La Asamblea Nacional canceló la personería jurídica a la Academia Nicaragüense de la Lengua, con carácter urgente por los 75 diputados sandinistas y sus aliados; y 16 abstenciones.
La cancelación se dio por solicitud del Ministerio de Gobernación, por supuestamente, incumplir con las leyes de la materia, entre ellas no inscribirse en el registro de «agentes extranjeros».
La Academia de Nicaragua había dicho que estaba «trabajando en la revisión, enmiendas y aportes a la nueva gramática de la lengua española y al diccionario de la lengua española».
También destacó que a lo largo de sus casi 94 años «ha velado por la cultura, educación y desarrollo de la lengua común de los pueblos hispanos».
Ayer la Real Academia Española (RAE) dijo que un comunicado que está preocupada por el cierre de la Academia Nicaragüense de la Lengua propuesto a la Asamblea Nacional de Nicaragua, un hecho que privará de personalidad jurídica.
“La Academia Nicaragüense de la Lengua es una institución fundamental para el cuidado de la lengua que han llevado a su más alto grado de excelencia escritores del país, como los maestros Rubén Darío, Alfonso Cortés, Ernesto Mejía, José Coronel Urtecho, Lisandro Chávez, Ernesto Cardenal o Pablo Antonio Cuadra, entre otros”, dijo la RAE.
“Una labor incansable en beneficio director del pueblo, que es el dueño del idioma, y cumple una función imprescindible en el concierto internacional como parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), a cuyo trabajo mancomunado contribuye de manera ejemplar”, señaló en un comunicado.
La RAE señaló que la Academia Nicaragüense “promueve el idioma común como el mejor instrumento de diálogo, concordia y entendimiento entre los pueblos hermanos”.
Leé Antonia Urrejola: «Muchos presos políticos en Nicaragua corren grave riesgo de salud»
Por último, RAE respaldó y reivindicó “enérgicamente” el “legítimo derecho de la Academia Nicaragüense de la Lengua a servir a sus conciudadanos y a hacer posible la participación de Nicaragua, en términos de igualdad, en la preservación del bien cultural superior tanto de la propia nación como de la comunidad de naciones y pueblos que comparten la misma lengua, hoy patrimonio común de casi seiscientos millones de personas en todo el mundo”.