Los pescadores en Bluefields se enfrentan a serias dificultades y muchos la pasan tan mal que en ocasiones piensan en retirarse y dedicarse a otras labores para ganarse la vida.
La pesca y el comercio en el Caribe nicaragüense no recuperan su comportamiento que tenían antes del paso de los huracanes Eta, Iota y Julia. “Es inestable, hay días buenos, hay días malos y hay días pésimos”, dice un comunitario de Bluefields.
La situación no permite que pescadores de la zona “levanten cabeza”. “No se gana nada”, dicen. Los reportes son bajos, sumado al daño ocasionado en los bancos de pesca.
Luis Cuthber es un costeño originario de la isla de Corn Island que permanece varado en su embarcación en el muelle del municipio de Kukra Hill. A pesar de los 30 años que lleva en altamar, manifiesta que llegó a pensar en retirarse de la actividad, debido a la baja rentabilidad.
“Pescamos langosta, ahora están pagando de 15 a 20 dólares la libra, muy barata, no nos ajusta para llevar un poco de ganancias a casa, somos afectados por el mal tiempo y ya las fuerzas y el panorama apunta a retirarnos”, relata.
“Lizca” es el nombre de la embarcación que opera desde hace 32 años en aguas del Caribe.
«El año pasado cerramos uno de los más difíciles y este, lo hemos iniciado sólo con pronósticos malos, la pesca en esta región necesita mucho apoyo, no todos logramos algo para vivir, hay comunitarios que no”, refirió el pescador caribeño.
Al cierre del 2022, Bluefields fue la sede para el Foro Nacional de la Pesca, misma actividad donde participaron pescadores industriales y artesanales.
Muchos de ellos en este arranque del año, temen que puedan cerrar operaciones y buscar otra alternativa para sobrevivir.
Los costos para mantener las embarcaciones a flote y en buen estado superan a las ganancias en cada viaje a altamar.
El inestable clima y mal tiempo ocasionan así mismo grandes pérdidas al sector. A esto se le suma el período de veda en la que tienen prohibido sacar nasas (red de pesca que consiste en un cilindro de juncos entretejidos) para la extracción y venta de marisco, pescados y langostas.
“Así como vamos, es probable que poco a poco muchos nos vayamos retirando porque la pesca está más baja desde el inicio, vamos a ubicar las nasas a alta mar con mucho ánimo, sin embargo, el producto es poco y está muy caro conseguirlo”, lamenta Cuthber.
Ante el mal momento que pasan, hacen un llamado a las autoridades locales para que los apoye en darles alguna solución. Recuerdan que son familias enteras que dependen de esta actividad.
“Aquí no solo hablamos de cierta cantidad de pescadores, si no de manera general en las comunidades donde más urge fuentes de empleos, a dónde la pesca, es la única salida para llevar el sustento en las familias”, lamentó otro comunitario.
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