Cuatro horas se hicieron cortas para que el preso político Miguel Mendoza y su hija Alejandra, de 8 años, pudieran compartir y abrazarse nuevamente en la temida cárcel de la Dirección de Auxilio Judicial, «El Chipote».
La visita, según Margin Pozo, esposa de Mendoza, ocurrió de forma sorpresiva pues su hija “llegó a pensar que Dios se había olvidado de ella en Navidad”.
«Papi, necesitas comer más. Se te sienten los huesitos», dijo Alejandra a su padre en la segunda visita permitida en esta Navidad.
“En este proceso tan difícil, doloroso e injusto hemos aprendido a vivir en fe y dejar todo en las manos de Dios. Podemos compartir que sí ha escuchado nuestras oraciones, ha sido testigo de nuestro sufrimiento y más el de una niña, que en estos 18 meses, solo había pedido un abrazo de su padre”, escribió Pozo en la cuenta de Facebook de su esposo.
Familiares de los presos políticos del régimen de Daniel Ortega pudieron ver a sus parientes este pasado 24 y 25 de diciembre en una visita especial con motivos de las fiestas navideñas, según un comunicado emitido por la Policía Nacional.
Miguel Mendoza compartió con otros familiares
De acuerdo a la nota de prensa, los reos de conciencia pudieron ver a sus hijos menores de edad durante esta visita, una demanda constante de los familiares de estos y las organizaciones que luchan por su libertad y el respeto de sus derechos.
Esta fue la visita número 13, que permitió el régimen después que autorizó una visita el pasado 7 y 8 de diciembre, por la celebración de la Purísima Concepción de María.
Margin Pozo aseguró que además de ver a su hija, Miguel también pudo ver a sus cuatro hermanos y un sobrino, quienes lo miraron por última vez el 14 de junio de 2021.
“Ya imaginarán cómo se sintió Miguel. Estaba sorprendido al verlos y contento a la vez”, aseguró.
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Alejandra, según su madre, se sintió la niña más feliz del mundo al poder compartir con su padre y le dijo muchas veces: “Papi, estoy emocionada, no puedo creer que estamos juntos nuevamente. Mi corazón está feliz, está palpitando muy rápido. ¡Te amo papi! Quiero te vayas conmigo. No quiero dejarte aquí”.
Alejandra prometió no llorar
A diferencia de la visita del pasado 7 de diciembre Alejandra salió más optimista y con la confiaza que la visita se repetirá este fin de año.
«Papi, esta vez no voy a llorar cuando me vaya, porque te veré el 31 (de diciembre)», dijo Alejandra antes de despedirse.
Margin aseguró que el preso político Miguel “les envía muchos saludos y agradecimiento por acordarse de él y mostrar solidaridad con Alejandra.
Desea que en estas fechas especiales puedan abrazar o tener comunicación con sus seres queridos. Y que ora por cada uno de ustedes, para que en su mesa no les falten los alimentos.
También aseguró que “les envía un fuerte abrazo a sus colegas periodistas independientes”.
Suyen Barahona recibe llamada de su hijo
La presa política Suyen Barahona, después de un año y medio, logró hablar con su hijo vía telefónica, según informaron familiares de la rea de conciencia.
Además pudo ver fotos del menor y recibió una carta. «Fue un momento esperado por ambos», se lee en un comunicado emitido.
«Durante la visita hubo un trato respetuoso, que esperamos siga siendo la práctica diaria y que la comunicación continúe fluyendo, según derecho, y para bienestar del niño.
Otros presos políticos también recibieron visita
Esta visita «especial» que el régimen concedió a los presos políticos en la que lograron encontrarse, nuevamente, con sus hijos menores de edad, ocurrió después de 17 días de la primer visita autorizada el pasado 7 de diciembre.
Las organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales siguen demandando la liberación sin condiciones de los presos políticos en Nicaragua.