En vísperas del novenario a virgen Concepción de María en Nicaragua, el padre Bismarck Conde, encargado de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Masaya, informó a la feligresía que durante los días del rezo se suspenden visitas y celebraciones de la imagen en hogares de barrios aledaños al templo.
También se suspenden los recorridos tradicionales de la imagen, debido a que permanecen firmes las prohibiciones de la policía a la Iglesia católica en ese municipio.
El presbítero, que además se desempeña como vicario foráneo del departamento de Masaya, mencionó que como iglesia pensaron que las prohibiciones de la policía solo iban a aplicarse en las procesiones en las celebraciones patronales a San Jerónimo y San Miguel, como se conoció en los meses anteriores.
La Purísima, fiesta mariana
La fiesta de “La Purísima” es una de las celebraciones marianas que desborda a los nicaragüenses en las calles y es una actividad representativa del pueblo católico nicaragüense.
El párroco de Nuestra Señora de la Asunción informó que después de publicar en las redes sociales sobre la celebración de “Cristo Rey”, la policía le hizo saber que no podían salir del templo.
De igual forma, explicó a los católicos que asistieron el fin de semana a la iglesia, que la presencia de antimotines en los alrededores se debía a que tenían prohibido salir en procesión, por lo que optaron a conmemorar la fecha a lo interno, acompañado con los filarmónicos que siempre participan en el recorrido.
Al finalizar la celebración religiosa se entregó los programas sobre la celebración a la Inmaculada Concepción de María, pero se hizo énfasis que todas las actividades, que inician desde el domingo 27 de noviembre, se realizarán dentro del templo, ya que en el registro de actividades ya impreso, se incluían recorridos y visitas domiciliares con la imagen.
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“Están tocando a Dios con las manos sucias”, expresó una mujer de 75 años después del oficio religioso y conocer sobre las restricciones.
“Creen que con éstas cosas (prohibiciones) uno va a dejar de venir a la iglesia. Esta es una guerra declarada contra la iglesia”, manifestó otra católica de 54 años.