El Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (Cetcam) presentó el estudio “Voz, saberes, cultura y memoria. Resistencias y resiliencias colectivas de las mujeres nicaragüenses”, en el que revela que periodistas, ciberactivistas, académicas, artistas y promotoras culturales son cuatro grupos de mujeres que se convirtieron en blando de una «política institucional de represión» por parte del régimen Ortega Murillo en Nicaragua.
Durante una conferencia de prensa en San José, Costa Rica, el Cetcam informó que el estudio pretende visibilizar las diferentes formas de violencia que experimentaron las mujeres nicaragüenses desde la Rebelión de Abril en 2018.
La censura, la criminalización, los destierros y la desnacionalización, así como el desplazamiento forzado, son solo algunas de las expresiones más graves de esta violencia que viven las mujeres periodistas. Mientras que, las académicas son sometidas a una serie de obstáculos que limitan su capacidad para llevar a cabo investigaciones independientes.
Según Cuadra, a este grupo de mujeres se les persigue por su «participación en el proceso social dirigido hacia la transformación democrática del país».
«Esta política represiva se manifiesta en diversas formas y aspectos de la vida de las mujeres, destacándose los discursos de odio, criminalización, cárcel, destierros, despojo de la nacionalidad, confiscaciones, agresiones físicas y verbal, violencia sexual, acoso,
vigilancia, amenazas, privación de derechos fundamentales, violencia digital, violencia económica, migración y separación familiar forzada”, dijo.
Desde 2022, cuando el Cetcam presentó el estudio «Quebrar el cuerpo, quebrar el alma. Las reconfiguración de las violencias hacia las mujeres en Nicaragua. 2018 – 2021», las formas de violencia hacia las mujeres empeoraron, afirmó Elvira Cuadra, directora del centro de pensamiento.
«La situación de las mujeres se ha agravado que porque se ha reforzado toda la estructura que sostiene esa práctica de violencia hacia las mujeres, también se ha incrementado la desprotección, la inseguridad, la violencia y la impunidad», destacó Cuadra.
Arlen Padilla, investigadora principal del estudio, explicó que para dar protagonismo a las vivencias de las mujeres, la investigación tuvo un enfoque participativo. «Contamos con sesiones de validación del diseño de la investigación, grupos focales y entrevistas a profundidad», mencionó.
Padilla destacó que las mujeres artistas y promotoras culturales han vivido el cierre de espacios y organizaciones sociales, lo que ha coartado su libertad de expresión. «Se les priva de oportunidades económicas y de desarrollo profesional, incluso en el exilio, la precariedad económica dificulta la sustentabilidad de su práctica artística y su sobrevivencia», puntualizó.
El estudio revela que la colaboración y el intercambio de ideas con colegas de confianza es una opción que las mujeres académicas y docentes han encontrado para «mantener viva su labor a pesar de la represión gubernamental».
Por otro lado, las artistas incursionan con nuevos formatos artísticos y la «inclusión de discursos críticos de manera sutil en sus obras les ha permitido desafiar la censura y mantener su voz activa».
«Estos grupos de mujeres se ven activas, participantes y que aportan para la construcción de una Nicaragua más justa, inclusiva y democrática”, concluyó Cuadra.
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