- Es la hija menor de la famosa campesina amamantando un bebé mientras porta un fusil al hombro.
Orlando Valenzuela
Ángela Yulieski solo tiene 13 años y con tres fulminantes nocaut en sus tres primeras subidas al ring, empieza a abrirse camino al éxito en el difícil mundo del boxeo a como solo ella sabe hacerlo: a puñetazo limpio.
Ángela Yulieski Gutiérrez López estudia segundo año de secundaria en el colegio de la comunidad Empalme Labú, 32 kilómetros al suroeste de Siuna, Región Autónoma del Caribe Sur de Nicaragua, donde vive con sus hermanos y su mamá, doña Blanca López, mundialmente conocida como La Miliciana de Waswalito.
De mirada serena pero rápidos reflejos, la joven gladiadora sigue los pasos de su hermano mayor y a la vez entrenador Darwin, ya retirado de los cuadriláteros, pero ahora metido a formador de nuevos talentos deportivos.
Yulieski sabe que éste es un deporte muy violento, donde puede salir lastimada, sin embargo, está convencida que el box es su principal motivación deportiva.
-Siempre me ha gustado este deporte, desde que estaba niña yo miraba en la televisión como peleaban los boxeadores y me gustó-dice con sencillez la adolescente.
Sobre su futuro, la “cumiche” de la Miliciana es muy positiva y se visualiza como campeona de la categoría mosca, 105 libras, donde empieza a reinar.
– “Quiero seguir hasta donde Dios lo permita, llegar a un punto donde yo pueda decir que he triunfado”-dice sin vacilación la joven boxeadora.
Yulieski está clara que para triunfar en este deporte tiene que hacer muchos sacrificios y no descuidar sus estudios.
-Los entrenamientos son lo más duro, hay que entrenar bastante, cuando uno entrena bien, las peleas son un éxito”-dice con aplomo.
Para reafirmar lo antes dicho, explica que ella sigue una rutina diaria de entrenamiento que empieza desde las primeras horas del día.
– me levanto muy de mañana, hago mis calentamientos físicos, después voy a correr por la carretera, luego regreso a hacer sombras, salto en una llanta y hago mascoteo con Darwin, mi hermano y entrenador, más o menos esa es mi rutina de entrenamiento”-asegura la invicta pegadora de las 105 libras, que ademas de coronarse como boxeadora, sueña coronar la carrera de ingeniería forestal cuando llegue la universidad.
Una escuela de boxeo en una gallera
En el Empalme Labú, el patio de una gallera sirve de campo de entrenamiento para 18 jóvenes que a punta de golpes piensan noquear a la pobreza que agobia a sus familias y de paso darle un motivo de orgullo a su olvidada comunidad rural.
Al frente de esta tropa de deportistas se encuentra Darwin Gutiérrez López, el cuarto hijo de la Miliciana de Waswalito, quien después del trabajo en una empresa agroforestal, imparte clases de boxeo a los muchachos de la comarca que se rijan bajo la regla de alejarse de las frogas, el alcohol y el cigarro.
Darwin tiene 30 años y durante los últimos 14 años se dedicó al boxeo amateur, deporte en el que llegó a saborear la victoria en muchas ocasiones, hasta llegar a obtener el campeonato a nivel municipal y regional en su categoría en un par de ocasiones.
Gutiérrez López refiere que cuando empezó a boxear vivía en una comunidad muy alejada de Waslala y entrenaba cada 15 días, a veces cada mes. En ocasiones llegaba a los eventos y la velada ya había empezado, entonces pasaba directamente, se pesaba, subía al ring, peleaba y regresaba a su comunidad con el miso ánimo con que llagaba.
También cuenta que lo mejor de esa experiencia es que el deporte lo llevó a nunca meterse en drogas.
– “Fue una de las mejores educaciones que he tenido, el boxeo me mantuvo fuera de las drogas, el alcohol, el cigarro y de los problemas, hasta en la actualidad que tengo la oportunidad de transmitir lo poco que aprendí, con el objetivo que los muchachos se superen como atletas y como personas, a los que les aconsejo que además que hagan deporte, que estudien como tarea principal, porque uno no sabe si tendrá oportunidades”- les recomendó.
El mayor logro es alejar a los jóvenes de las drogas
Sin ningún tipo de patrocinio y motivados únicamente por el interés de superación y alejar de los vicios a los jóvenes, Darwin se siente orgulloso de los resultados y está enfocado en preparar nuevos púgiles para llevarlos a participar en la Copa de Boxeo Alexis Arguello, “pero antes tienen que realizar eliminatorias en las comunidades, luego a nivel municipal y regional, de donde se saca a todos los campeones para ir a competir a nivel nacional”-informó Gutiérrez López.
Entre los principales logros obtenidos, el entrenador señala que tiene 3 chavalos que han salido victoriosos en 4 y 5 peleas de forma invicta y una muchacha que lleva tres triunfos al hilo. Advierte, que ya antes había dado clases de boxeo en otra comunidad, donde preparó a varios jóvenes que participaron a nivel nacional, logrando uno de ellos llegar a ser dos veces campeón nacional de su categoría. Cuando participan en torneos nacionales, su escuela se llama Fieras de las Minas. -afirmó.
La única mujer que actualmente tiene es su hermana Ángela Yulieski, invicta en tres peleas. El entrenador dice que ella es muy aplicada y disciplinada en los entrenamientos y por eso ha obtenido triunfos, pero por ser menor de edad él la va puliendo al suave para que adquiera experiencia y le aconseja que no se desespere, que con 13 años tiene chance para pelear de sobra, que no deje el entrenamiento físico y siempre priorice los estudios.
Pelean con calzonetas prestadas
Las limitaciones materiales que tiene esta “escuela” de boxeo son tan lamentables que ni siquiera tiene equipos para entrenar, además de falta de local.
“Solo tenemos dos pares de guantes en regular estado, un sand bag y un par de mascotas, el resto es equipo artesanal improvisado, por ejemplo, utilizamos cuerdas de cabuya para hacer la técnica de pasado y como no tenemos pesas, usamos botellas plásticas, las llenamos de arena y ya tenemos pesas y para saltar usamos unas llantas viejas, las que también nos sirven para hacer abdominales y meterle más ejercicio al cuerpo. Entrenamos en el patio de una gallera que nos prestó el dueño de ese negocio, como no tenemos ring, se ponen cuerdas de nylon y el piso de suelo se acolchona con aserrín para que en caso de caída no se golpee mucho el atleta, es algo rústico-Se consuela Gutiérrez López.
La pobreza no es obstáculo para este pequeño grupo de novatos soñadores, en edades de 9 a 30 años, pues según expresa su propio entrenador, con ingenio se resuelven las limitaciones: “Como los muchachos no tienen recursos para comprarse su equipo de práctica, practican con las dos calzonetas que tengo, que son especiales para boxeo y cuando hay peleas, con las mismas pelean todos, cuando termina una pelea se la quita y se la pone el otro y así, con la misma calzoneta pelean todos, los muchachos no reniegan de eso, porque saben que eso es lo que tenemos – expresa el entrenador.