En 2018, María Amalia Cedeño fue una de los tantos nicaragüenses que quedó sin empleo. Fue parte de un recorte de personal, de casi 400 personas, en la empresa que laboraba y pasó a formar parte del batallón de 157,923 personas que ese año perdieron sus empleos formales, según cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN).
Fueron largos nueve meses en los que buscó empleo y utilizó toda su “red de contactos” sin éxito.
«Realizaba un promedio de 30 aplicaciones diarias, desde los trabajos más básicos, pasando por mandos medios, hasta puestos gerenciales y no conseguí que me llamaran a una sola entrevista”, dijo Cedeño en esta entrevista con IP Nicaragua.
La economía en Nicaragua se contrajo un 4% en 2018 y la situación sociopolítica quizá era un factor negativo para muchos, pero no lo fue para María Amalia.
“Comencé a trabajar diferentes versiones de mi hoja de vida, enfatizando según el área en la que consideraba que podía trabajar (y) según mis habilidades, estudios o experiencia”, pero no lograba reinsertarse en el campo laboral.
En el 2019, María Amalia emprendió un negocio propio con lo poco que le quedaba de ahorros, un call center bajo la razón social de JobCenter.
El call center operó a lo largo de dos años y logró tener hasta 60 colaboradores a quienes enseñó sobre las herramientas de telemercadeo.
«Yo siempre he tenido la visión de ayudar a quienes no pueden encontrar trabajo. Cuando estaba el call center, yo no pedía experiencia laboral previa, no desechaba ni descartaba a una persona por no tener experiencia o por no hablar inglés, ni por rango de edad y había jubilados, amas de casa, y los volvía profesionales rentables», afirma María Amalia.
Hoy por hoy, puede decir que jóvenes a quienes ella les dio la oportunidad de laborar se ubicaron en otros centros.
«Era un semillero de talento, muchachos que empezaron conmigo y fue su primer trabajo hoy están en call center ganando entre 500 y 800 dólares, y cuáles fueron sus inicios, conmigo, yo los entrené, la gente a la que nadie les daba trabajo, yo les dí trabajo en mi call center», dice con orgullo.
Al frente del call center y a partir de su propia experiencia en la que no logró conseguir empleo, María Amalia decidió ponerse en la otra acera.
“En ese momento pasé de buscar trabajo para mí, a buscar talentos para formar mi propio equipo de trabajo, entonces me puse en la acera de los reclutadores y entendí que muchos profesionales tienen el potencial, los conocimientos y buenas habilidades, pero no saben venderse, así fue que descubrí el motivo por el cual muchos profesionales son descartados: por su hoja de vida”, afirma.
Viendo la necesidad que existía a su alrededor, comenzó a preparar y redactar los curriculum vitae de sus amistades y familia, “enfatizando lo que un reclutador espera saber”.
Un reclutador es esencialmente un buscatalentos, cuya función consiste en buscar talento humano para cubrir ciertos puestos de trabajo que estén vacantes en una empresa.
En esa fase de su vida, María Amalia entendió qué era lo que necesitaban sus amigos y familiares para presentarse ante un reclutador.
“Por mis trabajos anteriores conocía de principios básicos de diseño gráficos y manejo de ciertos programas, entonces, me aventuré a hacer mis primeros diseños de curriculum a manera de favor para mi círculo más cercano. Experimenté con colores, formas y tamaños de letras, dando importancia a ciertas frases y elementos que quería destacar y prontamente las personas comenzaron a decirme que sus curriculum vitae estaban teniendo impacto, y lo mejor aun colocándose en nuevos trabajos”, enfatiza María Amalia.
Tras ese éxito, en 2021 dejó el call center y pensó que era hora de buscar nuevamente trabajo en el sector privado, aunque esta vez aplicó las “técnicas adquiridas en la elaboración de mi propia hoja de vida y funcionó”, afirma.
Y después de dos años al frente del call center, decidió que era momento de darle un giro a la razón social de JobCenter.
De esa experiencia, en junio de 2021 dió impulsó su marca como una empresa que ofrece consultorías para diseñar hojas de vida y crear la marca personal de su cliente combinado con el manejo en redes sociales en Facebook, Instagram y Linkedin.
“Por eso mi emprendimiento nace de la vivencia personal, en junio de 2021 decidí darlo a conocer como algo oficial y desde entonces combino mi trabajo y carrera con mis consultorías como Comunicadora Social y de Diseño de Imagen Profesional”, afirma.
Las consultorías también incluyen el manejo de plataformas para la “búsqueda de empleo”, el diseño de una estrategia de colocación en las mejores empresas y asesoría de un coaching para mejorar la búsqueda laboral.
Cedeño, a su vez, creó alertas de empleo diarias que envía a sus clientes vía la red social de WhatsApp.
“La mayoría del tiempo, lo hago a título de consultora (…) Pretendo trabajar para ir construyendo una firma de consultorías especializadas en temas de empleabilidad”, señala.
En ocasiones, “dependiendo del requerimiento” del cliente, se apoya en su hermana que es especialista en Recursos Humanos y además su socia en este proyecto personal.
«De ella recibo coaching en cuanto a las nuevas tendencias de los procesos de reclutamiento, cómo funcionan las pruebas psicométricas y la búsqueda de habilidades blandas”, enfatiza Cedeño.
En todo este proceso, María Amalia comprendió que una hoja de vida no es un simple papel que se lleva a una empresa al momento de aplicar a un empleo.
«Es tu carta de presentación, es como tu foto. Una buena foto puede capturar la atención de quien la ve o tener un efecto totalmente opuesto. Lo mismo pasa con el curriculum”, insiste.
Durante sus asesorías descubrió que las personas todavía usan Word, un formato que según las nuevas tendencias ya no es muy utilizado. Tener un buen currículum es esencial para encontrar trabajo.
“He recibido hojas de vida de gerentes con más de 25 años de experiencia en ese formato, otro común es el uso de fotos tomadas en restaurantes o actividades familiares donde se mira un fondo con ambiente, tampoco usan elementos gráficos para hacerlos visualmente más atractivos y el más común de todos es la mala redacción, no saben describir lo que realmente hacen, presentan ideas confusas o incompletas o solo mencionan la mínima parte de lo que realmente saben”, señala María Amalia.
No obstante, basada en su experiencia asegura que «no debería haber un machote estándar de curriculum”. Para ciertos perfiles, según Cedeño, es mejor vender la experiencia laboral acumulada y en otros se podría destacar más la formación del cliente.
“Los elementos a conjugarse pueden ser tan variados como los colores, todo depende del perfil, no es lo mismo un profesional en ventas, que un programador, en el primero destacan rasgos de personalidad y años de experiencia, en cambio en el segundo valen mucho más los aspectos técnicos y conocimientos académicos”, añade.
Y agrega que, “unos curriculum vitae podrían usarse con un diseño fresco y moderno, como es el caso de un publicista y otros podrían ser más sobrios y formales, como el caso de un contador público”.
A lo largo de la ejecución de su emprendimiento, María Amalia ha brindado consultoría a 38 clientes, entre ellos un salvadoreño que vio su post en la red social Linkedin y la contactó.
“La ventaja de Linkedin es que, si una persona de tu red de contactos reacciona a tu post, toda su red de contacto puede ver tu publicación y ese cliente me contactó de esa forma. Un contacto en común reposteó mi publicación, él la vio y me escribió”, recuerda.
El 30% de sus clientes vienen por referidos y la “tendencia es que el número crezca”. Los clientes más comunes son personas que tienen trabajo, pero desean preparar su curriculum para proyectarse mejor y encontrar un mejor puesto.
“Mis clientes no dejan de decirme cuan contentos quedan con los productos entregados”, señala.
Ella confía en su “buena escucha” para conocer bien a sus clientes y brindar con éxito el servicio requerido.
«Su experiencia, mucha lectura para tener ideas frescas y modernas y capacidad de análisis para sustentar la estrategia a desarrollar para cada cliente”, insiste.
La consultoría no termina con la entrega del curriculum, sino que María Amalia mantiene comunicación constante con sus clientes para saber qué resultados van obteniendo hasta que finalmente encuentran el trabajo que necesitaban o esperaban.
“Este emprendimiento además de ser un reto que desafía mi creatividad día a día me resulta sumamente satisfactorio, no tanto por el ingreso que puedo percibir, sino porque siento que puedo mejorar la calidad de vida de las personas ayudándoles a encontrar ese trabajo soñado”, agrega.
Una de sus recomendaciones es que el cliente debe estar abierto a todo tipo de posibilidades laborales.
“Hay que empoderar a los candidatos y hacerles ver que muchas competencias se aprenden haciendo, la universidad o las aulas te dan la introducción, el desarrollo lo hace uno mismo”, puntualiza.
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