«Le diría (al padre Mario Guevara) que lo siento, yo sé, en mi cabeza, que hice mal hacia él, y yo espero que esté bien, yo espero que pueda superar eso, porque sé que es algo muy traumático, entonces sí, yo reconozco que él era totalmente inocente», reconoce seis años después Elis Leonidovna Gonn, la rusa conocida en Nicaragua porque atacó al sacerdote con ácido sulfúrico en 2018.
La entrevista colaborativa realizada a Gonn por los medios nicaragüenses Mosaico CSI, República 18 y La Mesa Redonda, la rusa reconoce que antes de cometer el crimen se confesó con el sacerdote Mario de Jesús Guevara, en aquel entonces de 59 años y vicario de la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María en Managua.
«El pobre padre (Guevara) yo no lo conocía, lo vi por primera vez aquel día, no sabía quién era, y (el ataque) era solo para hacer daño al gobierno”, relató Gonn.
El ataque de la rusa ocurrió la mañana del 5 de diciembre pasado en la Catedral Metropolitana de Managua.
«Creo que soy psicópata. He soñado de matar y torturar personas desde que tenía cinco años”, escribió Gonn en un mensaje enviado previo a la entrevista a los medios aliado.
El padre Guevara necesitó de múltiples cirugías plásticas en el rostro, la espalda, brazos y piernas, para recuperarse de los efectos por las quemaduras que sufrió con el ácido.
La ciudadana rusa reconoce que «era fascista y militaba en un partido de extrema derecha en Italia que se llama Forza Nuova”.
Llegó a Italia en en 2016, pagando 5500 euros a una agencia rusa para obtener el estatus de refugiada.Para ese entonces, “era católica muy conservadora” y pertenecía a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que se presenta como “una congregación de sacerdotes católicos fundada por Monseñor Marcel Lefebvre en 1970”.
En plena crisis sociopolítica llegó a Nicaragua el 7 de septiembre de 2018, pero antes estuvo en México, Guatemala, El Salvador y Honduras.
«Sabía que el gobierno había amenazado a la Iglesia, que había problemas fuertes con la Iglesia, entonces yo sabía que, si yo agredía a una persona de la Iglesia, todos iban a pensar que el gobierno fue atrás de eso, entonces era como una venganza contra el gobierno. El pobre padre (Guevara) yo no lo conocía, lo vi por primera vez aquel día, no sabía quién era, y (el ataque) era solo para hacer daño al gobierno”, relata Gonn.
Su decepción hacia el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ocurrió después que policías de civil le arrebataron su teléfono móvil, mientras caminaba por una de las calles de Managua.
Gonn dice que los policías se disculparon y devolvieron el teléfono, pero “no sé cómo explicarle mi sensación, porque yo estaba enamorada de Rosario, yo estaba muy a favor del gobierno, yo estaba muy a favor de la Policía y, entonces esa Policía que yo creía que era de mi parte, yo creía que me iba a defender (…) quedé llorando”.
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