Redacción / IP Nicaragua
Los restos del nicaragüense, Eddy de Jesús Barrera Gámez fueron recibidos por sus familiares en el municipio de El Sauce, lugar de donde salió en busca de mejores oportunidades.
La madrugada del 7 de abril, el nicaragüense se despidió de su familia para desafiar todos los obstáculos en la peligrosa ruta de migrantes para alcanzar el sueño americano.
Barrera Gámez llevaba consigo una mochila que contenían algunas pertenencias y sus documentos personales. En poco tiempo logró cruzar la frontera centroamericana de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Su dura experiencia apenas la comenzaba a vivir a mediados de abril cuando pisó tierra mexicana, un país azotado por la inseguridad, la delincuencia y el crimen organizado.
Durante su cansado y largo viaje hacia la frontera con Estados Unidos, el migrante nicaragüense hizo varias paradas para descansar, comunicarse con su familia y con su esposa Olivia Hernández Flores, a quien le comentó sobre su dura experiencia en la travesía.
Con la voz entrecortada y lágrimas, la sufrida mujer recordó que la mañana del 20 de abril fue el último día que habló con su marido cuando abordaría un vehículo que lo transportaría a la frontera con Estados Unidos.
“Nos comunicábamos a cada momento, decía cosas bonitas y las dificultades que pasaba, que estaba largo, que era una travesía dura de muchos sacrificios. Pero que Dios lo cubría con su sangre y que pronto se encontraría con su familia, porque la mayoría viven en los Estados Unidos”, dijo Hernández Flores.
Hernández Flores recordó que ambos se conocieron en Costa Rica, pero después de formalizar su relación con el regresaron a Nicaragua a poner un pequeño negocio de venta de pizzas en El Sauce y Matagalpa.
Tiempo después el joven decidió emprender el viaje para tratar de conquistar el sueño americano.
«El ser humano anhela siempre tener algo mejor para el futuro y él siempre tenía esa idea de viajar y alcanzar ese sueño americano del que habla todo el mundo», recordó Hernández Flores.
«Un día tomó la decisión de irse por determinado tiempo para tener mejores ingresos, agrandar el negocio y lograr un mejor futuro, pero nunca se sabe lo que pueda pasar si salís de la casa, porque todo es un riesgo”, cuenta Olivia.
Lo que sorprendió a Olivia fue la llamada que recibió de un familiar minutos después que se despidió de su esposo, a quien las autoridades mexicanas lo declararon muerto luego que la camioneta en la que viajaba, junto a un grupo de migrantes centroamericanos, cayó desde un puente de 15 metros en Veracruz, un estado de México.
El cuerpo inerte de Eddy, había quedado cerca del vehículo, en una moderna autopista que conduce a la ciudad de Córdoba.
Según las autoridades, el automotor habría perdido una rueda antes de caer al vacío que procedía del vecino estado de Tabasco (sur) y se dirigía a la frontera con Estados Unidos recorriendo la costa del Golfo de México.
“Ese día me dijo que ya se había bañado y que iban largo de camino. Al rato cayó una llamada de una prima dándome la noticia de su muerte. Es duro para mi aceptar su partida, porque aún no lo creo. Aún siento que van a venir y me van a decir no, él no está muerto, está herido y con vida en un hospital”, dice Olivia.
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