del otro lado está la categoría de gobiernos “autoritarios”, en las que están Nicaragua, Cuba, Venezuela y este año entra Haití. Ecuador, México y Paraguay también pasaron de ser “democracias defectuosas” a “regímenes híbridos”.
Dentro de los autoritarios, Cuba perdió dos lugares en el ranking global y ahora ocupa el puesto 142. Venezuela perdió 8 posiciones y llegó al puesto 151. Pero fue Nicaragua fue quien vio una mayor caída perdiendo 20 puesto y llegando al lugar 140.
A pesar del 2021 haber sido un año electoral, en el caso de Nicaragua con una elección presidencial y Venezuela con una regional, ambos obtuvieron 0 puntos en la categoría de “procesos electorales y pluralismo”.
“Estamos viendo en la región los países más autoritarios están más fuerte (de lo) que eran antes con el COVID-19 y también con el debilitamiento de la democracia en todo el mundo (…) Este proceso que vemos en América Latina, existe en todo el mundo, no es una cosa única”, apunta Saldías.
Así como lo refleja el índice, lo que se vio en 2021 en la región es una “tendencia”, apunta, por su parte, Félix Gerardo Arellano, internacionalista y profesor titular de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Según explica a VOA el profesor, la región ya tenía lo que califica de “factores estructurales de la crisis política”, como la corrupción, y en algunos casos se vieron agravados por la situación del COVID-19, como el caso la pobreza.
Precisamente Venezuela, Nicaragua y Haití quedaron como los tres países más corruptos del continente este año, según un informe de Transparencia Internacional, obteniendo la puntuación más baja del continente.
Concuerda al señalar que hubo un menor compromiso con una cultura política democrática en Latinoamérica.
“En la medida que los sectores débiles, vulnerables y excluidos van comprendiendo, y en algunos casos también manipulados, el poder del voto, pues han votado en contra, realmente, de la democracia (…) El populismo autoritario de derecha o de izquierda han hecho mucho daño en América Latina”, apuna Arellano.
A pesar del desempaño el año pasado, ambos analistas destacan algunos puntos de lo ocurrido el año pasado.
En el caso de Saldías, rescata la elección hondureña, en donde Xiomara Castro de Zelaya resultó la primer mujer electa presidenta del país, a pesar de los desafíos que enfrenta.
Además, el analista del EIU destaca que: “hubo países en la región donde la democracia mejoró, y (esos) dos países fueron Uruguay (puesto 20 en el ranking) y República Dominicana (puesto 60)”.
Por su parte, el profesor Arellano señala lo que califica como un “espíritu libertario” en los países de la región catalogados como autoritarios.
“En Cuba quedó claramente demostrado cómo salieron los jóvenes a rechazar un modelo que les ha negado las oportunidades. Y en Nicaragua y Venezuela, pues lo vemos por las diásporas, por los presos políticos, por el exilio”, explica el internacionalista.
Más allá de estos países, explica Arellano, este “espíritu libertario” también se refleja la sociedad civil, representada en las organizaciones no gubernamentales. Instituciones, agrega, que también han sido “golpeadas”, pero que está adquiriendo cada vez más importancia en la región.
Al igual que en 2021, el calendario este año está marcado con importantes elecciones en distintos países en la región. Es el caso de Colombia y Brasil, que celebrarán presidenciales en mayo y octubre, respectivamente.
“Las tendencias que observo no son optimistas, porque lo que observo es polarización y para mí la polarización en las narrativas de izquierda y derecha, es muy negativa”, explica Arellano.
Entre tanto, Saldías también destaca que el desarrollo de la pandemia y de la vacunación contra el COVID-19 en la región puede ser un factor que impulse una mejora.
“Con eso puede mejorar la situación económica, puede mejorar la situación sanitaria, y eso puede aumentar el apoyo a la democracia y aumentar también la confianza en los gobiernos”, concluye el analista.
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