En el puerto El Bluff, ubicado en el municipio de Bluefields de la Región Autónoma del Caribe Sur, Yadira Francis Brian, de 42 años, asegura que comer pollo es un lujo.
Una libra de este producto sobrepasa los 80 córdobas. “Una libra de pechuga de pollo nos cuesta 80 córdobas y para que nosotros agarremos un buen pedazo (porción) tenemos que comprar tres libras o más”, dice Brian.
Esto ha llevado a su familia a reducir la cantidad de carne que compran y a mezclarla con otros productos como verduras para que rinda más. “Yo les saco a ellos primero y pues yo a veces no agarro pollo”, añade Brian, evidenciando los sacrificios personales que hace para asegurar que su familia coma.
Los precios de otros alimentos y productos de primera necesidad también aumentaron en esta zona del país.
Según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), hasta mayo 2024, la libra de arroz está fijado en 20.25 la libra, sin embargo, Brian asegura que el arroz más barato en su zona, cuesta 25 córdobas.
“El mejor arroz aquí cuesta 25 córdobas y una libra de frijol nos cuesta 40 córdobas, un litro de aceite nos cuesta 100 córdobas”, explica Brian.
Incluso productos de limpieza básicos, como el jabón para lavar ropa, subieron de precio. “Un jabón de lavar nos cuesta 50 córdobas”, añade Brian.
Para esta ama de casa del Caribe nicaragüense la situación es insostenible y adquirir los productos de la canasta básica cada vez es más difícil.
En el Caribe Norte, en el municipio de Puerto Cabezas, la situación no es distinta. El costo de la canasta básica se convirtió en una carga pesada para muchas familias.
Informes recientes de 2024 resaltan el creciente problema de la inflación y el alto nivel de pobreza en estas áreas, exacerbando la dificultad de acceder a productos esenciales.
Hasta mayo de 2024, la canasta básica, costaba 20,650.15 córdobas (US$573.61), según datos del Inide.
Arlen Arteaga es una pobladora de Puerto Cabezas y afirma que cada mes que hacen las compras, observa «un incremento de algunos precios, de lo básico».
El ingreso principal de la familia de tres proviene de la pensión de su esposo, lo que ha complicado aún más el manejo de los gastos.
«El precio de la comida va incrementando, digo solo la comida. Porque otros costos como pago de colegiatura o compra de uniforme, eso no lo tenemos», añade.
«Fue un golpe fuerte que yo volví a ver, y tuve que regresar a la tienda a preguntar si realmente el costo de la cebolla era eso», dice, refiriéndose al aumento en el precio de la cebolla de 30 a 60 córdobas por libra.
Ella detalla que en abril, los gastos totales, incluyendo energía eléctrica, eran de unos 4,900 córdobas. Sin embargo, en mayo, esa cifra subió casi a 6,000 córdobas.
La falta de empleo en El Bluff es otro problema significativo. Brian y su esposo dependen de las ventas que realizan los fines de semana, pero las oportunidades laborales en la comunidad son escasas. “Aquí no hay empresas, cerraron las empresas pescadoras”, comenta.
La mayoría de los residentes dependen de las remesas enviadas por sus familiares en el extranjero, dice.
Ante la falta de oportunidades, muchos habitantes de Bluefields y sus alrededores han migrado. “La gran mayoría se han ido de la comunidad (…) Otros se fueron a Panamá, Costa Rica y a España”, dice Brian.
Hasta el primer trimestre de lo que va del año, según el Banco Central de Nicaragua (BCN), el país recibió 1,140.9 millones de dólares en concepto de remesas.
Estados Unidos es el principal país desde donde los nicaragüenses envían sus remesas con 930,7 millones de dólares, luego le sigue Costa Rica con 90,5 millones de dólares, después está España con 69.2 millones de dólares, Panamá con 13, 0 millones de dólares y de Canadá con 7,7 millones de dólares.
Uno de los principales factores que influyen en el alto costo de la canasta básica en estas ciudades caribeñas es el costo del transporte, por las largas distancias que deben recorrerse para llevar productos desde otras partes del país.
Además, la producción local de alimentos en la Costa Caribe es insuficiente para satisfacer la demanda. Esto obliga a depender de productos traídos de otras regiones de Nicaragua o importados del extranjero. Esta dependencia incrementa los costos, debido a los aranceles, impuestos y los costos adicionales de transporte.
A esto se le suma, que la Costa Caribe de Nicaragua es una zona altamente azotada por huracanes.
Arteaga insiste que su familia ha tenido que hacer ajustes significativos en su consumo. «Lo que se tiene que hacer es comprar productos de menor calidad o disminuir lo que sería el consumo», explica Artega.
Estos cambios incluyen comprar arroz más barato o reducir la cantidad que cocinan.
Ella señala que el aumento de precios se debe a varios factores, incluyendo la política económica del gobierno.
Además, menciona la falta de regulación de precios como un factor clave. «Aquí hay un incremento que hace tiempo el gobierno no regula precios… Nadie regula los precios y los economistas que conocen la materia dicen que no se puede imputar el incremento de precios solo al combustible».
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