Entre 2020 y 2021, se ha reportado la muerte de al menos 40 personas en derrumbes de minas, en diferentes distritos mineros del país, según registros de una organización ambiental que, por seguridad, solicitó omitir su nombre. No obstante, no brinda detalles de los nombres de las víctimas.
Entrevistamos a mineros sobrevivientes y familiares de las víctimas, también hicimos un monitoreo de medios de comunicación, donde se pudo constatar los nombres y lugar de origen de 19 personas que fallecieron en accidentes en minas artesanales.
Buena parte de estas muertes han ocurrido en minas ubicadas en lugares donde nunca antes se había extraído oro, como el caso de Río San Juan, un departamento ubicado al suroeste de Nicaragua, limítrofe con Costa Rica y en donde la fiebre del oro está causando todo un drama social y ambiental, sin que haya un plan ordenado para evitar muertes y daños ambientales.
Hasta ahora, ninguna autoridad gubernamental o empresarial presenta un plan de protección para las personas que se dedican a la actividad minera artesanal, señala Olman Salazar, Secretario del Movimiento Nacional Frente a la Minería Industrial MONAFMI.
En tres comunidades de San Carlos, municipio de Río San Juan, a 300 kilómetros de la capital Managua, se desarrolla una historia dramática, en donde la mayoría de la población se está dedicando a la minería y como resultado varios han muerto soterrados bajo las minas.
Jairo Víctor, tiene 29 años, y sobrevivió a un accidente de mina ocurrido el 24 de septiembre de 2021, cuando trabajaba en una mina artesanal ubicada en la comunidad Palo de Arco. Él es originario de la comunidad La Azucena, que está a unos 20 kilómetros de Palo de Arco, municipio de San Carlos, Río San Juan.
En este accidente falleció Lester Martínez Robles, de 39 años, quien vivía en San Carlos. “Calculo que a él le cayeron 3 toneladas de tierra. Él tenía quebrada su mano derecha, estaba quebrado de las piernas y en esta parte de aquí (señalando a la sien izquierda) tenía un hueco”, describió Víctor, quien aseguró se salvó de milagro.
“Eran las 7 y terminé de sacar tierra y él se quedó sentado. Una perrita que se mantiene en la mina comenzó a lamerlo. Le dije que iba a salir a tomar agua y un minuto después la tierra se derrumbó”, afirmó.
Martínez Robles, es el décimo y último de los fallecidos, hasta ahora, dentro de una mina artesanal. Ese accidente ocurrió en la mina El Almendro, ubicada dentro de una finca que pertenece a la comunidad de Palo de Arco. La propiedad es de Mirtha Villachica, una de las muchas personas que tienen minas dentro de sus propiedades en Río San Juan.
El Almendro es solo una de las decenas de minas que se encuentran entre Palo de Arco y La Esperanza, dos comunidades donde han surgido la mayoría de las minas en el municipio de San Carlos.
Todos los días salen buses que pasan por las comunidades de la Azucena, Palo de Arco, La Esperanza y El Puentón. Son lugares que carecen de infraestructura como escuela, hospitales, calles asfaltadas, gasolineras o mercados. Estos pueblos, con un centro urbano muy pequeño, están rodeados de grandes extensiones de fincas ganaderas y montañas que mantienen escasos bosques.
Palo de Arco y La Esperanza tienen varias minas artesanales, los molinos para procesar la broza han proliferado en toda la comunidad. En La Azucena y El Puentón, es menos. Hombres y mujeres de estas dos últimas comunidades van a trabajar a las minas artesanales. Van jóvenes de todas las edades, incluso menores de 18 años, según pudimos constatar en un recorrido por las comunidades.
Ese fue el caso de Jairo Víctor, quien trabajó por un año y medio en la mina El Almendro. Él abandonó este trabajo y aseguró que, a pesar del accidente mortal, la mina sigue funcionando.
“Ahora hay trabajadores nuevos, pero dicen que hay más precaución (en la mina)”, afirmó Víctor.
Víctor nos dijo que la señora Villachica propietaria de la finca donde se explota la mina, no permitió el acceso para que pudiéramos llegar al lugar donde ocurrió el accidente donde falleció Martínez Robles.
Y es que algunos dueños de fincas donde hay minas artesanales solo permiten el acceso a mineros y no permiten la presencia de personas ajenas a la comunidad, mucho menos periodistas.
Generalmente, las minas artesanales son hechas y explotadas por los dueños de las fincas, estos a su vez contratan a otras personas para que les trabajen extrayendo y procesando material, que luego lo venden a las empresas autorizadas para operar en la zona.
Otra forma de trabajo en la minería artesanal se llama el asocio o en sociedad, que consiste en que cualquier persona que quiera explotar un yacimiento de oro dentro de una finca privada, puede hacerlo, pero otorgándole al dueño de la propiedad, entre el 25% o el 30% de las ganancias que obtenga del punto de extracción.
Jairo Víctor afirmó que a pesar del riesgo de morir cómo su ex compañero, en ese trabajo no hay seguro laboral y de vida, tampoco se establece un contrato laboral escrito, solo se trabaja bajo un acuerdo verbal y un pacto de silencio donde, lo que ocurre en la mina queda en la mina.
“El minero artesanal está desprotegido, no solo por las empresas, sino por el gobierno que no regula la actividad como tal, para mejorar las condiciones del trabajo”, afirmó Olman Salazar, de Monafmi.
La actividad minera ha tenido su mayor auge en los últimos 3 años, debido a la falta de empleo y de regulación de parte de las autoridades, lo que ha originado también el incremento de los accidentes, esto porque muchas personas han entrado a esta actividad sin tener la experiencia necesaria ni los equipos de protección, opinó Olman.
“Para explotar oro, los mineros tienen que hacer huecos, túneles y galerías en la superficie de la tierra con extensiones de 200 y 300 pies de profundidad y no tienen la seguridad necesaria, por eso los accidentes son más frecuentes, sobre todo en los nuevos distritos mineros, como en la zona sur del país (Río San Juan), centro y Rancho Grande, Matagalpa”, aseguró Salazar.
De acuerdo a nuestro monitoreo sobre los accidentes registrados en el país entre 2020 y 2021, los cuales se reflejan en las publicaciones de los medios de comunicación local en Nicaragua, encontramos que al menos 10 jóvenes entre los 16 y los 26 años de edad han fallecido en estos accidentes, además de 8 personas entre los 27 y los 47 años de edad, pero se podría sumar otras 23 personas desaparecidas en los derrumbes, de lo cual a la fecha no existe ninguna información constatable.
Los jóvenes perecieron en su mayoría en los nuevos centros de minería en Río San Juan y Matagalpa, reportan los diarios locales.
Al menos 10 fallecidos en accidente mineros de enero a septiembre de 2021
En el año 2020 también se registraron dos derrumbes en minas artesanales que dejaron como saldo presuntamente 23 personas desaparecidas y de las cuales no fueron confirmadas ni negadas por las autoridades, únicamente se informó que suspendían las labores de búsquedas en los dos sitios de los accidentes.
El primero ocurrió en la mina artesanal de la comunidad Esperanza Número 2, en San Carlos, Río San Juan, el viernes 04 de diciembre de 2020, donde los medios reportaron 13 mineros desaparecidos, cuyo accidente fue confirmado de manera oficial por el Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atención a Desastres SINAPRED, misma institución que 17 horas después decidió suspender la búsqueda tras considerar que no habían más víctimas fatales, luego de recuperar únicamente dos cadáveres.
Posteriormente el 18 de diciembre de 2020 se conoció de otro accidente en la Comunidad Las Brisas, Yahoska, Rancho Grande, Matagalpa, donde supuestamente 10 mineros quedaron soterrados. Las autoridades policiales y municipales informaron a medios oficialistas (canal 8 de tv) que suspendían las labores de búsquedas y se continuaría posteriormente. Se desconoce sobre la identidad de los presuntamente desaparecidos en el sitio.
En 2020 se confirmó la muerte de al menos 9 mineros en su mayoría jóvenes. De acuerdo con el monitoreo de medios.
A la fecha ninguna de las autoridades nicaragüenses ha informado de ningún plan de protección para los mineros artesanales como lo demanda MONAFMI. Consultamos los sitios web oficiales del Ministerio de Energía y Minas de Nicaragua, el Ministerio del Trabajo y no encontramos información al respecto.
Para este reportaje se logró hablar con un minero artesanal activo, quien accedió a mostrar parte de la mina donde trabaja. su nombre es Pedro Quezada, de 50 años.
Desde hace un año y medio trabaja en la finca minera llamada La Melina, que pertenece a la comunidad de La Esperanza, municipio de San Carlos. En el tiempo que tiene de trabajar en dicha mina ha sabido de al menos, 10 accidentes en diferentes puntos de extracción de Palo de Arco y La Esperanza.
“Aquí no nos visita el Ministerio del Trabajo (Mitrab) estamos como los chanchos”. Considera que de los dueños de las minas esperan una pequeña compensación por los daños que sufran.
“Si el patrón es consiente te regala 1,000 córdobas”, afirmó. No obstante, estaría de acuerdo con el cierre de las minas artesanales en esa zona. “Si la cierran que la cierren, lo que se hace es explotar al trabajador. Uno no tiene un seguro. Estamos al sol y al viento”.
El 30 de agosto de 2020, mientras Jimmy Miranda de 47 años, se introducía a una galería en la mina artesanal en la Comarca Fruta de Pan, Santo Domingo, Chontales, por accidente se soltó del cable en el cual se sostenía lo que le provocó una caída mortal.
Daniel Mora, primo de Jimmy, narró que tenían cerca de dos años de trabajar en el sitio y ese día, se desprendió del cable a eso de los 30 pies de profundidad, en un cañón de 80 pies aproximadamente, por lo que Jimmy cayó al fondo, provocándole la muerte.
De acuerdo a Daniel, su primo y los otros mineros que estaban en el lugar tenían poca experiencia y necesitaban ser capacitados antes de entrar a ese cañón con esa profundidad, pero por la necesidad se fueron a trabajar.
Jimmy que en paz de descanse, se exponía no solo a una caída sino también a quedarse sin oxígeno debido a las malas prácticas que realizaban con el tubo que les proporcionaba el aire que necesitaban en el fondo del cañón, explicó Daniel.
“Es un trabajo de mucho riesgo la minería artesanal y en muchos casos depende de suerte, así como se podía recoger broza para ganarse 50 mil en un mes, también se podían pasar hasta 15 días para ganar en materiales el equivalente a unos 10 mil pesos”, cuenta Daniel.
“En la minería artesanal, cada quien por su cuenta se tiene que cuidar, porque a ninguna autoridad le interesa”, refirió Daniel.
Jimmy tenía 6 hijos, de los cuales tres varones y tres mujeres y aunque ya casi todos son mayores de edad, les hace falta su padre, lamentó Daniel.
Aunque no existe un censo exacto para saber la cantidad de personas que se dedican a la minería artesanal, el Movimiento Nacional Frente a la Minería Industrial MONAFMI, estima que son más de 30 mil personas a nivel nacional que se ven motivados a trabajar en la minería atraída por el precio de la broza del oro, por la falta de empleo y por la falta de regulación del Estado.
Mientras más personas se dediquen a la minería artesanal, mayor será el aporte de las empresas exportadoras de oro, para los impuestos que percibe el Estado.
De acuerdo a MONAFMI, se estima que la minería artesanal aporta el 20% de las exportaciones de oro anual, lo que equivale a unos 170 millones de dólares y a pesar de esto, el Estado y las empresas se lavan las manos al decir que no tienen ninguna responsabilidad en los accidentes de los mineros artesanales porque es una actividad que no es regulada y cada minero se expone bajo su propia responsabilidad, en condiciones inseguros y hasta mortales.
Entre enero a septiembre de 2021, Nicaragua exportó 652 millones 450 mil dólares en oro bruto, de acuerdo a cifras del Centro de Trámites para las Exportaciones CETREX, mientras que en el mismo período del año pasado fue de 472 millones 390 mil dólares.
Consultamos a la empresa procesadora de broza de oro, Plantel Los Ángeles, pero después de 15 días de haber hecho la solicitud enviando las preguntas para la posible entrevista, no hubo ninguna respuesta, solo nos decían que estaban contestando las preguntas.
Del Plantel Los Ángeles, recibimos una nota de prensa, donde señala que operan desde el 2016 con una moderna planta que procesa mineral exclusivo de la minería artesanal de los municipios de La Libertad y Santo Domingo. La planta posee una capacidad de procesamiento de 150 toneladas al día. Actualmente atiende a 1,000 mineros artesanales y genera 120 empleos directos.
“El modelo de negocio impulsado por el Plantel Los Ángeles contribuye con el ordenamiento de la minería artesanal de la zona, para convertirla en una actividad formal y sostenible, mejorando las prácticas de seguridad y medio ambiente y garantizando pago justo a sus proveedores”, dice la nota con fecha de abril de 2021.
También solicitamos entrevista con el señor Sergio Murillo, presidente de la Cámara Minera de Nicaragua, pero no respondió nuestros mensajes.
Ante la falta de respuesta del Estado y el silencio de los empresarios de minería industrial sobre los accidentes de los mineros artesanales, el MONAFMI, ha recurrido a la Cámara Minera de Nicaragua, en conjunto con una organización ambiental, para exponer la problemática y buscar alternativas, pero de momento se está en proceso de acercamiento.
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