Redacción / IP Nicaragua
La basura, las instalaciones de bombas de riego, el despale y la falta de amor por los
recursos hídricos está provocando la agonía del río La Flor, considerado el más grande en el departamento de Carazo en Nicaragua.
El populoso río pertenece a la ciudad de Diriamba, municipio de Carazo, y está ubicado a 32 kilómetros del centro de la ciudad.
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Por décadas ha sido una fuente de apoyo para los lugareños, quienes al no tener agua potable constantemente suelen lavar sus ropas en el lugar.
Pese a que por muchos años han intentado mantener su caudal, todo ha sido imposible, debido al alto grado de contaminación de parte de visitantes y habitantes de la misma comunidad.
Alejandro Murillo, quien se encontraba lavando su ropa debajo del puente del río, explicó que la problemática la han denunciado ante las autoridades municipales desde hace años.
“Da tristeza venir, cada día hay más estrechos de tierra que de agua, los dueños de las empresas meloneras y de cañales cuentan con permisos de las autoridades para que estén sacando el agua del río por medio de bombas”, dijo Murillo.
Basureros clandestinos
Dos basureros clandestinos y las heces de animales también representan un problema, provocando que emanen malos olores y se reproduzcan las moscas.
A medida que el caudal del río La Flor se arrala, sobresalen más las partes áridas, problemática que está causando que muchos ganaderos aledaños a la comunidad lleven a sus ganados a tomar agua del río.
Para Herlinda Moncada, quien ha vivido más de 50 años frente al río, la situación es bien difícil, ya que nadie está cuidándolo y más bien están ayudando a que poco a poco deje de existir.
“No es ni la mitad de lo que yo conocí, este río era bien caudaloso, limpio, daba gusto ir a lavar la ropa, ahora es una cochinada, agua revuelta con orines y excremento de vacas, perros y cerdos, como ahora hay más espacios la gente deja que los animales anden sueltos por el río, ésto también es parte de la contaminación”, añadió Herlinda.
Campañas de limpieza
Muchas de las campañas de limpieza han sido fallidas, debido a la falta de apoyo y mano de obra que ayuden a recolectar la basura de la cuenca del río.
El exceso de basura y aguas negras provenientes de las ciudades de Jinotepe, Dolores y Diriamba, están provocando la contaminación del río y su poco caudal.
Pese a que existe la Ley 559, Ley especial de delitos contra el Medio Ambiente, donde se impone una serie de sanciones contra quienes dañen los ríos, es hasta la fecha y no se tienen registros de personas que paguen por este delito.