Mauricio Orué Vásquez, el candidato del PLI que rechaza posición de la comunidad internacional sobre elecciones en Nicaragua

En una entrevista con IP Nicaragua, Orué explicó por qué su candidatura presidencial es por el PLI y no por la ALN, partido al que llegó por medio de una alianza política que le permitió conseguir un escaño en 2017 en la Asamblea Nacional.

Redacción / IP Nicaragua

Mauricio Orué Vásquez es diputado nacional por el partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), pero sorpresivamente para los comicios generales del 7 de noviembre corre como candidato presidencial por el Partido Liberal Independiente (PLI), aunque no es militante de esta organización política.

En una entrevista con IP Nicaragua, Orué explicó por qué su candidatura presidencial es por el PLI y no por la ALN, partido al que llegó por medio de una alianza política que le permitió conseguir un escaño en 2017 en la Asamblea Nacional.

Orué Vásquez tiene 53 años y nació en Matagalpa en el seno de una familia cafetalera, está casado y tiene tres hijos. Es evangélico, abogado y notario público, sicólogo clínico y tiene una licenciatura en teología, además un doctorado en ciencias de la educación.

El precandidato del PLI, pidió a la comunidad internacional no desconocer las elecciones e instó a la población a depositar su voto en las urnas el próximo 7 de noviembre.

El candidato aseguró que de ganar las elecciones, lo primero que hará será invitar a todos los sectores a “una mesa de concertación nacional”.

Fue acusado de fraude en 2017

En mayo de 2017, el político fue acusado por el delito de fraude económico por la Universidad Evangélica Nicaragüense. En esa ocasión pidieron el desafuero del diputado, pero la mayoría de legisladores del partido de gobierno bloqueó el proceso.

Orué fue citado por el judicial para que respondiera por la acusación de fraude económico que había presentado la casa de estudios superiores. La universidad tenía un convenio con el Instituto Centroamericano de Estudios Superiores (ICES) —que pertenece a Orué— para brindar un posgrado a estudiantes de Ocotal, en Nueva Segovia.

El posgrado se brindó, pero las autoridades de la Universidad Evangélica reclamaron que Orué no entregó el dinero pagado por los universitarios y como consecuencia no podían entregar los títulos académicos.

¿Cómo inicia es su trayectoria política?

Mis inicios están desde el 2005 entramos a apoyar cuando ALN estaba en manos del señor Eduardo Montealegre. Él se acercó a nosotros para vincular trabajos, que él estaba haciendo en ese momento de cara a las elecciones generales de 2006.

En ese tiempo yo era ejecutivo nacional de las iglesias evangélicas a través de la Alianza Evangélica Nicaragüense. Entonces, yo tuve permiso de la alianza para representar de alguna manera al sector evangélico con ese grupo de Eduardo Montealegre y a partir de ahí comenzamos.

Para el 2016, a finales del 2015, nos unimos con el reverendo Saturnino Cerrato para el esfuerzo que él tenía con un movimiento del cual no obtuvo personería jurídica y que al final tuvimos una alianza con ALN para correr en las elecciones donde él fue candidato presidencial en el 2016.

¿Por qué su candidatura a la presidencia se lanzó por el PLI y no la ALN?

Cuando yo asumí mi escaño como diputado de ALN, me puse a la orden del partido para ser parte ya de ellos de manera plena, porque yo iba en alianza. Pero, ellos no me vincularon al partido, es decir nunca estuve en una asamblea, en una reunión, me hablaron de llenar una ficha para integrarme de manera plena al partido, nuca recibí la ficha y yo fui perdiendo poco a poco el interés de afiliarme al partido.

Ellos estaban claros de que yo no era del partido, pero necesitaba el escaño, pues y lo ocupo todavía que finaliza esta legislatura. Y poco a poco el presidente del partido fue dando declaraciones de que yo no era de ALN, que era de otro grupo. Entonces me fui desligando de manera más plena de eso y me sentí libre para aceptar mi candidatura con el PLI.

¿En qué momento despierta en usted el deseo de ser presidente de Nicaragua?

Ellos (los del PLI) me lo plantearon como una posibilidad, escuchaban mi forma de pensar y de plantear soluciones para Nicaragua, les llamó la atención y me dijeron que sería interesante todo lo que propuse como propósito para el país, que lo uniéramos para el partido.

Entonces yo comencé a hablar poco a poco, y luego llevaron mi nombre a las estructuras del PLI a nivel nacional y las estructuras dijeron que era un buen candidato y que estaban de acuerdo y por un consenso nacional tomaron la decisión de que yo fuera en este caso el candidato.

La tendencia de pasar de un partido a otro se le denomina transfuguismo político. ¿Está cometiendo usted transfuguismo político?

No, porque el mismo presidente de la organización ALN (Alejandro Mejía Ferreti), dijo a periodistas – cuando yo voté diferente a él en el Parlamento- que yo no representaba a ALN. Entonces en ese caso, si él siendo el presidente del partido y representante legal desconoce mi posición como parlamentario de ALN, él mismo no tendría facultades morales para pedir el escaño, aunque pudiera hacerlo si quiere, pero nunca lo ha hecho, porque él mismo ha dado declaraciones de que yo no soy de su partido.

Tanto el partido ALN como el PLI son señalados de colaboracionistas y aliados del partido de gobierno. ¿Es usted colaboracionista del Frente Sandinista?

Cada partido tiene su propia lógica, su propia acción y fundamento para trabajar. Hay que recordar que los partidos que menciona y todos están débiles de alguna manera en representación parlamentaria.

No se hace sentir la voz de un partido cuando es minoritario, cuando tiene uno, dos representantes, porque siempre va a ser aplastado por la mayoría, eso entonces, denota de alguna manera que  hay una percepción que colabora, pero no es colaborar, es plantearse una realidad.

Y esa realidad es que tenemos un partido en el gobierno que piensa en esa mayoría y que las leyes que quiere pasar, las pasa y las aprueba sin ningún problema, pero cada partido tiene su propio trabajo y sus propias lógicas, y en este caso se abre la gran oportunidad para que los partidos cambien esa historia y ya dejemos de tener un dictado, dos dictados.

Las bancadas deben de ser diferentes, una debe de tener una mayoría, así funciona en todo el mundo, pero las demás deberían de tener 15, otras 13, otra 25, porque en ese sentido es más equilibrada la correlación de fuerza.

Estamos en una seria desventaja en estos momentos, pero casualmente eso es lo que vamos a cambiar con las elecciones, para que la población de su voto y podamos tener una representación más equilibrada, más equitativa y mayor en el Parlamento.

El proceso electoral avanza en medio de un clima de tensión política. Se han cancelado a partidos políticos y se han encarcelado a opositores, siete de ellos aspirante a la presidencia. La comunidad internacional también ha dicho que el proceso no cumple con los estándares internacionales en materia electoral. ¿Qué opina al respecto?

Nosotros tenemos que aceptar que hay una situación compleja en el país, muy difícil, sobre todo por ese tema del reconocimiento. Sin embargo, yo personalmente soy optimista en asegurar que el día de las elecciones va a cambiar todo, cuando la población se desborde a las urnas a votar por el candidato de su preferencia y tengamos un resultado favorable en el sentido de que la gente acudió a votar.

Si la gente no saliera a votar, entonces, sí se estaría dando merito a esas aseveraciones, pero yo creo que tenemos que esperar. Pienso que la comunidad internacional se ha adelantado, porque ha dado a conocer los criterios que debería de dar cuando ya pase el proceso.

Creo que es lo correcto y lo justo, si ellos (la comunidad internacional) ven que no hay convocatoria, que la gente no salió a votar y que hay dificultades en todo el proceso y ese final, pues, que el propio día de las elecciones, tendrían mayor credenciales para decir esto es lo correcto o no, pero hay que esperar el día que es el 7 de noviembre.

¿Cuál es su plan de gobierno?

Primero, impulsar un consenso nacional que le dé a Nicaragua un despegue. Mientras no haya un consenso donde podamos conversar todas las fuerzas vivas de las diferentes tendencias sandinistas, opositores de los que son de extrema y otros opositores que son de una forma más propositiva, etcétera.

Esos sectores de izquierda, derecha, centro, incluso hay que agregar a la iglesia católica, evangélica, los empresarios, los estudiantes, que sea verdaderamente representativo, si no hay un diálogo así, un consenso nacional así, difícilmente el país va a despegar.

Lo creíble es lo que representen verdaderamente todas las fuerzas vivas de la nación, y dentro de mi pan de gobierno está impulsar  eso inmediatamente ganando las elecciones.

El segundo rubro importante es fortalecer y poner la económica de Nicaragua en una perspectiva diferente. La economía está reducida, está quebrada, lógicamente por todos los problemas que tenemos tanto sociopolítico como por el tema de la pandemia.

Necesitamos, entonces, ya no dar pasos para el desarrollo ahora hay que dar saltos para el desarrollo. ¿Qué significa eso? Llamar a los inversionistas extranjeros para que ahora que ya se abre el primer paso que sería la concertación nacional, que ahora ya estamos listos, que ya nos reconciliamos de verdad y de corazón, ahora haya inversión, lo que va a redondear en generación de empleo y a  la vez va a redondear en un desarrollo económico para la nación, porque ya va haber fuentes de empleo y de desarrollo.

Y mi tercer aspecto importante en mi plan de gobierno es un desarrollo social que involucre una transformación educativa, trabajar de manera fuerte el tema de salud y el tema de viviendas. Son tres temas sociales que son totalmente exigibles para hacer una transformación.

Y quiero hacer énfasis en la educación, yo propongo en el plan una transformación educativa que termine con todos los atrasos en matera de educación y podamos tener una educación de calidad, que los niños desde pequeños, desde que entran a sus primeros niveles se les de la orientación en otro idioma que sería inglés, pero aparte que vayan aprendiendo otro idioma, por lo menos que al finalizar el bachillerato tengamos tres idiomas, que sería a parte del español; el inglés y el chino mandarín.

¿Cuál es la idea? Poder fortalecer de futuro las relaciones económicas con los países que hablan inglés y los países como China y China Taiwán, que es un mercado de futuro cercano con el que hay que tener vínculos bastantes estrechos.

¿Cuáles son las estrategias que están usando para su campaña que se ha visto tan limitada por la pandemia?

Nosotros tenemos la estrategia universal y más usada en estos momentos como son las redes sociales. Hemos grabado spot para llevarlos a las redes sociales y canales de televisión.

Como estrategia de campo estamos visitando los municipios, no todos, no el cien por ciento, pero si los más importantes. Nos reunimos con pocas personas, atendiendo las recomendaciones del CSE y luego tenemos algunos eventos.

El fin de semana pasado estuvimos en el sector de Río San Juan, Nueva Guinea, El Rama y El Coral. Esta otra semana vamos a la zona sur y para el final en la zona norte y en Masaya donde va a ser el cierre de campaña, posiblemente.

Distintos sectores y organizaciones opositoras han llamado a quedarse en casa y no votar este 7 de noviembre, ¿Qué mensaje les enviaría a las personas que piensan abstenerse de votar?

Yo respeto todas las opiniones, porque de eso se trata. Aquí hay que aprender a manejar ese idioma, respeto sobre todo. Sin embargo, creo que no están haciendo bien, porque cuando llaman a la abstención lo que están haciendo, lo que se ha hecho en otras ocasiones es fortalecer al partido que está en el gobierno.

Ellos (los sandinistas) van a ir bien disciplinadamente  a las seis, siete de la mañana haciendo sus grandes filas, a mediodía tienen ya ellos su acto presencial y el que llama a la abstención lo que hace es que debilita la posibilidad de que los otros cinco candidatos que estamos corriendo tengamos respaldo. Por lo tanto, tendremos al Frente Sandinista cinco años más, no vamos a resolver ningún problema y se nos va a agudizar todo.

Es un error llamar a la abstención, más bien deberían de llamar a no votar por Daniel Ortega y votar por cualquiera de los otros cinco que alguien debe de tener un poquito de respaldo o de ideas para hacer una trasformación para Nicaragua.

Entonces decir que los seis somos iguales es un asunto errado, totalmente yo llamaría y llamamos a la población a  ir a votar.

De ganar la presidencia ¿Qué promete a la población nicaragüense?

Inmediatamente la paz social, es lo que más necesitamos. No podemos avanzar si no hay paz social, es los primero que yo le ofrezco a Nicaragua; inmediatamente que yo gane las elecciones, yo llamo a la concertación nacional.

 

 

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