Nicaragua rompe las relaciones diplomáticas con Países Bajos

El Gobierno de Nicaragua, a través de una nota oficial,  rompió las relaciones diplomáticas con Países Bajos, poniendo mayor tensión con sus comunicaciones con la Unión Europea.

En la nota diplomática, el Gobierno de Nicaragua acusa a Holanda por su supuesta posición «injerencista, intervencionista y neocolonialista» con Nicaragua.

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El Gobierno de Daniel Ortega anunció su «decisión de descontinuar inmediatamente las relaciones diplomáticas», ante «la reiterada posición injerencista, intervencionista y neocolonialista del Reino de los Países Bajos».

La nota diplomática

El régimen anuncia en la nota que supuestamente Países Bajos «ha ofendido y continúa ofendiendo a las familias nicaragüenses con amenazas y suspensiones de obras de bien común, como hospitales para comunidades originarias y afrodescendientes».

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Durante un acto en ocasión del 43 aniversario de la Policía Nacional y transmitido en cadena de radio y televisión, Ortega contó que el canciller Moncada recibió el jueves a la embajadora del Reino de los Países Bajos ante el Gobierno de Nicaragua, concurrente desde Costa Rica, Marie-Chrístine Théodore Thérése Pirenne.

«¿Qué fue lo que escuchó el canciller Moncada?. La embajadora venía a hablarle a los nicaragüenses como que Nicaragua era una colonia holandesa de aquellas que siguen teniendo en algunas regiones y las que tenían y se multiplicaban en la época que se multiplicaron las colonias en los países europeos», afirmó Ortega.

Ortega aseguró que le dijeron «a la señora embajadora y que le decimos a ese Gobierno: señores, aquí en esta tierra, en esta patria, se respeta nuestra bandera, la bandera azul y blanco que defendió nuestro general  Sandino».

Las declaraciones de Ortega

«Y el que viene aquí a faltarle el respeto a nuestro pueblo, a nuestra patria, pues que no vuelva a aparecer por Nicaragua y no queremos relaciones con ese Gobierno intervencionista», sentenció.

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Asimismo, Ortega recordó que en 2018 Países Bajos suspendió la construcción de un hospital en la ciudad de Bilwi, en el Caribe norte de Nicaragua, valorado en 21,5 millones de dólares, con lo que, a su juicio, demostró su «miseria humana».