La libra de queso y frijoles, dos productos esenciales en la dieta de los nicaragüenses, incrementaron su costo hasta en un 25% en los mercados de Managua. La libra de queso se cotiza entre 90 y 100 córdobas, mientras que el frijol se consigue a 25 córdobas.
Rosa Amelia Romero, de 74 años, es habitante de las Américas de 3, en la capital, y sobrevive de su pensión como jubilada. La septuagenaria reconoce que el encarecimiento de estos productos limita su consumo.
«El queso se va a comer regadito (poco) en los frijoles y dicen que todo se va a poner más caro. El frijol está a 25 córdobas la libra, vamos a racionar a dos tiempos», señala Romero, quien vive con su hija que labora como doméstica.
En Nicaragua, las oficinas encargadas del gobierno no ofrecen ninguna explicación al respecto, los comerciantes señalan que el incremento responde al daño de infraestructura y caminos en áreas de producción agrícola del país, tras el paso del huracán Julia el pasado fin de semana.
Ante ese panorama de encarecimiento del costo de la vida, Liseth Araúz ha determinado una serie de medidas para enfrentar esa realidad. El litro de aceite por el que pagaba antes 30 córdobas, ahora paga 80.
“El pollo que hacía frito, ahora lo hago a la plancha, los plátanos y huevos los hago cocidos. Antes compraba tres libras de queso a la semana, ahora una. La carne la hago sin papas porque ahorita la libra está a 27. Eso es muy caro para mí”, señala Liseth quien hace todas sus compras en el mercado Oriental.
En Nicaragua, los 53 productos que componen la canasta básica está contemplada para ser adquirida por dos salarios y cubrir los requerimientos de seis personas. Cuatro adultos y dos niños, así lo detalla la ficha técnica del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE).
Si comparamos agosto de este año con el mismo mes del año pasado, el precio de la libra de frijoles aumentó en 42%, mientras que el aceite en 20%, el arroz en 9% y el azúcar en 4% siendo productos básicos en la dieta nicaragüense.
Etelvina Mendoza, quien es madre soltera de cuatro adolescentes de 17, 15, 14 y 12 años, gana 17,000 córdobas, casi tres veces el salario mínimo promedio nacional que es de 6,518 córdobas. Además recibe 4,000 córdobas en concepto de pensión alimenticia por los cuatro, pero aún así, no logra suplir todas las necesidades de sus hijos.
“Desde que todo se puso caro, ya ni queso comemos. Ahora lo sustituimos por la ensalada de tomate, y el pollo se come una vez a la semana y la carne quizás una vez al mes y la carne de pescado, eso ni me acuerdo cuando fue la última vez”, señala Etelvina.
Ella destina 5,000 córdobas quincenal en comida; 2,500 córdobas de luz, 300 córdobas en agua; el servicio de internet lo suspendió, pese a que los hijos lo requieren para las tareas escolares, pero no puede sostener ese gasto.
Además paga 35 dólares mensuales de colegiatura de dos de sus hijos. Las otras dos están becadas. Tiene que hacer trabajos extras de diseño gráfico para ajustar el gasto de gasolina de su motocicleta, los zapatos, la ropa u otras necesidades que se presentan a lo largo del mes.
“El niño de 15 años solo tenía un par de zapatos y con estas lluvias se le despegaron. Tuve que prestar para comprarle un par de zapatos usados para que siga yendo a clases. Cosas como esas no están previstas, pero se tienen que gastar”, detalla Etelvina.
La canasta básica de Nicaragua se segmenta en alimentos básicos son los que mayor aumento de precio registran, seguido por los productos de usos del hogar y por último el vestuario. En agosto pasado, el precio de la canasta básica era de 18,000 córdobas, según el Inide.
Ante la tendencia alcista que no parará, Rachel no descarta la posibilidad de migrar. Ella convive con su hija de siete años, sus padres de la tercera edad y su hermana de 25 años, pero solo ella tiene trabajo formal como cajera en una tienda. Gana 8,000 córdobas mensuales. Su papá recibe la pensión reducida, su mamá plancha a una familia una vez por semana y su hermana limpia por días en una casa.
Al mes esta familia dispone de 6,000 córdobas mensuales para los granos básicos. Las verduras y frutas que consumen son porque viven en una comarca de Masaya y las cosechan.
“La mejora como el queso y la carne la comemos cuando la jefa le dice a mi hermana, llévese eso que no lo comeremos. Porque de lo contrario no comeríamos. Está muy caro todo. Y a como vamos creo que hasta los frijoles vamos a dejar de comer”, expresa Rachel.
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