Desistir de hacer periodismo, quedarse o el exilio: la difícil decisión de Kalúa Salazar

Inició como asistente administrativa en 2013 en La Radio Costeñisima, años después se convirtió en jefa de prensa. Asumir este rol la llevó al exilio. Esta es su historia

Cuando Kalúa Salazar tenía unos siete años, miraba la televisión y admiraba a los presentadores de noticias, aunque no sabía que eran periodistas, ella quería ser una.

«Yo miraba a las presentadoras de noticias hablar y a mí me llamaba mucho la atención (…) Me gustaba ver cómo se desenvolvían, cómo presentaban las noticias, cómo nos informaban. Yo ni siquiera sabía que yo me informaba a través de ellos, yo solamente los miraba y me gustaba», cuenta Salazar a IP Nicaragua.

Salazar es originaria de Bluefields, cabecera de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur de Nicaragua. Sus padres también son de esa región.

Aunque ser periodista era su sueño, debido a las circunstancias económicas de su familia estudió Administración de Empresas, carrera que no logró culminar porque surgieron las protestas de 2018.

Kalúa llega a Radio La Costeñísima

Mientras Salazar estudiaba la carrera, durante ese tiempo se enteró de un puesto como asistente administrativa en Radio La Costeñísima de Bluefields. Asistió a la entrevista y la recibió el director de la radio, Sergio León.

«Yo me acuerdo de mi primera entrevista con don Sergio (León), yo me sentí tan mal, que yo no podía hacer nada. Me dice ‘bueno entonces en esta computadora hacé algo en Excel’, porque era para asistente administrativo y yo me senté y yo no podía hacer nada, me congelé», recuerda.

Después de ese encuentro pasó a ocupar el puesto, pero reconoce que le «costó muchísimo ganar la confianza, el respeto y aprender de esta persona que era tan reconocida».

kalúa salazar
La periodista Kalúa Salazar cuando sufría asedio policial.

La joven inició en la radio, en el 2013, en el puesto de asistente administrativa, pero su sueño era desempeñarse como periodista.

Un día de tantos se dio la oportunidad y ella apoyó en una campaña de derechos humanos. «Y viendo a los muchachos como editaban, viéndolo a él que grababa y que luego eso se llevaba al proceso de producción, después iba a pautar en el noticiero. O sea, me involucré, me iba involucrando poco a poco. Si sé y si tengo la convicción que con esto uno tiene que nacer», asegura.

Sus mentores del periodismo

El periodismo le fue interesando y decidió estudiar algunos diplomados y cursos técnicos. «Fue muchísimos mentores. Creo que todos los periodistas que son muy dedicados en esto, como Patricia, don José Adán, el mismo Sergio, Ileana, don Aníbal, don Guillermo, me han enseñado y me han ayudado. Y siento que han sido los mejores docentes para mí en esta carrera», dice Salazar.

A pesar de haber aprendido tanto como periodista, Salazar temía a las cámaras. Hasta antes del 2020, siempre estuvo involucrada en la preproducción.

«A mí si me decían grábate este video y decía qué miedo, pero sí me gustaba el proceso detrás de cámara, los guiones, qué siéntese aquí, qué estas son las preguntas, mire jefe revíseme, este es el cuestionario (…) así se va a estructurar el reportaje», recuerda.

Durante todos esos años, Salazar se sintió motivada a defender a las personas y se involucró en campañas sociales, especialmente en la defensa de las mujeres debido a la violencia machista en el Caribe.

Su jefe la capacitó y la involucró en el proceso de producción, y ella comenzó a tener ideas para campañas y reportajes. Eventualmente, logró hacer reportajes por su cuenta y la gente la veía como una aprendiz de su jefe. Siente que el periodismo le permite ayudar a los demás.

Jefa de prensa y el riesgo detrás

En diciembre de 2018 fue nombrada jefa de prensa de Radio La Costeñísima, luego que su director recibió amenazas del régimen en Nicaragua.

«Yo acepto el reto, sin imaginarme que en ese momento yo iba a estar dando el paso más arriesgado en mi vida, en mis 30 años de vida, sin saberlo. No me arrepiento y nunca voy a arrepentirme, aunque ahora en este momento, por eso yo me encuentre en el exilio», afirma.

En marzo de 2019, Salazar se hizo cargo del noticiero matutino, tras la renuncia del periodista encargado. «Dije, yo no puedo dejar que el noticiero caiga, yo lo voy a dar. Nunca había dado un noticiero, sí había grabado, hecho podcast, grabaciones, pero fue un cambio total, porque era un hombre el que daba el noticiero», señala.

kalúa salazar

Salazar recuerda que desde que asumió ese puesto, todos los días las coberturas eran peligrosas. «Porque a mí me tocaba levantarme muy de mañana para estar en la radio. Y siempre había algo que uno tenía que cubrir. Pero el problema no era la noticia, no era la cobertura. El problema es que donde vos ibas a cubrir estaba la policía, estaban los políticos. Y yo siempre me acordaba cómo murió Ángel Gaona», recuerda la periodista.

Un adiós a don Sergio León

Salazar cuenta que don Sergio León, quien murió de Covid-19 en junio de 2020, se despidió días antes de ser internado en un hospital. Designó a cada trabajador lo que debía continuar haciendo. A Kalúa básicamente la dejó al mando como jefa de prensa.

Después de una reunión observó que León tenía «cara triste, andaba con una gripe».

«Al cabo de los días, él me dice de que se sentía muy mal, que creía que tenía Covid, que se iba a ir. Yo muy tranquilamente le dije, ‘jefe no se preocupe, yo voy a estarle aquí respondiendo'», recuerda. Sin embargo, no regresó nunca más.

«Yo nunca esperé que él se iba a morir de Covid, porque él se cuidaba (…) Y recuerdo que me dijo ‘agarrate los huevos en el noticiero y quédate ahí, yo necesito que me mantengás el noticiero y que nuestra línea editorial sea la misma, estando o no estando yo’. En ese momento yo no lo tomé como una despedida», recuerda mientras solloza.

A los seis días del fallecimiento de León, Salazar perdió a su papá, también por Covid.

Salazar sale al exilio

Hasta el 3 de mayo de 2023, Salazar mantuvo firme su promesa hacia Sergio León de cuidar de su radio y seguir informando, pero el asedio, la persecución y una orden de detención la obligó a salir de Nicaragua.

«Después de que a mí me demandaron, me culparon, casi me echaron presa, o sea fue una cosa de que nunca imaginé que esto me iba a ocurrir, tuve en abril un mes la policía en mi casa, estuvieron siempre afuera, nunca se iban, era como que yo estaba presa, no podía ir a dejar a mis hijas a clase porque ellos estaban ahí, tenía que mandarlas con mi hermano, o sea todos los de la casa podían salir excepto yo», recuerda entre lágrimas.

En medio de ese asedio recuerda que pensó no podría seguir en el ejercicio del periodismo, ni seguir en su ciudad o cualquier otro sitio del país. «Era quedarme ahí o irme y tener libertad, tuve que decidir por irme y tener libertad».

Ahora se encuentra en Estados Unidos donde tiene un trabajo fijo. También continúa haciendo periodismo desde la plataforma «Vidas Caribeñas, periodismo con identidad», que es una propuesta de hacer una entrega de dos podcast al mes.

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