Nicaragüenses aspiran tener diputados “sin prácticas corruptas”

**Pobladores piden de los electos que sean capaces de legislar a favor de los ciudadanos

Redacción / IP Nicaragua

El próximo 7 de noviembre, además de presidente y vicepresidente, también se elegirá a los diputados que ocuparán los escaños en la Asamblea Nacional, y desde ya, la población demanda funcionarios “honestos” que legislen a favor de la sociedad nicaragüense.

A siete meses de que se efectúen los comicios, todavía no se han definido las reformas electorales para celebrar elecciones justas y transparentes. Por el contrario, el ambiente electorero, marcado por la “Rebelión de Abril”, trae consigo muchas interrogantes, entre ellas, si las leyes creadas a la fecha en nuestro país están logrando hacer valer los derechos de los ciudadanos.

Tomando en cuenta el contexto sociopolítico y la crisis económica, la población está demandando servidores públicos con “valores éticos”.

“Los ciudadanos nicaragüenses necesitamos gente que nos represente, que tengan verdaderos valores humanos, éticos, morales, espirituales sobre todo, personas humildes, de corazón pinolero, que luchen por y para el pueblo y defiendan a los más vulnerables”, aseguró María José López Martínez, una profesional de 40 años.

Para López, un legislador además de ser honesto, debe tener “amor y temor a Dios”. Además el hombre o la mujer que ocupe una silla de los 92 escaños de la Asamblea Nacional, debe tener “visión de apoyo, ayuda y defender a los más  necesitados, es decir al pueblo”, apuntó López Martínez.

Para Michelle Castillo Jiménez, una universitaria de 22 años, se sobreentiende que los diputados tienen un alto nivel académico y como profesionales, deben ser capaces de desempeñar su función “sin prácticas corruptas”.

“Pienso que, la exigencia ética está en el corazón de la política democrática. Primeramente, tiene que ser alguien preparado, que vea realmente las necesidades de las personas y que ejecute planes para mejorarlas. Que tenga un perfil alto, sin prácticas corruptas, que conduzca a una democracia ética, que sienten las bases para una construcción de un buen gobierno”, afirmó Castillo Jiménez.

En Nicaragua, los diputados devengan un salario no menor a los US$3,200. Para Humberto Talavera García, un trabajador por cuenta propia de 54 años, los altos salarios de los legisladores contrastan con los sueldos que percibe la clase trabajadora en el país.

“Son servidores públicos, deberían de bajarse su salario en primer lugar, y si yo fuera diputado, solo recibiría dieta y combustible y trabajaría para el pueblo. Necesitamos diputados que legislen a favor del pueblo, no solo para sus propios beneficios políticos, porque favorecen a los de su partido, todos son iguales”, se quejó Talavera García.

Responder a las “necesidades populares”

Los diputados son los creadores de las leyes que existen en el país, facultad que se les otorga al ser electos cuando la sociedad ejerce el sufragio.

En el actual contexto sociopolítico, los actuales legisladores, en su mayoría de la bancada conformada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, aprobaron una serie de leyes que van en contra de los derechos de los ciudadanos y son incompatibles con estándares internacionales.

“Una cosa es ser, y otra cosa es qué deberían hacer. Ellos deberían hacer fabricantes de leyes, recogedores de opinión pública, recopiladores de las necesidades populares, de distintas manifestaciones que tienen diversos sectores sociales para plasmarlos en normas, eso es desde el punto de vista de la formalidad”, apuntó Alberto Novoa, jurista que ha ocupado cargos públicos como procurador de justicia.

La elección

El Poder Legislativo lo ejerce la Asamblea Nacional por “delegación y mandato del pueblo”, señala la Constitución Política de Nicaragua.

La Asamblea Nacional está integrada por noventa diputados con sus respectivos suplentes elegidos por “voto universal, igual, directo, libre y secreto”. De acuerdo con lo que establece la Ley Electoral, se elegirán veinte diputados, y en las circunscripciones departamentales y regiones autónomas setenta diputados.

Adicionalmente, se destina un escaño que corresponde al candidato presidencial que quede en el segundo lugar, y otra silla que corresponde al presidente saliente, siendo en total 92 diputados de la Asamblea Nacional.

En el contexto político, según Novoa, los diputados “no juegan ningún papel”, porque responden únicamente a intereses del Poder Ejecutivo.

“Desde que se fundó la república nicaragüense, el Poder Ejecutivo ha tenido una supremacía sobre el Poder Legislativo, que ha estado como decorando, lo han ocupado cuando se ha querido modificar leyes, reformar constituciones, entonces, no ha jugado en Nicaragua un papel determinante, qué se espera, nada. Van a seguir siendo manejados por el que está en el Ejecutivo, el que tenga poder en otras palabras, ellos no constituyen poder”, afirmó Novoa.

En plena Semana Santa, se filtró una lista de 92 aspirantes a diputados dentro de las filas de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), lo que fue muy criticado por los usuarios de redes sociales.

A través de un comunicado, la UNAB explicó que se encuentra “en un proceso de selección interna y democrática de precandidaturas a diputaciones”. Dentro del círculo de la oposición, algunas voces sostienen que los candidatos a disputado deben ser elegidos transparentemente.

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