*Afectó áreas protegidas con ecosistemas frágiles que se encuentran en las alturas de más de 1,000 metros sobre el nivel del mar, algunas son las más altas del país.
Orlando Valenzuela
Unas 147,459 personas de 294 comunidades indígenas ubicadas en áreas protegidas, parques, reservas naturales, bilógicas y de biosfera, fueron impactadas por la trayectoria del huracán Iota, que azotó el Caribe Norte de Nicaragua y municipios fronterizos con Honduras, según la evaluación realizada por la Fundación del Río.
Entre los territorios indígenas fuertemente golpeados se encuentran seis de la etnia mayangna, 11 de la etnia Miskitu y 3 conformados por ambas etnias. También señala que muchos de estos territorios ya habían sido impactados por el huracán Eta hace 13 días, lo que supone un riesgo aún mayor para esta población vulnerable.
Las lluvias generaron alteraciones directas de los caudales de ríos de al menos seis cuencas; de los ríos Coco, Ulang, Wawa, Kukalaya, Prinzapolka y Grande de Matagalpa, donde se asientan estas comunidades. En algunos casos incluso sobre las riberas de estos ríos principales.
La crecida de estos ríos inundó decenas de caseríos en comunidades ribereñas, así como sus cultivos de arroz, frijoles, maíz, yuca, plátano y árboles frutales, provocando miles de damnificados que fueron evacuados a centros de albergue en zonas seguras.
En esta evaluación preliminar, el ONG ambientalista destacó que el huracán Iota, antes de impactar tierra nicaragüense, había alcanzado la categoría 5 (máxima en la escala Saffir-Simpson) con vientos sostenidos de más de 250 kilómetros por hora.
Sin embargo, al momento de tocar tierra, el fenómeno climático descendió a 4, bajando su velocidad a 249 kilómetros por hora, impactando con toda su fuerza destructiva a unos 6 kilómetros al sur de la comunidad de Haulover, distante 40 kilómetros de Bilwi, cabecera departamental de la Región Autónoma del Caribe Norte (RACN).
El total del área impactada abarca unas 905,031 hectáreas, que representa un 29 por ciento de la superficie de las áreas protegidas del país, indica el reporte.
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El fenómeno huracanado Iota tuvo un recorrido de aproximadamente 355 kilómetros sobre el territorio nacional, de los cuales 156 kilómetros fueron con vientos sostenidos de entre 213 kilómetros por hora (categoría 4 cuando ingresó al país) y 139 kilómetros por hora (categoría 1), degradándose paulatinamente a tormenta tropical con vientos sostenidos entre 65 a 105 kilómetros por hora, hasta salir de Nicaragua con dirección a Honduras.
Impacto en 17 áreas protegidas
Entre los daños causados por el Iota en estas comunidades indígenas se mencionan la crecida y desborde de los ríos por la intensidad de las lluvias, fuertes vientos que dañaron viviendas y suministros eléctricos, cierres de vías de comunicación (carreteras, caminos, etc.) sistema de comunicación telefónica, marejadas ciclónicas en zonas costeras (que arrastran infraestructura), desplazamiento de tierra producto de la saturación de humedad de los suelos, pérdida de cultivos y áreas de producción, lo que vulnera la seguridad alimentaria y tumba de cubierta forestal, entre otros efectos, según el reporte firmado por Amaru Ramírez, director de Fundación del Río.
En total, fueron 17 áreas impactadas, de ellas 15 reservas naturales, entre las que se incluye la mayor del país, la de Biósfera de Bosawas, un parque nacional y una reserva de biósfera marina.
“Es importante mencionar que la trayectoria del huracán Iota afectó áreas protegidas con ecosistemas frágiles que se encuentran en las alturas de más de 1,000 metros sobre el nivel del mar, algunas son las más altas del país. Los vientos de categoría 4 generan afectaciones importantes a los bosques de pino y de árboles propios de los humedales. Además, tienden a derribar árboles de bosque tropical, como hemos vistos en fenómenos anteriores más recientes, como los huracanes Otto y Félix”, indica el reporte evaluativo.
Sobre los daños directos al medio ambiente, la Fundación del Río señala el desprendimiento de ramas y derribo de árboles por fuertes vientos, deslizamiento de tierra y vegetación en pisos altitudinales, arrastre de ecosistemas ribereños por crecida de ríos e inundaciones, pérdida y alteración del hábitat de especies, muerte de fauna acuática por poca oxigenación y arrastre de sedimentación en ríos, alteración de ciclos de floración y pérdida de frutos que sirven de alimentación a la fauna, así como también la movilización de la fauna hacia otras zonas no impactadas.
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El informe advierte que existen otras áreas protegidas fuera de la zona de impacto directo del huracán, que pueden haber sido afectadas, por lo que se requiere la elaboración de un diagnóstico más detallado sobre el impacto total del huracán Iota a su paso por Nicaragua.
Foto portada: Cortesía de OFENA.