Niñas y adolescentes convertidas en madres: un plan para frenar los embarazos no intencionales

En 2020, la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que Trabaja con la Niñez y la Adolescencia (Codeni) presentó un informe en el que detalla que cada día cinco niñas de entre 10 y 14 años que fueron abusadas sexualmente quedan embarazadas en Nicaragua.

Redacción / IP Nicaragua 

Ana es una joven de 18 años y convive con un joven un año mayor que ella. Brayan, el hijo de ambos, cumplirá este agosto tres años. La llegada de su hijo truncó la oportunidad para que pudieran continuar con sus estudios secundarios, pues los padres de Brayan no tuvieron información adecuada y acceso a métodos anticonceptivos eficaces.

Pese a que Ana vive a solo 25 kilómetros de Managua en la comunidad Las Enramadas en Ticuantepe, un municipio  que cuenta con el hospital primario «Amistad México-Nicaragua», además de un centro de salud, la información sobre anticonceptivos nunca llegó a ella. El padre de su hijo, proviene de una comunidad de San Rafael del Sur donde tampoco recibió la información adecuada.

Ana quedó embarazada a los 16 años del joven que recién había conocido en la red social de Facebook.

Entre los motivos por los que muchas adolescentes quedan embarazadas están la falta de información o de oportunidades, la voluntad propia, las expectativas sociales y también la violencia sexual, coinciden algunas especialistas en el tema.

«A él lo conocí por Facebook. La primera vez que tuvimos relaciones sexuales no pensamos en nada de métodos anticonceptivos. Ahora él vive conmigo aquí en la casa de mis papás que nos dieron un pedacito del terreno de ellos y ahí hicimos un cuartito. Yo no conocía de ningún método anticonceptivo, pero ahora sí», insiste la joven que todavía se sonroja al hablar del tema.

La hermana menor de Ana, tiene 17 años y ya es madre de una niña. Mientras que su otra hermana de 14 años salió de su casa para irse a vivir con un «muchacho del barrio». Los padres de Ana, en la actualidad tienen 34 años y «se juntaron» cuando ambos tenían 16 años.

Muchas madres adolescentes, así como Ana, se ven forzadas a abandonar la escuela. Las adolescentes, en otros casos suelen aislarse, no pueden insertarse en el mercado laboral, ni plantearse otro proyecto de vida.

«Aquí para transformar las realidades de las niñas adolescentes, de las mujeres adultas, se necesita educación a toda la sociedad, dejar esos tabús sobre la sexualidad, porque la información es poder y el poder hace que las sociedades protejan a las niñas, protejan a las adolescentes», explicó Maryce Mejía, coordinadora de la Red de Mujeres contra la Violencia.

Las niñas y adolescentes deben recibir información sobre reproducción sexual y métodos anticonceptivos. Foto IP Nicaragua.

Otra forma de violencia

El pasado primero de agosto, el Ministerio de Salud (Minsa) informó sobre la muerte materna de una menor de 13 años. La menor, originaria de la comunidad La Quinta en el municipio Laguna de Perlas, ubicado en la Región Autónoma Caribe Sur (RACS) de Nicaragua murió por una hemorragia posparto tras dar a luz a una bebé que de inmediato fue trasladad al hospital de Bluefields.

La menor cumpliría 14 años el próximo 14 de octubre y apenas había culminado el cuarto grado de primaria. El Grupo Venancia, una organización de Matagalpa que trabaja por el desarrollo personal y el cambio social, sostiene que el sentido común indica esta niña de 13 años fue «abusada y embarazada a los 12 años», porque ninguna niña de esa edad tiene el «desarrollo integral para consentir una relación sexual, y mucho menos decidir convertirse en madre».

Aunque es un hecho que las chavalas comienzan su vida sexual cada vez más jóvenes, se estima que en Nicaragua se lo hacen a los 16 años, señala una nota publicada por el Grupo Venancia.

«No es que seamos poco crédulas de que no comienzan pronto las relaciones. Sabemos que así es y lo hacen con pocos conocimientos y herramientas para decidirlo de manera responsable, pero el punto es que siempre se cuestiona a la chavala y no se sabe nada de quién es la contraparte: hombres adultos o mayores que ellas, quienes, según nuestra legislación cometen un delito», manifestó Matamoros.

El Código Penal de Nicaragua es claro y señala que toda relación sexual con una persona menor de 14 años, sea que resulte o no embarazada, y aún cuando la menor declare o diga que lo hizo con su consentimiento, es catalogado como delito de violación.

«En Nicaragua la frecuencia y gravedad de la violencia en contra de las niñas y adolescentes alcanza niveles de epidemia, cada año centenares de niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual».

Belky Reyes, Red de Mujeres del Norte Ana Lucila.

Para Belky Reyes, de la Red de Mujeres del Norte Ana Lucila, la situación vivida por la menor contrasta con todos los instrumentos jurídicos nacionales e internacionales de los cual es parte.

«Hay ratificaciones de estos acuerdos, de estos tratados, y a nivel internacional el país ha ratificado los principales convenios sobre derechos humanos, entre ellos tenemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la convención sobre la eliminación sobre todas las formas de discriminación contra la mujer», manifestó Reyes.

En 2020, la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que Trabaja con la Niñez y la Adolescencia (Codeni) presentó un informe en el que detalla que cada día cinco niñas de entre 10 y 14 años que fueron abusadas sexualmente quedan embarazadas en Nicaragua.

«Es doloroso escuchar que una niña de 13 años, que debería estar jugando el 30 de julio falleció como consecuencia de un parto natural y que hay muchas razones y circunstancias detrás de esta muerte», mencionó Reyes.

De acuerdo con las expertas, el embarazo no intencional en la adolescencia está relacionado con situaciones de vulnerabilidad familiar y social; la desigualdad de género y la práctica sexual sin el uso de métodos anticonceptivos o consecuencia de situaciones de violencia sexual.

«Centroamérica presenta la cifra más alta a nivel mundial de niñas embarazadas y Nicaragua es el primer lugar. El embarazo y maternidad en adolescentes con los contextos de pobreza, exclusión, la falta de condiciones para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, ausencia de medidas de protección ante situaciones de riesgo», señaló Reyes.

La clave está en la información

En el sector del balneario de Pochomil, en el Pacífico de Nicaragua, Fundecom, una organización comunitaria que trabaja en promoción, protección y defensa de derechos de niñas, adolescentes y mujeres impulsa un proyecto denominado «Empoderada autogestiono mis derechos» en el que 40 adolescentes organizadas y empoderadas asisten con información a otras niñas y adolescentes.

«Según lo que ellas cuentan es que son las únicas niñas que no se han ido con hombres a temprana edad, sus amigas han sido vulneradas y se han ido con hombres, pero lo importante es fortalecer los liderazgos en estas niñas», explicó Mejía a IP Nicaragua. 

  1. Acceso a la información: El dato o la información que se suministre a las adolescentes debe ser de «calidad» y «eficaz».
  2. Acceso a los métodos anticonceptivos: Usualmente en los centros públicos son gratuitos y está comprobado por la ciencia que son efectivos para evitar un embarazo y deben otorgarse de acuerdo a la particularidad de cada mujer.
  3. Organización comunitaria: La apertura de talleres, capacitaciones, campañas de sensibilización dirigido a niñas y adolescentes para que tengan el acceso a la información. Es una muy buena oportunidad para ofrecer charlas a las madres y padres de familia. «Está demostrado que las redes de apoyo, el apoyo familiar, las madres como referente de confianza si tienen mayor información protegen más a sus hijas y se evita que se expongan a relaciones forzadas, embarazos forzados», apuntó Mejía.
  4. Personal de Salud capacitado: Es necesario capacitar a profesionales de la salud «sensibles» en las necesidades de los adolescentes. «Se han evidenciado casos de adolescentes que van a pedir alguna información y son maltratadas», mencionó Mejía.
  5. Orientación en las escuelas: Los docentes deberían impartir «información de calidad» partiendo de las edades de las niñas, es decir brindar información adecuada a su contexto, porque no es lo mismo una niña de una zona rural que una niña de una zona urbana.
  6. Organización interinstitucional: Las organizaciones de la sociedad civil hacen un rol muy importante para la erradicación de los embarazos forzados y las uniones tempranas.

Para Mejía el Estado de Nicaragua debería estar respondiendo con un plan en el que se involucre a la familia, al Ministerio de Salud y de Educación.

«Para mí estas son las claves donde el Estado también debe destinar recursos específicos para esto, porque hemos visto que los Ministerios de Salud se están cayendo, no hay infraestructura siquiera y lo que están haciendo es construyendo casas maternas donde un montón de niñas llegan a esas casas solo a parir, pero ahí debería estar la prevención», puntualizó Mejía.

 

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