El papa Francisco, jerarca de la Iglesia Católica, inauguró Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado pidiendo vivir en un mundo sin prejuicios y sin miedos.
Dijo que hay que poner al lado a los más vulnerables: migrantes, refugiados, desplazados, víctimas de la trata y abandonados.
Francisco había la «cerrazón», que considera la «raíz de muchos males de la historia, del absolutismo que a menudo ha generado dictaduras y de muchas violencias hacia quien es diferente».
«Me uno a quienes, en las distintas partes del mundo, están celebrando esta Jornada», dijo el papa.
«Estamos llamados a construir un mundo cada vez más inclusivo, que no excluya a nadie», dijo el papa en la plaza de San Pedro ante una multitud de migrantes.
«Es necesario caminar juntos, sin prejuicios y sin miedos, poniéndose junto a quien es más vulnerable: migrantes, refugiados, desplazados, víctimas de la trata y abandonados», dijo el papa, que ha hecho de la acogida de los migrantes uno de los temas principales de su pontificado, que empezó en 2013.

El papa, que a su vez procede de una familia de emigrantes italianos instalados en Argentina, pidió a los fieles y a los turistas que fueran a contemplar una escultura monumental instalada en la plaza de San Pedro en septiembre de 2019 y que representa a 140 emigrantes de diversos países, religiones o épocas históricas, en una barca.
«No cerremos las puertas a su esperanza», finalizó.

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Centroamérica sufre una crisis de migración, muchas familias migran a Estados Unidos, a través de México, para huir de la violencia o de gobiernos autoritarios, o simplemente buscan nuevas oportunidades.
Actualmente, hay un crecimiento del flujo migratorio de países como Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador.
Francisco ha alertado de la tentación de ir por ahí “exhibiendo el ‘carné de creyentes,” para juzgar y excluir”. De este modo ha instado a superar “la tentación de juzgar y de catalogar”.
El papa dijo que las “comunidades cristianas deben ser lugares de comunión y no de separación”.