Redacción IP Nicaragua
La defensora de los derechos indígenas, Lottie Cunningham, destacó que su lucha por alzar la voz en nombre de los pueblos de la Costa Caribe “ha sido incansable”.
Las dificultades y obstáculos que imponen las autoridades regionales y centrales a los ciudadanos, sobre todo en los últimos años que en el país vive una crisis social, política y económica, los deja más vulnerables.
Cunningham es una abogada y ambientalista nicaragüense de origen indígena miskito. Durante más de 20 años se ha dedicado a la defensa del derecho a la propiedad territorial de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
La defensora de derechos los pueblos indígenas, además cuenta con una vasta experiencia en programas de atención a mujeres víctimas de violencia.
A lo largo de su lucha ha logrado que 305 comunidades hayan obtenido sus título, dijo en entrevista con IP Nicaragua.
“Para mí uno de los logros más importantes que hemos tenido en estos 20 años de lucha ha sido haber logrado un mecanismo para demarcar y titular los territorios indígenas”, señaló.
En su lucha por los pueblos indígenas se ha encontrado con muchos obstáculos que fueron superados con éxito frente al Estado.
“En este proceso de lucha hemos tenido muchos obstáculos debido a que estamos frente a un Estado que no ha implementado lo que dice la Ley del régimen comunal de los pueblos indígenas, Ley número 445, tampoco ha implementado su compromiso en materia de derecho de los pueblos indígenas que ha adquirido a nivel internacional», mencionó la activista.
Un total de 305 comunidades han obtenido su título y el «Estado decía que estas tierras eran tierras nacionales, por lo menos hoy nadie puede decir eso”, agregó Cunningham.
Entre 2011 y 2021, unos 50 indígenas fueron asesinados por el conflicto de las tierras, indicó Cunningham, quien además denunció que estos crímenes han quedado en la impunidad.
“Hemos tenido otros tipos de fallecidos que tienen que ver incluso con protestas sociales que se hacen aquí. Todos estos crímenes están en la impunidad. No se ha detenido a ninguna persona para responsabilizar al autor material e intelectual”, reprochó la activista.
La activista señaló que las condiciones de las comunidades están muy malas. “Estamos hablando de pobreza y extrema pobreza, por la invasión de los colonos y el desplazamiento forzoso”, lamentó.
Cunningham denunció que los defensores de derechos humanos en la Costa Caribe también enfrentan y viven asedio a diario.
“Nosotros que hacemos los recorridos, visitas en las comunidades en todos los puestos de la Policía y los puestos del Ejército en muchas ocasiones se nos quita la cédula, se nos registran, se nos cuestiona y lo otro es que nos mandan aquí frente a nuestras oficinas a los antimotines y oficiales”, denunció la activista.
Sin embrago, “nuestro compromiso de continuar la lucha aun ante dificultades y obstáculos a lo que nos enfrentamos como defensores, que no es fácil en esta profunda crisis de violación de derechos humanos en el país. Es un escenario muy difícil, pero vamos a continuar nuestra labor”, aseguró.
Cunningham dijo que “hay una campaña de odio contra nosotros los defensores de derechos humanos, pero no nos queda otro camino que continuar ese compromiso para que las comunidades puedan lograr un uso y control sobre sus tierras”.
Por su trayectoria como defensora de derechos humanos Lottie Cunningham recibió el Premio Right Livelihood 2020 otorgado por la fundación sueca Right Livelihood Award.
La fundación galardonó a Cunningham por su dedicación a la protección contra la explotación y el saqueo de las tierras y las comunidades indígenas en Nicaragua.
Al respecto recordó que “la Costa Caribe siempre fue una costa que se utilizó con la economía de las actividades extractivitas y a nosotros no nos ha dejado nada, simplemente huecos y hoyos en los pulmones en nuestras minerías”.
Por ello, para la activista los reconocimientos locales e internacionales despiertan en ella “ese mayor compromiso, una mayor entrega de lograr lo que no hemos podido lograr”. Además de “seguir luchando para consolidar la autonomía de las comunidades y consolidar el uso y control que deben de tener los pueblos indígenas sobre su territorio”.
Al finalizar la entrevista Cunningham destacó que uno de sus sueños para las comunidades indígenas sería “sanear los territorios de la invasión de los colonos, que las empresas privadas que han entrado sin el consentimiento de las comunidades, sino por el gobierno regional y central a través del partido político de turno no lo sigan haciendo, para que las comunidades puedan tener la gestión y control sobre sus territorios”.
Cunningham es fundadora del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), organización que nació en 2005 y que a la fecha ha logrado que 12 comunidades cuenten con medidas de protección, ocho con medidas provisionales otorgadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) y cuatro con medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
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