Redacción / IP Nicaragua
Freddy García, de 49 años, tiene cuatro hijos que asisten a la escuela primaria y secundaria. Él se dedica a lavar y planchar ropa. Así ha podido sacar adelante a sus hijos. Ester, de 13 años, va al segundo año de la secundaria; Ricardo, de 12, va a sexto grado; Samuel, de 8, va a cuarto grado y Sarahí de 5 años, asiste al preescolar.
“Yo quisiera ponerlos en un colegio privado, pero la situación está dura, con costo los tengo en la escuela pública donde no es muy buena la educación, pero es para lo que hay”, dijo García a IP Nicaragua.
Asegura que a diario revisa las tareas de sus hijos, y el nivel de exigencia es poco. “Si los chavalos van a clase, bueno, y sino también. Siempre los pasan de grado, aquí es el padre el que debe exigir y ver que su hijo se esfuerce”, dijo.
Explica que en su niñez y adolescencia sintió que sus maestros eran más estrictos y que las clases eran más exigentes. “Ahora los chavalos los mandan a bailar, hacer murales, o a alguna actividad partidaria y con eso pasan el año”, señaló García.
Asegura que en sus tiempos si un niño o adolescente no se sabía las tablas de multiplicar y leer bien, no pasaba el grado.
Externa que la educación en Nicaragua ha cambiado mucho y que las exigencias hacia los alumnos no es la misma. “Dicen que la orientación ahora es que nadie se quede, todos pasan, aunque sea con 60”, dijo García.
Aunque en los colegios privados los padres de familia asumen un costo económico por la educación de sus hijos, la situación no está muy lejana de lo que ocurre en los centros públicos.
Rosa Castillo, de 44 años, tiene un hijo de 14 años en tercer año de secundaria y la menor, una niña de 12 años, en sexto grado de primaria.
En el caso de su hija que está por promocionarse a finales de este año siente que no ha habido mucho problema con la docente que le ha dado clases desde que estaba en cuarto grado, pues de alguna manera ejerce su rol orientando, enseñando y aconsejando a los estudiantes.
“La profesora los aconseja, pero también implementa estrategias para lograr que sus estudiantes sean buenos en su rendimiento escolar. Solo siete niños de aproximadamente 25 alumnos están en el cuadro de honor. Mi hija dice que hay un par de niños que es probable que no pasen el grado y no suban a la promoción”, cuenta Castillo.
El mayor de sus hijos reprobó una clase en el primer bimensual de este año. Y en la segunda evaluación que realizaron los docentes, al menos cinco clases aparecieron con tinta roja en el boletín. Castillo se llevó una gran decepción y no se explica los motivos del bajo rendimiento.
“No sé si es la adolescencia o una situación postpandemia”, se pregunta Castillo. En 2020, las clases fueron virtuales por el covid-19 y en 2021 se realizaron semipresenciales, es decir pocos días a la semana asistían al centro.
“Este año volvieron al colegio de lunes a viernes y sé que hay maestros como el de inglés que tiene una estrategia para educar que no convence ni a los estudiantes. Mi hijo dice que hay profesores que no ejercen su autoridad y dejan que los estudiantes hagan lo que quieran”, se queja Castillo.
El bajo rendimiento académico es mucho más real de lo que parece, y se presenta en todos los niveles educacionales, aunque no es muy fácil conocer las causas y tampoco la solución para tener estudiantes con excelencia. Por años se ha asociado el mismo a la falta de interés del estudiante.
Para el académico Ernesto Medina, ex rector de la Universidad Americana (UAM), en Nicaragua lamentablemente es muy difícil hablar en términos muy concretos y de base sólida sobre la calidad educativa, porque no hay acceso a datos oficiales y confiables.
“Lo que hay son percepciones, y si los padres de familia están expresando que tienen alguna duda o preocupaciones por la calidad, yo creo que tenemos que preocuparnos y esto, pues confirma lo que desde hace tiempo los que nos interesábamos por la situación de la educación en Nicaragua hemos venido diciendo, de que hay un deterioro y eso lo hemos dicho en base a los pocos datos que tenemos y en los que podemos confiar”, expresó el académico.
Los “pocos datos” a los que se ha referido a los que se han referido en los últimos años, los académicos interesados por la educación en Nicaragua, según Medina, han sido los resultados de las pruebas explicativas y comparativas que realiza la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) cada cierto tiempo.
Nicaragua ha participado de manera continua en tres versiones del Estudio Regional Comparativo y Explicativo del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (SERCE en 2006, TERCE en 2013 y ERCE en 2019).
“En la primera que participó fue cuando estaba terminando el período de los gobiernos llamados neoliberales, y los otros dos ya han sido bajo el gobierno de Daniel Ortega”, precisó Medina.
La educación en Nicaragua registra, desde hace varias décadas, los niveles de calidad más bajos de la región.
Según los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 -publicado el 30 de noviembre de 2021- registra un retroceso de 8.39 puntos porcentuales en relación a la calificación obtenida en la evaluación previa, realizada en 2013.
En la práctica esto implica que los estudiantes de primaria aprenden a leer, pero carecen de estrategias de lectura y no son capaces de decodificar, reflexionar ni evaluar lo que leen. Con respecto a la escritura las deficiencias radican en la escasa o nula coherencia y cohesión de los textos que escriben.
La evaluación realizada por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se basa en una escala con media centrada en 700 puntos y una desviación estándar de 100 puntos.
En la evaluación de 2019 Nicaragua obtuvo 654.89 y su calificación es la segunda más baja de la región después de República Dominicana.
“Estas pruebas que abarcan un período de más de 15 años, lo que demuestran es de que no se ha avanzado, pero de que Nicaragua sigue ocupando en los resultados comparativos de estas pruebas los últimos lugares. Aunque no es el último, no sirve de consuelo estar acompañado de países que tienen serias dificultades en sus sistemas educativos y nosotros estamos desde entonces en los últimos lugares”, señaló Medina.
En el de 2019 participaron 4,800 estudiantes tanto de tercero como de sexto grado, de un total de 280 escuelas. Según el informe, los resultados de este estudio representan a cerca 85 mil estudiantes de Nicaragua de tercer grado y 58 mil de sexto grado.
Con respecto a las deficiencias en la lectura, los resultados de la evaluación detallan que en tercer grado llama la atención prácticamente que la totalidad del currículo se centra en la diversidad textual; y que en menor medida aparezcan la comprensión lectora y la inferencia y que se carezca del resto de habilidades evaluadas en el resto de países.
“Cabría reflexionar sobre esta preeminencia de la diversidad textual. Esta es sin duda relevante, porque apunta a la lectura de diversos géneros, lo cual va familiarizando a los estudiantes con sus propósitos comunicativos y estructuras; y ello facilita la comprensión lectora de estos”, señala la Unesco.
Y agrega que “es importante un equilibrio con los demás dominios, que apuntan a aspectos también fundamentales de la lectura, como son las estrategias de lectura, la reflexión y evaluación sobre los textos y la decodificación”.
Medina expresó que “los estudiantes de Nicaragua están en el nivel más bajo y lo que más preocupa, es que hay estudiantes que ni siquiera llegan a ese nivel, o sea, de que no pueden leer, ni siquiera reconocen las letras y en matemática es similar”.
“La mayoría de los estudiantes, más del 50% están en el nivel más bajo que reconocen los números, tal vez pueden hacer operaciones muy muy básicas, pero no saben cómo se puede aplicar una operación aritmética y todo esto indica que el nivel es bajísimo”, añadió.
De acuerdo con el informe de la Unesco, la situación de sexto grado es similar a la de tercero. Solo que disminuye algunos puntos la diversidad textual y se da mayor peso a la comprensión lectora literal e inferencial; y el resto de habilidades también están ausentes.
“En suma, en el eje de lectura puede decirse que el currículo de Nicaragua presenta un claro énfasis en el tema de la diversidad textual y en la comprensión lectora literal e inferencial. Esta última alcanza un mayor peso en sexto grado. Los demás dominios –estrategias de lectura, reflexión y evaluación sobre los textos y decodificación–están ausentes en el currículo de Nicaragua”, dice el informe de Unesco.
La entidad evaluadora aconseja “reflexionar sobre esta poca diversificación de dominios en el currículo y avanzar hacia una mayor diversificación, que asegure que se logren los aprendizajes en lectura.
Después de estas tres pruebas en Nicaragua, señaló Medina, “las autoridades -a menos que se sepa- nunca han discutido o lo han hecho públicamente sobre los resultados de estas pruebas”.
“Las ventajas de estas pruebas es que van acompañadas de varios análisis, sugerencias, porque los que hacen las pruebas analizan también los currículos que están detrás de los resultados, para ver si están bien o mal diseñados y hay varias sugerencias y recomendaciones para mejorar”, agregó el catedrático en entrevista con IP Nicaragua.
El académico reiteró que “en Nicaragua nunca se ha hecho un análisis, ni se han tomado decisiones para que, en base a los resultados que como dijimos son bajísimos y más o menos se puede saber dónde se puede comenzar a trabajar, pues en Nicaragua, como no se analiza, no se discute ni se toman decisiones para abordar estos problemas”.
“No avanzamos, seguimos en el mismo lugar y en algunos casos retrocedemos, lo que, en el caso de educación quedarse estancado durante 10 o 15 años significa retroceder casi medio siglo con la rapidez que se están dando ahora los avances de la tecnología y la educación misma”, añadió el catedrático.
En cuanto a la deficiencia de la calidad educativa, Medina apuntó a que existen muchas razones, entre ellos la politización del sistema.
“El sistema educativo en Nicaragua se mueve a través de decisiones políticas y los nombramientos se hacen por lealtades políticas. Si el trabajo de los directores de escuelas, de los delegados de los diferentes niveles; departamentales, municipales son nombramientos políticos, no se puede esperar mucho de la influencia que ellos puedan tener en el mejoramiento técnico de la educación”, señaló el académico.
Medina también consideró que hace falta una reforma íntegra que abarque por lo menos los problemas principales, un currículum que se deba repetir hasta el cansancio.
“Es obsoleto está demasiado cargado de conocimiento que son inútiles y se le presta muy poca atención a los conocimientos que hoy en día construyan las competencias y las capacidades que se espera de una joven”, añadió.
Por otro lado, Medina añadió que el sistema de formación de los maestros sigue siendo “un sistema muy deficiente”.
“El tener dividida la formación de maestros entre las escuelas normales, que sabemos están pasando por una situación muy difícil, y las facultades de ciencia de la educación de las universidades que también ameritan de una evaluación a fondo por especialistas, porque personalmente creo que el papel que están haciendo, es un papel negativo en la formación de maestros”, valoró el académico.
Es decir, “que el sistema de formación de maestros debe revisarse a fondo, y debe construirse un nuevo sistema que forme a los maestros para la sociedad del siglo XXI, y sobre todo para una sociedad como la nuestra”, apuntó.
“Es una sociedad polarizada, dividida, con muchísimos problemas que tienen que ser abordados también en la escuela y por maestros que ayuden a superar está polarización y estos desencuentros que tenemos como sociedad, y no atizarlos como parece ser que se le ha encomendado al sistema educativo o a sus principales autoridades”, recomendó el experto.
Una maestra, especialista en pedagogía, de un colegio subvencionado de Managua, quien tiene más de 25 años de ejercer la carrera docente, explicó a IP Nicaragua que la percepción del deterioro en las enseñanzas y el bajo rendimiento académico, principalmente en algunos colegios públicos, “tiene que ver mucho con la calidad del maestro”.
“Ahora no se valora, no se toma en cuenta el nivel educativo de los maestros y eso influye en gran medida en los alumnos. Ser maestra antes era una vocación, pero ahora basta con ser militante del gobierno”, opinó la maestra, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
En el colegio donde ella trabaja aseguró que “no es el método de enseñanza el que, cambiado, “sino las orientaciones del gobierno. La orden es no dejar a nadie, a ningún alumno, sepa o no sepa, haya cumplido con sus tareas, obligaciones o no. Ahí es donde se ha bajado la calidad en los centros escolares”.
Medina sostuvo que no se puede hacer un análisis más a fondo porque no se dispone de datos oficiales, pero sí, con los pocos datos que hay se puede afirmar que en Nicaragua “hay un serio problema de calidad” en la educación.
“Desgraciadamente este gobierno se niega a discutir, a crear espacios donde la sociedad participe, porque si hay un tema que nos puede unir a los nicaragüenses y nos interesa a todos, es la educación”, dijo el académico.
«Mientras más tiempo pase sin que nosotros avancemos sin resolver los problemas que tenemos en el sistema educativo eso atenta en contra del futuro de Nicaragua”, advirtió el académico.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informa en su sitio web que, aunque Nicaragua “ha dado grandes pasos en la tarea de mejorar el acceso y la calidad de la educación en todos los niveles, queda mucho por hacer”.
La organización reporta que Nicaragua asegura que tienen una matrícula del 100 por ciento sobre la primaria, pero en pre-escolar y secundaria es de un 70 por ciento.
“La brecha que existe en los niveles de pre-escolar y secundaria son la consecuencia de varios factores que impiden que niñas y niños de 3 a 6 años de edad, y adolescentes de 13 a 18 años asistan a la escuela, entre ellos está la falta de aulas y docentes, modalidades educativas que no se adaptan a las necesidades de los estudiantes, falta de apoyo de padres y madres en el proceso educativo de sus hijas e hijos”, se lee en el reporte de Unicef.
El Ministerio de Hacienda y Crédito Público presentó a la Asamblea Nacional en octubre del año pasado el presupuesto para este 2022 para las diferentes instituciones del Estado de Nicaragua.
Al Ministerio de Educación (Mined) se le asignó una partida presupuestaria de 15,127.6 millones de córdobas (US$426.1 millones), de los cuáles ha ejecutado el 48.5% que equivale a 7,344.3 millones de córdobas (US$206.8 millones).
Datos oficiales del Mined muestran que en el ciclo 2021 hubo una matrícula de 1,790,683 estudiantes. Este año, las autoridades educativas señalaron que más de un 1 millón 800 mil estudiantes entraron a las aulas de clases.
Más allá del problema que presenta el sistema en el país centroamericano, muchas veces el estudiante siente que no está sacando el mejor provecho a sus estudios.
Para lograr mejores resultados en el colegio es importante ser organizado, disciplinado y respetuoso del horario.
Un docente consultado por IP Nicaragua explica algunas directrices que se pueden implementar para tener mejores resultados, aunque cada alumno puede establecer su propia estrategia.
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