* Los camposantos han recurrido al uso de retroexcavadoras para realizar más tumbas.
ERNESTO GARCÍA
Hasta antes que la pandemia del Covid-19 comenzara a dejar un reguero de muertos en Nicaragua, en el cementerio privado Jardines de Recuerdo solo había dos o tres funerales al día.
Ahora ese escenario ha cambiado de manera drástica, pues a diario se realizan entre 19 y 20 funerales, según trabajadores del camposanto.
«El domingo hubo 17 entierros y el lunes hubo 21», expresó un empleado de ese camposanto a quien llamaremos «Eulogio».
Lo anterior significa que los sepelios en ese cementerio se han incrementado por día en 850%, aproximadamente.
«Eulogio», que cada vez que llega un sepelio se cubre con un traje blanco y máscaras, agrega que todas las personas que fueron sepultadas en funerales exprės los días domingo y lunes pasados, eran adultas.
En el cementerio Jardines del Recuerdo, hasta hace dos semanas las tumbas que antes hacían manualmente con piochas, barras y palas, ahora por la sobredemanda se hacen con retroexcavadoras.
«Ahorita (este miércoles) se están utilizando retroexcavadoras y también se hacen tumbas de manera manual», relató Eulogio.
Según el trabajador, ellos (los empleados del cementerio) hacen un promedio de 20 tumbas por día.
Cada vez que un cortejo fúnebre ingresa, en el portón un empleado le pregunta por el nombre de la persona que va a recibir cristiana sepultura.
Después, el hombre que está en el portón le indica la ruta a seguir, hasta llegar al lugar donde ya está abierta la tumba.
Una vez que llegan al lugar indicado, el carro de la funeraria y sus empleados cubiertos con trajes impermeables son fumigados con desinfectante, al igual que el féretro.
Después, los empleados del camposanto se hacen cargo del sepelio y llevan hasta su última morada al difunto.
Posteriormente, con un ascensor bajan el ataúd al fondo de la sepultura y acto seguido, quien maneja la retroexcavadora, comienza a echar la tierra sobre la sepultura.
Una vez concluido el procedimiento antes referido, la retroexcavadora, quien la conduce y los trabajadores, son fumigados con desinfectantes.
Aunque la administración pone toldos para que la familia doliente y quienes los acompañan se protejan del sol o la lluvia, estos en la actualidad no son utilizados, porque los parientes y amigos llegan en poco número y quedan distantes de la tumba.
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