Redacción /IP Nicaragua
Aunque la apicultura es una actividad mayormente dominada por hombres, las mujeres han ido ganando terreno en la crianza de las abejas para la producción de miel. Son mujeres que han sabido incursionar en la actividad y ahora dominan el mundo de estos insectos que viven en colonias que se establecen en forma de enjambres.
Cesia Lea Hernández Gómez, una joven de 25 años, originaria de Aguascalientes, una comarca ubicada a cinco kilómetros de la ciudad de Somoto al norte del país, dice que cada vez más se suman mujeres a esta actividad.
“Me he fijado que la miel ayuda a las mujeres. Yo considero que es importante el trabajo de la mujer, a la mujer le gusta llevar las cosas en orden y es una actividad que no debe limitar a ninguna”, señala Hernández Gómez.
La joven apicultura incursionó en la actividad gracias su padre. Recuerda que hace algún tiempo se dedicaba a tareas que eran consideradas solo para mujeres, pero poco a poco se sumó a las actividades apícolas de campo.
“Antes cuando se cosechaba nosotras nos quedábamos en la casa y no nos llevaban al apiario. En la cosecha nos dejaban en la casa o nosotras nos encargábamos de preparar los trajes, el ahumador, y los hombres eran los que se iban a revisarlas (las colmenas) y nosotras nos quedábamos, pero ahora es equitativo el trabajo”, recuerda Hernández Gómez.
Después de cuatro años de trabajar junto a su padre, Hernández Gómez logró independizarse. Cuenta con cuatro colmenas y va sola al apiario.
“Cada uno tenemos nuestras propias colmenas y ahora yo no voy con mi papá, sino que voy sola e invito a mi hermana menor y vamos las dos y para la cosecha también. Lo único que se nos hace difícil es cargar una colmena por la fuerza, pero yo siento que ahora no nos limitamos para participar”, mencionó la joven apicultora.
La apicultura es una actividad dedicada a la crianza de las abejas. El ser humano se encarga de prestarles los cuidados necesarios con el objetivo de aprovechar los productos derivados como la miel.
María Cristina Lanuza es originaria de Somoto lleva poco más de cinco años en la actividad apícola y asegura las mujeres son capaces de realizar diversas actividades en el apiario.
“Podemos cargar y descargar los camiones con las colmenas menos pesadas, apoyar con las luces de guiar en el camino, poner estacas, ubicar colmenas y los chavalos (hombres) han tenido mucha disposición para apoyarnos”, señala Lanuza.
Lanuza se involucró en la actividad apícola por accidente, debido a que salía con sus amigos a realizar capturas. “Miraban o creían que era muy difícil que una mujer anduviera capturando enjambres o subida en los camiones.
Al poco tiempo, se graduó en el curso de Apicultura y diversificación de finca, pero confiesa que todavía hay gente que sigue considerando que solo los hombres pueden trabajar a las abejas.
“Cuando nos miran tipo astronauta con todo el equipo de protección, la gente y no solo los varones, las mismas mujeres quedan anonadadas de vernos y creen que es una actividad que no la pueden llevar las mujeres, pero creo que ahora hemos creado más conciencia”, apunta Lanuza.
Con su esfuerzo y dedicación, Lanuza asegura que han servido como un puente para que otras mujeres se involucren en esta actividad que ayuda a la sostenibilidad económica familiar.
Como madre soltera, Lanuza asegura que con su ejemplo ayuda a motivar a otras jóvenes para que incursionen en el mundo de la apicultura, una actividad que no requiere de mucho tiempo y puede generar ganancias.
“Hemos impulsado a muchas jóvenes a seguir nuestras actividades o nuestros pasos. Siempre hemos querido ser como un referente para otras jóvenes, incluso hemos sido como un ejemplo a seguir”, confiesa Lanuza.
En el fascinante mundo de las abejas las mujeres suelen tener mayor dedicación y eso es algo que los hombres saben reconocer, afirma Lanuza, quien ha logrado dar valor agregado a los subproductos de la colmena.
“Inicialmente solo era la venta de la miel, solo hablábamos de miel como producto, pero luego fuimos capacitándonos y fuimos haciendo subproductos elaboramos la miel con polen; con la cera hacemos láminas de cera y ahora promovemos la elaboración y uso de cosméticos a base de miel con la utilización de la cera que purificamos, con la jalea real y la misma miel”, explica Lanuza a IP Nicaragua.
La somoteña María Cristina Lanuza creó su propia marca para vender la miel que produce. Aunque todavía no está legalmente registrada, “Shelsy”, es la marca con la que vende sus productos que tienen mucha aceptación entre los consumidores en el Norte de Nicaragua.
Lanuza se reconoce como una mujer organizada y sabe dar un paso a la vez, por esa sabe que su próxima misión es lograr el registro de su marca.
“Yo me siento muy independiente y puede decidir en acciones económicas, tengo mis colmenas y siento que soy dueña de algo”, confiesa Lanuza.
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