Papa Francisco en el Domingo de Ramos: «lamento la locura de la guerra»

Francisco denuncia la locura de la guerra y la violencia ante miles de fieles que acudieron con sus palmas a la plaza de San Pedro tras la pandemia

El papa Francisco denunció hoy la «locura de la guerra» en un «mundo violento y herido», durante su homilía por un Domingo de Ramos que supuso el regreso de miles de fieles con sus palmas a la plaza de San Pedro tras la pandemia.

nte la presencia de los fieles y peregrinos allí congregados, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día según San Lucas (Lc 22, 14–23, 56) que narra la Pasión de Jesús y destacó que en el Calvario se enfrentan dos mentalidades:

«Las palabras de Jesús crucificado en el Evangelio, «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (v. 34), se contraponen, en efecto, a aquellas que pronuncian los soldados que lo crucifican: «Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!» (Lc 23,35)».

En este sentido, Francisco señaló que «salvarse a sí mismo», es decir, cuidarse a sí mismo, pensar en sí mismo y no en los demás, «es el estribillo de la humanidad que ha crucificado al Señor», y que solamente se preocupa «por la propia salud, el propio éxito, los propios intereses; se centra en el tener, en el poder y en la apariencia».

Sin embargo -continuó explicando el Pontífice- la mentalidad del yo se opone a la de Dios; «el sálvate a ti mismo discuerda con el Salvador que se ofrece a sí mismo y cuando toma la palabra, no se defiende ni se justifica o reivindica algo en su beneficio, sino que reza al Padre y ofrece misericordia al buen ladrón», que crucificado junto a Él y arrepentido por sus pecados, pide al Hijo de Dios que se acuerde de él cuando llegue al paraíso.

El pontífice argentino lamentó el uso de la violencia al recordar el martirio de Jesús de Nazaret: «Cuando se usa la violencia ya no se sabe nada de Dios, que es Padre, ni tampoco de los demás, que son hermanos», advirtió.

«Se nos olvida porqué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo», denunció.

Y continuó: «Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos».

Francisco en su homilía no aludió explícitamente a la guerra en Ucrania, como viene haciendo de forma insistente desde que se desatara la invasión el 24 de febrero, pero sí demostró de nuevo su preocupación por un mundo «herido» por los conflictos.

 

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