En el vertedero municipal de Bluefields hay un grupo de 21 mujeres que recolectan plástico, metal y vidrio para luego separarlos y venderlos. Es su modo de sobrevivir, pero trabajan en pésimas condiciones y muchas han adquirido varias enfermedades.
Se levantan muy temprano todos los días para buscar la vida entre lo que otros tiran. Son 21 mujeres organizadas en una cooperativa que bautizaron como “La Luz del Futuro”, una especie de visión de lo que quieren, si se toma en cuenta las condiciones de su presente.
El trabajo parece simple y consiste en recolectar la botella plástica y separarla del aluminio y del vidrio, pero las ganancias son mínimas, apenas alcanzan para hacer dos y hasta un solo tiempo de alimentación, dependiendo de “lo malo o bueno” que ofrezca el vertedero municipal de Bluefields.
Trabajan a la intemperie, sin ninguna medida de protección y seguridad laboral.
En temporada de verano lo hacen bajo un inclemente sol y en invierno bajo la lluvia incesante. Nada parece detener las jornadas de trabajo, pues la necesidad es la que impone los horarios.
“Durante estos cinco años que llevo reciclando plástico no he visto mejoría en mi casa, pero no tengo más alternativas para salir de aquí, necesito llevar el sustento al hogar”, se lamenta Eva Mairena, una de las recolectoras.
La botella plástica es el producto que más venden y los acopiadores se las pagan a dos córdobas.
“Se gana muy poco, la verdad. No logro ajustar para la merienda de mis cinco hijos. Pensamos que esta temporada se pondría buena, tenía mis botellas listas desde el mes de octubre y es hasta ahora y no la he podido sacar. No tenemos apoyo, nuestro trabajo está cada día peor”, se queja Mairena.
Tres de las 21 mujeres relatan que tienen muchos desafíos por delante y se enfrentan a peligros en el vertedero municipal.
“A veces trabajamos hasta las once de la noche para cuidar el producto en el relleno sanitario. Lo que nos rebuscamos, no alcanza para los gastos en la casa, la comida está cara y el pago es mínimo”, aseguró la también la recolectora Carmen López.
López está segura que de tener alguna otras opciones de trabajo, no estarían más en el vertedero.
“Muchas de nuestras compañeras que se han retirado, han resultado con enfermedades varias, producto de la exposición a los desechos del lugar, en cama y sin ayuda, así están algunas”, denunció López.
“Estamos cansadas”, dijo otra recolectora. “En mi caso, tendré que retirarme, ya mi edad no me permite seguir bajo estas condiciones, nos vamos a casa solo con el rostro soleado, cansadas y sin dinero que es lo peor”, añade López.
Alergias en la piel e infecciones estomacales frecuentes sufren las mujeres de “La Luz del Futuro”.
El relleno sanitario se encuentra situado en el barrio 19 de julio en Bluefields. La necesidad de llevar un poco de dinero al hogar les obliga a mantenerse en las condiciones deplorables, día a día. “Esperamos que este año que viene esto mejore”, dice una de las recolectoras que ayer salió del vertedero y volvió a casa con muy poco para su sobrevivencia.
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