«Mi primer memoria de niña es oliendo los helicópteros, los aviones donde mi papá trabajaba», dice Sheyla Morales sobre sus primeros acercamientos con lo que sería su carrera como Ingeniera Física con Concentración Espacial.
Morales, de 36 años, nació en Managua, pero su familia es de Puerto Cabezas, específicamente de un lugar llamado la Tronquera, una comunidad que ya no existe.
«Yo no lo conocí, pero conozco mis raíces, ahí vive mi abuela, mis tíos», cuenta vía telefónica a IP Nicaragua.
Sus padres emigraron a Managua, su mamá era enfermera y su papá trabajaba en la fuerza aérea del Ejército de Nicaragua.
Cuenta que su papá la llevaba de vez en cuando al trabajo y ella admiraba todos los aviones que habían.
«Yo quería juguetes de aviones, pero a mi hermano se los daban, a mí solo Barbie, y eso que nos la regalaban porque éramos muy pobres», dice Morales.
Morales recuerda que cuando tenía unos 5 o 6 años dibujó una nave espacial con crayones en el closet de su mamá.
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«Yo siempre me lo imaginaba, que yo iba a ir ahí adentro (nave espacial). Yo leía bastantes cosas (sobre el espacio), mi papá me compraba bastantes libros del espacio, de los astronautas, en esos tiempos de cuando lanzaron al primero perro y mono al espacio, todas esas cosas me parecían súper interesante», dice.
Sus papás la motivaron
A pesar de venir de una familia de escasos recursos, sus padres, asegura nunca le cortaron las alas, sin embargo, la realidad en su familia apuntaba que Morales debía salir de Nicaragua para cumplir su sueño de ser astronauta.
«Mis padres nunca me dijeron eso de que no, no vas a hacer eso de que no podemos de que somos muy pobres de que no tenés capacidad, jamás, no tengo ni una sola memoria de que ellos me hayan dicho no, solo me dijeron si vos lo querés vas a buscar y así fue, investigué qué había que hacer para ser astronauta», cuenta Morales.
Asegura que se ponía a investigar con los pocos recursos de información que había en esos años.
«No teníamos ni Google», dice, pero existían películas y programas y ella los veía para saber cuál era el denominador común de los astronautas, qué debían estudiar, las especialidades para ser piloto, comandantes y especialistas de misiones,
«Yo iba preguntando, leyendo, investigando, porque sabía que mis padres no tenían posibilidad (económica) y en Nicaragua ni existe la carrera, yo sabía que tenía que salir de mi país para poder realizar mis sueños», dice Morales.
Una oportunidad en Estados Unidos
Morales estudió la primaria y hasta cuarto año de la secundaria en Managua. En esos días a su mamá le salió una oportunidad laboral en Estados Unidos como enfermera y podía llevarse a sus hijos menores de 18 años, entre ellos estaba Sheyla y su hermano. Había cuatro hermanos más, pero mayores de edad.
«A mi mamá se le presentó la oportunidad de llevar a sus hijos menores de 18 años por un tiempo limitado y le dijeron, si no aplica ahora en los próximos dos meses y paga este costo, no va a poder tener a sus hijos en el futuro», cuenta Morales quien dice que tuvo que retomar sus estudios en Estados Unidos.
«Creo que pasó como una semana y mi mamá ahí nomás nos dice: ya pasó una semana vayan otra vez a la escuela, ella no permitió que nosotros estemos ahí tristes sin hacer nada y que no llegamos a los Estados Unidos a perder el tiempo, sino que directo a estudiar, siempre ella ha estado estudia, estudia, estudia», dice Morales a IP Nicaragua.
Sus inicios en la universidad
Luego que culminó su secundaria ingresó a la universidad Embry-Riddle Aeronautical University que está en Florida a estudiar Ingeniería Física con Concentración Espacial.
Asegura que las carreras universitarias en este país, son muy caras y sus padres, aún viviendo en Estados Unidos no podían costear su carrera.
«Mi mamá ya estaba viejita y tenía que trabajar 36 horas como enfermera, entonces busqué becas, préstamos para poder pagar mi carrera».
Para poder culminar su carrera de cuatro años y medio, Sheyla buscó becas y préstamos estudiantiles que aún paga.
«Opté a una beca que era para minorías, para latinos y ellos me daban libros, y una parte de lo que debía pagar de la universidad, la otra parte la pagué sacando préstamos», dice Sheyla.
La llegada de Sheyla Morales a Boeing
En octubre de 2007, la compañía de Boeing le ofreció a Sheyla dos contratos de trabajos pese a que todavía no concluía su carrera.
«Para mí fue un honor que en octubre me estaban entrevistando, en noviembre me ofrecieron el trabajo y en diciembre me gradué».
«Ellos vieron mi potencial y me ofrecieron trabajos en aviones, porque yo no tenía mi ciudadanía (estadounidense) entonces yo podía trabajar en el área comercial hasta que tuviera mi ciudadanía», dice Morales quien habla desde afuera de las instalaciones de la NASA.
En este trabajo, Morales era la ingeniera en estructuras y realizaba análisis para el área de fuselaje y las alas de los aviones.
Luego en 2014 entró a otro proyecto con un avión que aún no sale al mercado, luego pasó a otro avión, el 787 y así Morales fue aprendiendo en diferentes áreas comerciales de Boeing.
Muchos números en una carrera de ingeniería aero-espacial
Sheyla dice que su carrera es lo que más le ha costado en sus 36 años, y está convencida que sí logró culminarla y llegar hasta donde está, puede lograr todo lo que se proponga en la vida.
«Lo de los números en la ingeniería aero-espacial y preparación para Boeing/NASA no es un mito, ves de todo, física cuántica, matemáticas, de todo, es una carrera muy difícil, pero no imposible», alienta Morales.
Desde muy niña su mamá y sus hermanos le ayudaron aprenderse las tablas de matemática, en ese momento no sabía la importancia de este aprendizaje.
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«En nuestro trabajo tenemos programas y máquinas que pueden hacer cosas por nosotros, pero tenemos que saber si está correcto y eso se sabe solo conociendo los números», dice Morales.
Ser astronauta
Sheyla actualmente es jefa de ingeniera y le dedica mucho tiempo a su trabajo, desde monitorear a su grupo que son 48 personas, realizar firmas y durante el día pasa de reunión en reunión, luego aprobaciones de proyectos y más reuniones, cuenta a IP Nicaragua.
«Como yo no sabía hablar inglés, yo decía cuándo voy aprender, cuándo voy a poder hablar así como en las películas, yo dudaba en cada momento, incluso cuando entro a mi trabajo tengo dudas, pero no es imposible llegar aquí, a ellos les importa tus capacidades, tus habilidades», dice Morales.
Para cumplir su sueño de ser astronauta continúa trabajando y mejorando sus habilidades para aplicar, es un campo bien competitivo.
«La NASA busca diferentes habilidades, entonces estoy esperando mi oportunidad para lograrlo. Las cosas pasan tan rápido y uno lo está viviendo, pero cuesta ponerte fuera y ver hasta dónde he llegado, la gente lo ve inalcanzable y era así como yo lo veía, y no solo de llegar aquí, sino de ser jefa. Es un gran orgullo para mí», cuenta Sheyla emocionada.
Establecer una fundación
Agrega que cada vez que puede y viene a Nicaragua se lleva una camiseta con el nombre de su país o algo representativo.
«Yo me siento orgullosa de estar aquí, es un honor, siento que puedo llegar a hacer más, que puedo ayudar a mi familia y a mi comunidad en Nicaragua», dice.
Concluye con que sueña en establecer una fundación para personas de escasos recursos y apoyar a mujeres y niños que quieren estudiar ciencia, tecnología, ingeniería y/o matemática. «Quiero aportar ayuda financiera y asesorar a la próxima generación», finaliza.