La abogada y defensora de los derechos de los pueblos indígenas Anexa Alfred Cunningham lleva 10 meses en el destierro por decisión del régimen de Daniel Ortega, en julio de 2022.
Actualmente se encuentra en Ginebra, Suiza, y afirma que en ni un solo día ha «renunciado volver a Nicaragua».
«Cuando a mí el Consejo de Derechos Humanos me nombra como miembro del Mecanismo de Expertos sobre Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, vengo a mi primera sesión por una semana a Ginebra, con mis hijos en Nicaragua, sin ninguna intensión de exiliarme, de migrar, aunque sabía que la situación estaba compleja», reconoce la defensora de derechos humanos.
Su participación en la Coalición Nacional la colocó en una situación muy difícil y sabía que en cualquier momento podría «salir del país».
«Yo me mantuve y ahí hubiera estado si no hubiera sido por el destierro que me aplicó el régimen», declaró Alfred Cunningham.
Alfred Cunningham es miembro del Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
¿Ha sido difícil?
En entrevista con IP Nicaragua habla sobre el impacto que a nivel personal, profesional y familiar provocó el destierro impuesto por el régimen y de cómo sobrelleva este proceso.
A la vez reconoce que ha sido muy difícil el proceso «porque a diferencia del exilio, aunque uno nunca está preparado sale y deja algunas cosas listas, pero eso (la noticia del destierro) fue de la noche a la mañana, me movió el piso, como cuando arrancás un árbol y te quedas en el aire».
Cuando se enteró de la noticia se dijo: «yo no renunció volver a mi país». Desde ese preciso momento hizo hasta lo imposible para volver a Nicaragua y se activó en los canales de la diplomacia para que el régimen recapacitara en la decisión que había tomado.
Así se enteró de su destierro
El 28 de junio de 2022 viajó a Ginebra, Suiza, a una misión en el marco del mandato que le había otorgado el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
«Hasta ese entonces la manera represiva del régimen era que te quitaba el pasaporte y no podías salir del país. Entonces eso yo lo informe a la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas, que es donde está la secretaría del organismo al que pertenezco, que corría el riesgo que no me dejarán salir de Nicaragua, pero no pasó así, no pasó nada».
«Yo sí pensé que no me iban a dejar salir, nunca pensé que no me iban a dejar entrar», agregó. Alfred debía regresar al país el 9 de julio de 2022.
Al terminar las sesiones tomó su vuelo de Ginebra a Nicaragua en la ruta Ámsterdam-México-Nicaragua.
«El primer trayecto lo tomé el 9 de julio. Ya estando en Ámsterdam cuando iba a tomar el vuelo a México, una encargada de la aerolínea me comunicó que el Gobierno de Nicaragua no autorizaba mi entrada al país», indicó.
Inmediatamente «entré como en shock y llamé a la Oficial del Alto Comisionado y él se comunicó también con la línea aérea y se le informó al entonces presidente del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Federico Villegas, quien tiene bastante conocimiento de lo que está ocurriendo en el país», dijo.
Un hecho sin precedentes
Al ser miembro de un Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se le otorga inmunidad diplomática ante los estados, privilegio que fue ignorado por el régimen.
«Es algo sin precedentes, porque yo estoy bajo la protección de inmunidades y privilegios, entonces no hay un mecanismos de cómo abordar una situación. El presidente del Consejo de derechos humanos se comunicó directamente con la misión, luego con la secretaría general de la ONU, incluso se habló con otros países como Argentina, Bolivia pero no hubo respuesta» del régimen, explicó.
«Es una situación que no se había visto, que un Estado le niegue la entrada a una persona que colabora con los mecanismos de Naciones Unidas», insistió Alfred.
La denuncia pública
Por ello, el 28 de septiembre de 2022, dos meses después de lo ocurrido, Villegas denunció públicamente que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo impidió su retorno a Nicaragua, después que viajó en su primera misión oficial como parte de un mecanismo de la ONU.
«En la resolución en la que se extiende por dos años más el mandato del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua se insta al Estado de Nicaragua que me permita mi regreso seguro. Eso demuestra la importancia que le han puesto a la situación porque es un muy mal precedente para los otros países», manifestó Alfred.
«Hay más de cincuenta mecanismos donde los expertos venimos a colaborar basados en nuestras experiencias, así como me pasó a mí le puede pasar a cualquier otro país, y no se puede dejar ese precedente». Sin embargo, «en medio de todo lo negativo que puede ser, esto me da la oportunidad de seguir hablando por mi pueblo, por la situación de Nicaragua», destacó.
Asilo político y reencuentro con sus hijos
Ante la negativa del régimen sobre su retorno al país, Alfred tomó la decisión de pedir asilo político en Suiza.
«En Suiza tenía un visado por tres meses y después estaba en el limbo, porque nunca fue mi intención quedarme fuera de Nicaragua. Hasta el día de hoy, yo no he renunciado volver a Nicargaua, pero si me vi forzada a darle estabilidad a mis hijos, y me los trajé y eso me ayudó a ver para dónde iba», expresó.
Alfred se reencontró con sus hijos de 14 y 8 años cuatro meses después de su destierro. Ambos menores son ciudadanos americanos lo que facilitó la salida del país. «Lo más importante era tenerlos conmigo y después decidir», afirmó.
La defensora de derechos humanos decidió quedarse en Suiza porque «todos los órganos de derechos humanos están aquí en Ginebra».
«Así puedo seguir incidiendo y trabajando, además que tengo la obligación y el compromiso moral con los pueblos indígenas lo voy a hacer y va a ser acá. Si aquí me dejaron tirada aquí me voy a quedar, porque estaba la opción de irme a otro país», añadió.
El impacto emocional y familiar
Alfred reveló que durante cuatro meses recibió asistencia emocional que le ayudó a enrumbarse de nuevo.
«Te digo que ya voy a cumplir un año de destierro y hay días que yo despierto y digo, qué hago aquí. Para mí este no es un país desconocido, porque estuve viviendo por cinco meses en 2017, y aun así me levanto con ese pensamiento».
«Ahora estoy con mis dos hijos, pero el vínculo con tu tierra, tu trabajo, tu familia, mis mascotas, mi papá es difícil aceptar esto», agregó.
El destierro a Alfred fue un impacto fuerte para su vida, pues enfrentaba el luto por el fallecimiento de su madre, el 1 de enero de 2022.
«Mi mamá me decía yo prefiero verte lejos que en una cárcel, y ni aun así no me convencía, yo quería estar con ella hasta sus últimos días, pero con mi papá no he tenido esa oportunidad, y después vinieron los sucesos posteriores», lamentó.
¿Quién es Anexa Alfred Cunningham?
Anexa Alfred Cunningham es una abogada miskita, egresada en el año 2000 de la Universidad Centroamericana (UCA). Desde su graduación ha trabajado en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas de la Costa Caribe. Su especialidad ha sido el tema de autonomía y derechos territoriales.
Realizó su maestría en el programa de derechos y políticas indígenas en la universidad de Arizona, Estados Unidos.
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También tiene un posgrado en Derechos Humanos, Pueblos Indígenas y Cooperación Internacional en la Universidad Carlos III de Madrid, España, y en el Centro Internacional de Entrenamiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Turín, Italia.
Luego de sus estudios en Europa, fue becaria en la Relatoría sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en el período 2003-2004, y trabajó en la misma Relatoría como especialista en Derechos Humanos desde septiembre de 2007 hasta noviembre de 2009.
Se ha desempeñado como asesora del Gobierno Regional Autónomo del Atlántico Norte y Gobiernos Territoriales y Comunales Indígenas en Nicaragua, en procesos de demarcación y titulación de tierras comunales y resolución de conflictos territoriales intercomunales.