En en Kukra Hill, municipio del Caribe Sur nicaragüense, Marquesa Gutiérrez es muy conocida por ser una mujer sencilla y talentosa. Es ingeniera en sistemas, pero desde hace diez años, trabaja en una barbería, un oficio que heredó de su padre.
Fue a la universidad y terminó los estudios de ingeniería en sistemas, pero confiesa que “las tijeras y navajas la atraparon desde muy niña”.
Hoy es la única mujer que además de ofrecer cortes para damas, se luce con los cortes de cabello para el género masculino en el Caribe Sur.
En su comunidad, la conocen como la “reina de las tijeras y navajas”. A ella no le da miedo ningún tipo de corte, tanto el de damas como el de caballeros, pasando por los cortes juveniles hasta los más serios de gente mayores. Además hace cejas, para quienes demanden el servicio.
Sus inicios en estas actividades, comenzaron en el corredor de su vivienda y ahí ha crecido en los últimos 10 años. Ella menciona que este oficio le permite estar cerca de su pequeño hijo de 11 años, atenderlo y verlo crecer.
En Kukra Hill hay pocas oportunidades, muchas necesidades
Aunque toda su vida Gutiérrez ha sido una mujer optimista, admite que en su comunidad hay pocas oportunidades.
“Las oportunidades en este municipio son pocas, las necesidades son muchas por eso me atreví a poner mi propio negocio en mi casa, tengo muchos clientes exigentes y agradecidos también”, agregó.
Gutiérrez cuenta que quienes llegan en busca de un corte la reconocen como “la hija del barbero”. Esta profesional asegura que la pasión por la barbería lo lleva en la sangre.
“Mi papá fue barbero, muy reconocido aquí, pero falleció, ahora yo sigo con su legado, todavía atiendo clientes de su época que me apoyan al venir a realizar sus cortes. Lo que gano, son para suplir las necesidades y la educación de mi hijo que cada día me motiva a seguir adelante”, manifestó.
“No rendirse”
Los pequeños puestos de barbería en la región son muchos, sin embargo, la participación de mujeres es mínima.
La población sigue buscando métodos para emprender y así poder sobrevivir en medio de la situación crítica que enfrenta el país desde la crisis social y política que inició en 2018 y que aún no se soluciona.
Gutiérrez es destacada en su labor y sus clientes son testigos del esmero que ella le pone a sus jornadas de trabajo.
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Pese a las circunstancias y costos de la vida, ella es optimista y motiva a quienes han decidido emprender para salir adelante. “El reto es no darse por vencidas”, recomendó.