Redacción / IP Nicaragua
Al grito de «¡Viva la iglesia!», «¡No hay que dejar a la iglesia sola!», «¡Todo nos quitarán menos nuestra fe!», así concluyeron los fieles católicos la santa eucaristía que celebraron desde la calle frente a la parroquia Santa Lucía en Ciudad Darío, donde fueron impedidos de ingresar por efectivos de la Policía Nacional.
La parroquia ubicada en Ciudad Darío, municipio de Matagalpa, amaneció asediada la mañana de este martes. Varios agentes se apostaron en los alrededores desde antes de las seis de la mañana para impedir el ingreso de los fieles católicos a la iglesia.
El párroco Sebastián López se vio obligado a celebrar la misa en el atrio de la iglesia asistido por decenas de católicos que se aglomeraron en las afueras, pese a la presencia policial. El sacerdote se acercó al muro perimetral y otorgó la eucaristía a través de la malla para luego despedir el oficio religioso.
«Bien hermanos, vayan a sus casas y mucha oración, hay que orar y tener mucha fe, pedir paz interior sobre todo al Señor que nos fortalezca y que Él sea también la solución de nuestra nación y que el rey de reyes pueda dar buen desarrollo a nuestras vidas y a nuestra estabilidad humana”, dijo el padre Sebastián López al despedir a los feligreses.
Antes de retirarse uno de los asistentes gritó: “No están solos, aquí está su pueblo Darío con ustedes”.
El hecho ocurrido con esta parroquia perteneciente a la Diócesis de Matagalpa se da en un contexto de persecución y ataque contra la Iglesia Católica por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Monseñor Rolando Álvarez cumplió 13 días en casa por cárcel junto a otras diez personas que permanecen en la Curia Arzobispal de Matagalpa.
La noche del lunes trascendió que el padre Oscar Danilo Benavides, detenido por policías el domingo 14 de agosto, cuando salía de oficiar una misa en el municipio de Mulukukú, se encuentra recluido en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) conocidas como «El Chipote», en Managua.
El sacerdote Benavides es el tercer religioso encarcelado en el país en una nueva arremetida contra la iglesia que empezó hace un par de meses.
El primero fue Manuel García en Nandaime, a quien acusaron por la supuesta agresión a una mujer, misma que se retractó de sus acusaciones. En julio pasado detuvieron a monseñor Leonardo Urbina, a quien acusan por violación. En ambos casos, los juicios se han caracterizado por falta de debido proceso y donde se les ha negado el derecho a una defensa oportuna.
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